No hace ni un mes que Txentxo Jiménez, ahora hipotético número dos de un hipotético gobierno tripartito, fue condenado a pagar una multa de 2.000 euros por una falta contra el orden público . Todos pudimos ver las imágenes del parlamentario nacionalista sumándose a un tumulto, forcejeando con la Policía Foral para estorbar la detención de un manifestante hasta que él mismo fue detenido, o al menos eso intentó la policía.
La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, establece que el diputado se opuso “resueltamente a su detención”, y que “
se acreditan algunos golpes y codazos leves” a los policiás, aunque “sin causar daños o lesiones, con intención de liberarse más que de agredir”. El tribunal condena finalmente al señor Jiménez porque “el acusado ha dificultado e impedido el servicio de unos agentes de la Policía Foral en el ejercicio de sus funciones, en un momento de gran tensión”. Sería paradójico que, en unas pocas semanas, de ser condenado por entorpecer a los policías forales propinándoles golpes y codazos, pasara a convertirse en su jefe. Conscientes de que éste es el tipo de gobierno que se estaría pactando en Navarra, y que éste sería el tipo de gobierno que habría que vender en el resto de España, normal que líderes como Rubalcaba se opongan al pacto.