En la alucinada lógica etarra, no es lo mismo contar su propia historia narrando la muerte de un guardia civil que el asesinato de una niña vasca de 22 meses. Es por ello que ETA siempre ha tratado de ocultar a su primera víctima y nunca ha reivindicado su primer atentado. Un primer atentado que retrata perfectamente a la organización terrorista.
Los datos, sin embargo, apuntan claramente a la autoría de ETA en el asesinato de la pequeña María Begoña Urroz Ibarrola. La pequeña fue devorada por las llamas tras hacer explosión un artefacto explosivo en la estación de Amara (San Sebastián). Otros artefactos explosionaron en otras estaciones causando sólo daños materiales. Actos similares a estos los hemos visto reproducidos cientos de veces a lo largo de la historia criminal de ETA.
Curiosamente, una de las personas que se interesó por este atentado, investigó sus circunstancias e incluso escribió un artículo abonando esta tesis, fue el socialista posteriormente asesinado por la banda Ernest Lluch.