Entre la bioenergía y la diversidad del reyno turístico no sería mala cosa que Navarra se fuera haciendo un hueco en el panorama mundial en defensa de la biodiversidad amenazada.
Si tenemos en cuenta que tan solo cuatro plantas: trigo, arroz, maíz y patata, cubren la mitad de las necesidades dietéticas de la humanidad entera podremos entender cómo los riesgos mundiales del empobrecimiento biológico -y gastronómico- son grandes.
Lo curioso es que -todavía- existen en el Planeta millares de especies vegetales aptas para el consumo humano. Navarra, tierra de huerta y de regadíos, de Mejana y semanas de la verdura podría llegar a ser un referente mundial en la promoción e investigación en cultivos alternativos a los cuatro mencionados.
Brindo la ideica a quien se quiera presentar al concurso internacional de ideas para el proyecto del parque de Aranzadi. ¡Quién sabe! Si durante décadas Navarra fue conocida y reconocida por los “ladrillos” legislativos de la editorial Aranzadi a lo mejor ha llegado el momento de exportar otro tipo de “hojas”, como las de la lechuga “crispilla”, por ejemplo.
Jerónimo Erro