El informe anual de Credit Suisse sobre la riqueza mundial, una vez más y como era de esperar, ha dado lugar a un aluvión de titulares en los medios del siguiente tenor:
El 1% más rico tiene tanto patrimonio como todo el resto del mundo junto http://economia.elpais.com/economia/2015/10/13/actualidad/1444760736_267255.html
Aparentemente el dato es inatacable y nos lleva directamente a dos conclusiones tumbativas: el mundo es completamente injusto y la causa de la pobreza de unos es la riqueza de otros.
¿Pero es realmente así?
De entrada, el titular puede inducir a una cierta confusión. No es que el 1% más rico tenga el 99% de la riqueza, sino que el 1% tiene tanta riqueza como el otro 50%. Aún así, el dato sigue siendo engañoso.
Si uno se detiene en los datos del estudio, resulta que el 70% de la población tiene sólo el 3% de la riqueza. Es decir, que puede decirse que el 1% de la población más rico tiene más riqueza que el 70%, pero es que también lo tendría el siguiente 2%, el siguiente 3% ó el siguiente 20% hasta el 30%. Dicho de otro modo, hay un truco en toda la presentación de los resultados consistente en que podemos separar el mundo en dos. Hay un 30% que tiene el 97% de la riqueza y un 70% que tiene el 3%. Puesto que en la caja del 70% no hay casi nada, cualquier muestra que tomemos del otro 30% tendrá más que todo el otro 70%, no sólo el 1% más rico de ese 30%. Pero incluso señalando esto, los datos siguen siendo engañosos.
¿De qué hablamos cuando hablamos de «riqueza»? En este informe resulta que hablamos de patrimonio, no de lo que gana cada uno, lo cual ayuda a distorsionar el resultado. Por ejemplo, puesto que Uxue Barkos tiene patrimonio cero, en teoría está entre ese 70% de los más pobres de la Tierra que entre todos sólo tienen el 3% de la riqueza. ¿Ven cómo la cosa tiene truco?
Si alguien gana en España sólo lo suficiente para cubrir las necesidades básicas, pongamos 800 euros, y otro gana 1.000 euros, sobre el papel uno podrá ahorrar ahorrar 200 euros al mes y otro nada. Al cabo de 10 años, digamos que el que gana 800 euros consigue ahorrar un euro, aunque sólo sea porque se lo encuentra tirado en la acera. Paralelamente, el que ganaba 1.000 habría ahorrado 24.000 euros. Es decir, es 24.000 veces más rico que el otro, harían falta 24.000 de los primeros para igualar el patrimonio del segundo, etc. Sin embargo, si presentamos las cosas de este modo estamos exagerando grotescamente la pobreza del que gana 800, la riqueza del que gana 1.000 y la diferencia que existe entre ambos. ¿Ven cómo las cosas no eran tan tumbativas como parecía al principio?
El salario medio de un trabajador español ronda los 24.000 euros, el de un cubano ronda los 240. Es decir, si juntamos a un español y 99 cubanos se podría titular, como hace El País, que el 1% cobra más que el otro 99%. Y en este caso ni siquiera hablaríamos de patrimonio. ¿Pero dónde está el problema? ¿En España o en Cuba? ¿Qué es lo que no funciona? ¿Hay que rebajar el sueldo del español a 240 ó hay que subir el de los cubanos a 24.000? O dicho de otro modo, ¿se trata de que España se haga comunista o en que Cuba se haga capitalista?
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Noticias como esta que estamos analizando tapan a su vez la realidad de que en el mundo cada vez hay menos pobreza extrema. Parece que el pasado era maravilloso, que ayer estábamos mejor que hoy, que el presente es oscuro y el futro siniestro, que por tanto hay que dinamitar los pilares de nuestro modo de vida y nuestra economía. Pues bien, no es verdad. El mundo mejora. El progreso de toda Asia, antes sumida en la pobreza, resulta espectacular. La pobreza se reduce. Hay luz al fina del túnel. Claro que pasan cosas malas y mucha gente vive aún en la pobreza, pero la humanidad en su conjunto vive mejor que mañana y mañana vivirá mejor que hoy. Naturalmente la lucha contra la pobreza puede acelerarse o sus consecuencias paliarse si somos más solidarios, o si teniendo dos túnicas vendemos la segunda y repartimos el dinero a los pobres como dice el Evangelio. Pero estrictamente eso no es ser capitalista ni socialista, eso es ser santo.
2 respuestas
Hay toda una «Industria del Pobre», muy preocupado por redistribuir ELLOS el dinero de LOS DEMÁS para gastarlo en esos pobres que aumentan exponencialmente cuando ellos gobiernan, y si no los fabricamos en casa los traemos del quinto pino al grito de ‘Papeles para todos’…y presupuesto para nosotros. Hay ONG que viven de ellos, y mucha gente más. Si no hay pobres, se les acaba el chollo.
“El Estado del bienestar hace confortable la pobreza, y penaliza cualquier intento de salir de la misma”. Thomas Sowell
La pobreza y la desigualdad son sólo una excusa para que los gobernantes dispongan de más fondos con los que crear unos cuantos observatorios donde colocar amigos. Crean una red clientelar de votantes, unos como beneficiarios y otros como empleados.
La pobreza sólo se combate con crecimiento, y este vendrá de la mano de la libertad económica y poniendo la alfombra roja a los empresarios (no a los negociantes)y a los autónomos. Aumentando la renta disponible de las personas, no machacándolas a impuestos para luego repartir (ellos con nuestro dinero, claro) algo en ayudas.
La solución no es que el Estado gaste más. No se puede hundir a la clase media para sostener un estado hipertrofiado que reparta las migajas de lo que recauda. Si fuera así, ¿por qué los sistemas más intervencionistas y redistribuidores no tienen pleno empleo y riqueza para todos?.