El capitalismo es una amenaza para el acceso universal al agua, la energía, el transporte, las comunicaciones, la sanidad, la educación y la vivienda. Hay que pagar muchos impuestos para que las cosas funcionen. El liberalismo económico hace que la gente deje de tener acceso a todos estos servicios allí donde los tiene. Y donde no los tiene, evita que los tenga. Basta con repasar un mapa para comprobar que los países donde mejores servicios, transporte, sanidad y comunicaciones disfrutan los ciudadanos no son países capitalistas.
Esas malvadas empresas.
Que las empresas instalen fábricas e inviertan en los países en vías de desarrollo es algo extremadamente perjudicial para que estos prosperen y escapen del subdesarrollo. Mejor tenerlo claro desde pequeños. En Navarra tenemos la Volkswagen como ejemplo. El manual señala a los causantes del problema pero también a quienes pueden solucionarlo con su política alternativa. Nótese el cartel del sindicato LAB que ilustra el texto.
Estudiar el pasado para evitar que volvamos a cometer los mismos errores.
Breve descripción para menores del mayor y más sanguinario régimen totalitario de la historia: “En 1917 otra revolución, en Rusia, derrocó a los zares, devolvió al pueblo el poder e instauró un régimen de igualdad y libertades colectivas que se llamó socialismo”. Frecuentemente se ha negado la existencia real de este texto en los libros de EpC, pero aquí lo tenemos.
Los países del Tercer Mundo no pueden pagar los artículos de primera necesidad que les venden los países ricos, porque los pobres no tienen más que oro, petróleo y diamantes para pagarlos. Lo dice el manual.
Dejamos a su juicio sentenciar si estos contenidos que les venimos mostrando pueden considerarse ideológicamente neutros, se limitan a explicar la Constitución y los derechos humanos, o sólo pueden ser rechazados por ultracatólicos furibundos. Pero aún hay mucho más, y naturalmente se lo seguiremos enseñando. Puede que su hijo estudie un libro que, aún, no incluya este tipo de contenidos. Pero una vez implantada la asignatura, pregúntese a sí mismo quién le defiende o qué le separa de este tipo de contenidos.