La calculadora online, brillante en su simplicidad, evidentemente no pretende ofrecer un dato exacto, preciso y científico sobre los impuestos que paga cada uno. Sí que sirve, sin embargo, para ofrecer un cuadro general aproximativo, para hacer algunos experimentos y para obtener algunos datos significativos. En algunos casos, de hecho, un cálculo más complejo incluso reafirmaría las conclusiones que se pueden obtener con esta calculadora de forma mucho más sencilla.
Naturalmente el primer paso de este experimento es visitar la web de la calculadora e introducir el salario bruto anual. A continuación, la calculadora ofrecerá un desglose de los principales impuestos que pagamos. De esta forma, en la parte superior aparece la renta real que tendríamos antes de impuestos, incluyendo la cuota empresarial a la Seguridad Social que la empresa paga por el trabajador al estado. Esa cifra, que es mucho más de lo que cobramos, es lo que cobraríamos si no tuviéramos que pagar ningún impuesto. En la parte inferior, por el contrario, aparece la cifra de lo que cobramos realmente por nuestro trabajo. Hemos resaltado ambas cifras en amarillo.
Se ha discutido si la cuota empresarial es o no un impuesto que paga el trabajador, y si por tanto debería incluirse en este cálculo. Lo cierto es que sí lo es, o al menos parece lógico así considerarlo. De hecho, el desplazamiento a la empresa de la obligación del pago es una mera ficción. Si ese dinero fuese incluido en la cuota del trabajador y fuera él el obligado a pagarlo directamente, la empresa pagaría la mismo, el trabajador cobraría lo mismo y el estado recaudaría lo mismo. Sólo que entonces nadie discutiría que efectivamente es un impuesto que paga el trabajador.
Fiscalidad progresiva vs fiscalidad progresista.
Si usted introduce un salario de 25.000 euros anuales, comprobará que vía impuestos paga un 49% de su renta real. Si en vez de 40.000 euros ganara 500.000 ó 5.000.000 de euros, el varapalo sería apenas insignificantemente mayor, pagando tan sólo un 51%. ¿Se puede llamar a esto una fiscalidad progresiva?
Fomento del mileurismo.
Uno de los ejemplos ensayados en la calculadora es el del típico mileurista, con 14 pagas de 1.000 euros. Ello supone un salario bruto de 17.000 euros, que con la SS y el IRPF se queda en 14.000. Una cifra que aún se ve más reducida tras la aplicación estimada de un impuesto indirecto como el IVA. A la empresa cada mileurista (entre el salario bruto y la cuota empresarial) le cuesta 22.270 euros.
Pues bien, veamos lo que hay que hacer para convertir a nuestro sufrido mileurista en un modesto milquinientoseurista. El salario bruto tendría que subir entonces a 28.000 euros, lo que al sumarle la “cuota patronal” daría una cifra de 36.680 euros. Si cada mileurista le costaba a la empresa 22.270 euros, cada milquinientoseurista le cuesta 36.680.
Es decir, para que el trabajador gane 7.000 euros más al mes que siendo mileurista (500 por 14 pagas), la empresa tiene que pagar 14.410 euros más, y la diferencia se la queda el estado. Normal que haya tantos mileuristas.
Paradójicamente, para cobrar 2.000 euros en vez de 1.500, la empresa tiene que pagar menos que por el salto de 1.000 a 1.500 (13.420 euros vs 14.410). ¿Progresividad? ¿Progresismo? Llámelo como usted quiera.
Nuestro empleado está de suerte, y volvemos a subirle 500 euros el sueldo. Esta vez, a la empresa le cuesta aún menos (11.000 euros) pasar de 2.000 a 2.500 que de 1.500 a 2.000.
Piense por tanto en que su jefe, con esta fiscalidad, se plantea una subida de sueldos a la plantilla. Le va a costar menos pagar 2.500 euros a los que cobran 2.000 que pagar 1.500 a los que cobran 1.000.
¿Entiende usted ahora por qué cobra sólo cobra 1.000 euros?