Escribo esta carta para expresar de alguna manera mi decepción especial y particular por las declaraciones estos días de María Caballero y su hermano Javier, hijos ambos de Tomás caballero, en la memoria de todos por su salvaje asesinato a manos de los pistoleros eusko fascistas de la ETA. Javier Caballero, parece ser, es uno de los puntales de Sanz en su estrategia rupturista. María Caballero, por su parte, dice que UPN se encuentra ahora “amenazado por el PP, por un lado, y por el PSOE, por otro”. Pues me entristece y decepciona que piense así. Porque hace poco más de un año, hay que ver cómo pasa el tiempo y cómo falla la memoria, yo me manifestaba a su lado (supongo que allí estaba) por las calles de Pamplona. Y los que ahora dice que son equidistantes por el otro lado, nos llamaban mentirosos y negociaban el futuro de Navarra con la ETA en Loyola. La misma ETA que mató a su padre. Y ahora resulta que quienes queremos ver a UPN y al PP juntos (como en aquella manifestación) somos equivalentes a los partidarios del proceso-trampa, que pretendía vender a las víctimas, y que sobramos y que somos una amenaza. Yo creo que los que estuvimos con vosotros en aquellas circunstancias, no merecemos ahora este maltrato, independientemente de con quién pacte UPN. Y voy a decir más. Creo que no lo mereceríamos aunque quienes simpatizamos con el PP no sacáramos en Navarra ni un escaño. No creo que el respeto sea cuestión de escaños. Haced lo que consideréis oportuno, pero no merecemos este desprecio. Y por cierto, ahora empiezo a entender porqué al final de la manifestación sonó el himno de Navarra pero no sonó el himno nacional, algo que muchos echamos en falta.