“Que nadie tenga ninguna duda, ya hay un consenso amplio de dónde se sitúa el origen de la crisis: en EEUU y las hipotecas subprime”. José Luis Rodríguez Zapatero
“Igual que la caída del muro de Berlín supuso el fin del Comunismo en 1989, la caída del sistema financiero en EE.UU va a suponer la caída del neoconservadurismo en todo el mundo”. José Blanco.
“Han caído las proclamas de decir que cuanto menos regulación, mejor”. José Luis Rodríguez Zapatero.
Comoquiera que las anteriores citas establecen los cauces de reflexión de la mayoría de los medios, podría resultar oportuno contrastar esta línea de pensamiento con la que, de forma totalmente opuesta, ha expresado por ejemplo el Wall Street Journal.
El prestigioso diario económico, establece en el origen de la crisis causas muy distintas de las que en dos tardes hayan podido establecer Blanco y Zapatero.
The Community Reinvestment Act (Ley de reinversión en la comunidad).
Como decíamos, se trata de una ley aprobada por Carter en 1977 y ampliada por Clinton en 1995. En ambos casos se trata de presidentes demócratas. Esta norma establecía una especie de “ley de paridad”, en virtud de la cual los bancos tenían que cumplir con un mínimo de préstamos respecto a colectivos pobres que habitualmente no tenían acceso al crédito. Se generaba así una deuda de poca calidad a través de la regulación y la intervención del estado. La deuda "subprime", eso sí, era entonces una deuda progresista.
Fannie Mae y Freddie Mac.
Estas dos entidades semipúblicas representaban alrededor del 50% de las hipotecas en los EEUU. Gracias al respaldo de la Administración, se dedicaban a comprar deuda que, al convertirse en suya, podía revender a un interés más bajo debido precisamente a ese respaldo. El Wall Street Journal no duda en calificarlas como el megaturbo de la burbuja de crédito.
La Reserva Federal.
El motor y la clave de la burbuja, sin embargo, es el intervensionismo de la Reserva Federal, el equivalente estadounidense al Banco Central Europeo. El origen de la crisis financiera es sin duda el crédito fácil, el dinero infinito. Desde hace una década, y especialmente entre el 2003 y el 2005, la Reserva Federal mantuvo los tipos de interés artificialmente bajos, estimulando el crédito y desincentivando el ahorro. Sus permanentes inyecciones de liquidez fueron el combustible necesario para el desarrollo de la burbuja inmobiliaria. No hubo crisis que no se superara inyectando más y más liquidez al sistema, desde el LTMC en el 98 hasta el estallido de la burbuja puntocom o el ataque terrorista a las Torres Gemelas. Las entidades financieras pronto descubrieron que la mejor manera de aumentar sus beneficios era ofrecer créditos dudosos que, por ello, ofrecieran un interés más alto. Tal práctica no resultaba un problema mientras la burbuja siguiera creciendo. Algo parecido vivimos en España, con créditos que financiaban el 120% de la compra de un inmueble con una cuota que representaba el 50% o más del sueldo del comprador. Claro que, como todo el mundo sabe, en España no existen las hipotecas subprime. Esta situación, sin embargo, no ha sido un fenómeno natural, sino resultado de una política monetaria muy concreta. Al menos en este caso, la mano que movía el mercado no era en absoluto invisible.
Por lo demás, es evidente que la actual crisis tiene algo que ver con los EEUU, como también tiene algo que ver con los EEUU, para bien y para mal, toda la prosperidad anterior de los últimos 20 años. Nadie duda quién es la locomotora del mundo. El problema ahora es si la solución a una crisis creada por el intervencionismo y el exceso de liquidez se solucionaría con más intervensionismo y más liquidez. O si lo que el mundo está digiriendo ahora es precisamente una sobredosis.