“De estar pidiendo un imposible, el voto abiertamente a favor de los PGE, nos hemos metido dentro de lo posible”. Tal es la interpretación congruente con lo anterior de un dirigente de UPN.
Ordago a Rajoy.
La jugada, por tanto, estaría ya planteada. El acuerdo entre socialistas y regionalistas se encontraría en una avanzada fase de concreción en su vertiente política, a expensas de que luego se concretara en su vertiente económica y presupuestaria. Éxito evidente para Roberto Jiménez, convertido de la noche a la mañana en el hombre bajado de la montaña capaz de abrir las aguas entre UPN y el Partido Popular.
Queda por ver, sin embargo la reacción de Rajoy al órdago de UPN. El firme convencimiento personal de Sanz, según quienes conocen el estado de las relaciones, es que Mariano Rajoy nunca se atrevería a ser quien rompiera el pacto UPN-PP si UPN se separara del PP en la votación de los Presupuestos Generales del Estado. No al menos si lo hiciera absteniéndose. Tal es la fuerte convicción de un Sanz al que otras fuentes, conscientes del rechazo generado en el PP por esta maniobra, califican como “aprendiz de brujo”.