En Navarra, la inmigración ha supuesto una clara aportación al crecimiento del PIB, pero simultaneamente ha supuesto un freno del 0,18% al crecimiento de la renta per cápita. Otras comunidades se encuentran en esta misma situación y, para otras, la inmigración ha supuesto tanto un crecimiento del PIB como de la renta per cápita:
La inmigración, en la media nacional, sólo ha aportado un 0,05% al crecimiento de la renta per cápita. El crecimiento de ésta, entre 2000 y 2006, ha sido del 1,78% anual. El dato, a su vez, revela que el crecimiento de la renta per cápita se sitúa bastante por debajo del crecimiento del PIB, demostrando que el crecimiento de la tarta ha sido proporcionalmente menor que el del número de comensales.
La explicación a la merma en la productividad a causa de la inmigración se debe a que la afluencia de trabajadores extranjeros (aumento de la oferta de trabajo) baja el coste salarial, provocando que la economía se vuelva más intensiva en el factor trabajo. En las regiones donde se ha producido un mayor avance tecnológico que ha aumentado la productividad, por el contrario, el fenómeno que se ha producido ha sido el de que no había demanda de trabajo para la mano de obra poco cualificada que generalmente aportaba el contingente extranjero. Esta es la explicación de que, mientras en Andalucía la aportación a la renta per cápita ha sido positiva, en Madrid o Navarra haya sido negativa según FEDEA.