Unos días después, Marcelino Iglesias era preguntado en una entrevista sobre este proyecto:
-¿Pensó en algún momento, a la vista de sus magnitudes, que podía ser una broma?
Claro. Al principio fui tan escéptico como cualquiera, hasta que vi que tenía fundamento. Todas las magnitudes y las primeras impresiones son escépticas. Pero si se hace bien, será muy positivo para el futuro de la comunidad.-No es por ser pesimistas, pero dado el apoyo que da a Gran Scala, si no prospera ¿podría verse como un fracaso de su Gobierno?
Ya he dicho que era muy consciente de que esto suponía un reto. Si en París, Zaragoza no hubiera ganado la Expo, los responsables éramos los que la habíamos impulsado. En este proyecto es igual. Los éxitos en una sociedad son de la gente, y el Gobierno debe ser capaz de asumir los fracasos.
Lo cierto es que, actualmente, todo parece indicar que nos encontramos ante un bluf de dimensiones colosales. El capital social de Internacional Leisure Development (ILD), promotora del proyecto, es de tan sólo 70.000 euros (11 millones y medio de pesetas), cantidad que se antoja algo corta para respaldar un proyecto de 70 hoteles, 232 restaurantes, 500 comercios, varios parques temáticos, un campo de golf y hasta un hipódromo. Paul Stephane Allegrini y Christian Colus, socios de referencia de la promotora y responsables de la dirección técnica, participaron en un casino online llamado Goldenpot que quebró en 2005, dejando un agujero de 350.000 euros.
La prensa también ha descubierto que los portavoces oficiales (y accionistas) de Gran Scala en España, Josep Carreras y Jaume Riera, solicitaron al Gobierno de Aragón una ayuda de cinco millones de euros para el fabuloso desarrollo de “un motor milagroso” que funcionaría con todo tipo de combustibles emitiendo la mitad de CO2.
La foto de la firma del protocolo correspondiente el pasado diciembre, en cuyo centro aparece el presidente de la comunidad aragonesa Marcelino Iglesias, era entonces celebrada como un gran acontecimiento. Ahora empieza a ser motivo general de rechifla.
De momento, según todo parece indicar, los navarros interesados tendrán que conformarse con el tradicional Casino de Biarritz.