Como mínimo, es un pensamiento que como mera posibilidad ya constituye una prueba moral para los afectados que, conscientes de que su cargo en una institución puede depender de la línea editorial en la otra, aún así han de mantener su capacidad de criticar a quien puede destituirles. A Navarra Confidencial le consta que, el mero hecho de que se dé esta situación, ya está provocando preocupación. Lo cierto es que el carácter semipúblico de la Caja, la designación política de sus órganos de gobierno, la participación de la Caja en muchas empresas privadas a través del Grupo Corporativo Empresarial de Caja Navarra (Corporacción CAN), y finalmente la doble condición de miembro del consejo de una empresa privada y del órgano de gobierno de la CAN al mismo tiempo (en calidad de “representantes de Instituciones de Relevancia Económica, Social o Cultural General”, según rezan los estatutos de la CAN), permite al gobierno de Navarra por medio de la Caja un importante grado de intervención en el mundo económico y empresarial. Independientemente de que el gobierno decida hacer uso o no de esa capacidad de intervenir, ya el hecho de que disponga de esa capacidad es altamente indeseable. A lo largo de los próximos días, Navarra Confidencial les irá detallando cómo la situación descrita preocupa porque crea un cierto riesgo, aunque sólo sea eso, de pérdida de independencia del Diario de Navarra.