El sentido del voto de UPN respecto a los Presupuestos Generales del Estado será el momento decisivo en el cual, finalmente, se revele si –como piensan muchos sectores- todas las declaraciones de Sanz han sido una escenificación o realmente existe una apuesta firme por votar distinto de lo que vote el PP.
El órdago de Sanz.
Según nos han revelado algunas fuentes, lo que Miguel Sanz estaría propugnando en las conversaciones que mantiene con su entorno sería la abstención de UPN. Esta sería la forma de devolver al PSOE/PSN el favor de que ellos a su vez se abstuvieran a la hora de votar los Presupuestos en Navarra. En su particular pulso con el PP, como han demostrado las declaraciones de María Dolores de Cospedal, Sanz ya ha conseguido imponer su criterio de que UPN tiene autonomía para negociar directamente con el PSOE los Presupuestos Generales del Estado. Sanz habría expresado en su entorno la convicción de que Mariano Rajoy no se atrevería a romper el pacto con UPN en ese supuesto. De esta manera se salvarían tanto el acuerdo con el PP como la aprobación de los Presupuestos para Navarra.
Factores que Sanz no controla.
La táctica de Sanz, sin embargo, cuenta con factores que escapan de hecho a su control. El primero de ellos es Mariano Rajoy. Sanz estaría dando por hecho que la reacción del líder del PP no sería romper el pacto con UPN. Tenemos noticias, sin embargo, de que frente a la imperturbabilidad externa que exhibe el PP las aguas bajan agitadas en Génova, y si esta agitación no afecta al propio Rajoy, sí al menos al entorno de Rajoy. Otro factor imprevisible, aunque sería lógico pensarlo, es si Roberto Jiménez permitirá la aprobación de los Presupuestos que presente UPN aunque UPN no vote con el PP. De hecho, el tercer factor es si al final Solbes siquiera va a llamar o no a UPN cuando la semana que viene se inicie la ronda de contactos previa con los partidos. Al parecer, que se produzca esa consulta depende de una llamada previa de José Blanco.
La abstención del PP resolvería el problema.
No tenemos ningún dato que nos permita apuntar siquiera que el PP pudiera estar considerando esta tesis. Lo cierto es que resolvería muchos problemas. Por un lado, existe un amplio consenso en el sentido de que los dos grandes partidos nacionales deberían alcanzar algún tipo de acuerdo para afrontar la crisis. Por otra parte, el PP podría vender su abstención como un acto de moderación y responsabilidad institucional en un momento complicado. Paralelamente, absteniéndose podría mantener el discurso crítico de que no son sus Presupuestos ni los Presupuestos que necesita España, y que si no se ha votado en su contra es sólo porque sería aún peor no tener Presupuestos o pactarlos con formaciones radicales. Finalmente, decidiendo el PP votar lo mismo que UPN, se resolvería por sí misma la crisis con la formación regionalista. Sanz, incluso, a tenor de la resolución del Comité Ejecutivo de UPN podría presentarse como el impulsor de la jugada.