La propiedad de las Bardenas.

Las Bardenas Reales, como su propio nombre indica.

Una pequeña incursión en la historia nos obliga a remontarnos hasta el siglo IX y la Reconquista, cuando las Bardenas Reales se convirtieron en tierra fronteriza entre los reinos cristianos y los territorios sometidos al Islam. La cesión de las Bardenas para el pasto de los rebaños, u otros aprovechamientos, fue utilizada en aquella coyuntura como una forma de premiar los méritos de guerra, renumerar otros servicios prestados a la corona o atraer habitantes a los pueblos reconquistados.

Con la incorporación de Navarra al Reino de Castilla, los aprovechamientos no experimentaron cambio alguno. Simplemente las Bardenas pasaron de ser patrimonio del Rey de Navarra a ser patrimonio del Rey de Castilla. En 1705, los congozantes abonan a Felipe V la cantidad de 12.000 reales de ocho a cambio de la cesión perpetua del goce de las Bardenas Reales.

Nafarroa Bai, la apisonadora.

El domingo pasado, Diario de Noticias calificaba la situación legal de las Bardenas como de “laberinto jurídico”. Nafarroa Bai, sin embargo, intentó la semana pasada pasar como una apisonadora por encima del laberinto, aplastando los intereses de los municipios riberos congozantes. La propuesta de Nafarroa Bai pretendía que el Gobierno de Navarra se declarara titular del territorio, y lo inscribiera en el Registro de la Propiedad efectuando de hecho una suerte de expropiación, en virtud de la cual las Bardenas Reales se convertirían en “inmueble indivisible y de carácter comunal”. Dicha medida arrebataba la titularidad a los vecinos, acababa con los 680 millones de pesetas de renta que perciben anualmente, y ni siquiera eliminaba la posibilidad de que el polígono fuera expropiado a su vez por el estado, para seguir utilizándolo como campo de tiro.

Los congozantes se proclaman titulares.

Lo cierto es que, en el contrato de arrendamiento firmado en 2001 entre Defensa y la Junta de Bardenas, uno de los puntos hacía referencia precisamente al reconocimiento de la propiedad a favor de la Comunidad de Bardenas. En ningún momento se contemplaba una hipótesis distinta a que no fueran los congozantes quienes ostentaran la titularidad del polígono. Por otra parte, que el Gobierno de Navarra se declarara titular del dominio tampoco impediría que los congozantes pudieran arrendar el uso al Ministerio de Defensa. A fin de cuentas, si la propiedad es del estado ello no ha impedido que haya tenido que pagar por su uso, que corresponde a los congozantes. La Célula Real del 14 de abril de 1705, concede a las comunidades congozantes el “goce de las referidas Bardenas Reales perpetuamente”. Es por ello que la pretensión de Nabai no sólo era arrebatar la titularidad, sino incluso el derecho a su goce salvo para usos agropecuarios. El perjuicio económico para las localidades de la zona es más que evidente.

En 1979 el propio estado se planteó mediante un Real Decreto ceder la titularidad del polígono, y naturalmente también entonces era la Comunidad de Bardenas la beneficiaria de aquella cesión. Curiosamente, el decreto fue recurrido por otro motivo por la Agrupación Sindical de Cultivadores, con José Antonio Gayarre a la cabeza cuando aún no era presidente de la Junta de Bardenas. El Tribunal Supremo declaró nula la cesión por un defecto de procedimiento, sin entrar en el fondo de la cuestión.

La ministra de Defensa, Carme Chacón, ya ha reconocido que la titularidad de la propiedad formará parte de la actual negociación, y que podría resolver el conflicto de forma definitiva a favor de los municipios.

Patxi Zabaleta contra la Corona de Castilla.

En su intervención en el Parlamento defendiendo la moción de Nabai, Patxi Zabaleta argumentó que las Bardenas siempre fueron territorio de la Corona navarra y que su dominio sólo pasó a manos españolas “tras su suplantación por la Corona de Castilla”. Desde este punto de vista, sin embargo, lo cierto es que habría que tener en cuenta que la dinastía real navarra perduró al norte de los Pirineos hasta muchos años más tarde, dándose la circunstancia de que el último rey de la Baja Navarra (Enrique III) se convertiría en rey de Francia. Desde el punto de vista de Zabaleta no sólo las Bardenas Reales, sino toda Navarra podría ser legítimamente una posesión… ¿de Francia?

Respeto a la propiedad en función de la afinidad ideológica.

Cabe albergar la duda, finalmente, de si fuerzas como Nafarroa Bai discutirían la titularidad de los municipios si el uso del polígono no fuera como campo de tiro del Ejército español. Y si presentaría iniciativas de este tipo en caso de que no se renovara el contrato. Y si por tanto el intento de arrebatar la titularidad a los municipios no tiene en el fondo un motivo jurídico, sino que se basa en que la voluntad mayoritaria de esos 22 municipios no coincide con la que Nafarroa Bai quisiera que fuera. Por lo que trata de forzarla.

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