El alcalde de Nafarroa bai, Peio Gurbindo, lo ha tenido claro a la hora de solucionar la exhuberancia y profusión de banderas en los plenos de su ayuntamiento. Para evitar la confusión, ha ordenado quitar todas menos la ikurrila. Así, la fuerza pública ha retirado todas las banderas del pleno menos la de la de otra comunidad autónoma. Insistimos en que el partido al que pertenece este alcalde, paradójicamente, pertenece a un partido cuyo nombre es Nafarroa Bai.
Otra forma de analizar el asunto es que han desaparecido todas las banderas del pleno menos la que ostentaba ANV. Es decir, han sido retiradas todas las banderas cuya retirada no suponía una amenaza. La violencia prospera en un entorno poliétiko.
La cuestión de la presencia de la ikurriña en Villava se remonta a 1977, cuando un referéndum aprobó la presencia de la bandera. La escasísima participación, sin embargo, provocó que sólo el 27% de la población la aprobara. El resultado sin embargo carece de importancia, cuando no es acerca de la bandera de su propio municipio sino acerca de la bandera de toda la comunidad foral acerca de lo que pretendían decidir ellos solos.
Berriozar, la última de Xavier Lasa.
Otro alcalde de Nafarroa Bai, Xabier Lasa, ha decidido crear un censo con los vecinos que hablan vascuence y los que no. Aunque la iniciativa se justifica con fines informativos y estadísticos, obviamente da un paso más allá, al marcar a toda la población no euskaldún con nombres y apellidos. Xavier Lasa ya se hizo conocido en anteriores demostraciones poliétikas, como cuando concedió para sus actividades a los verdugos de Francisco Casanova la escuela que lleva su nombre. Aquella macabra actuación llevó incluso a la AVT a estudiar la posibilidad de interponer una querella por un delito de humillación a las víctimas.