Frente a una situación de este tipo, si el afectado puede hablar o toser, significa que la obstrucción es parcial. En estos casos, es mejor no interferir con los propios esfuerzos de la persona afectada por expulsar el cuerpo que produce el atragantamiento ni golpearlo en la espalda. Si el sujeto no puede respirar en absoluto y sigue consciente, la medida más utilizada es la llamada maniobra de Heimlich. Esta técnica consiste en abrazar desde atrás a la persona atragantada, colocando el puño justo por debajo del diafragma, presionando con él mediante contracciones cortas, fuertes y secas, tal y como muestra el siguiente video. El objeto de la maniobra es forzar la salida brusca de aire de los pulmones, como haría la tos, para despejar la obstrucción.