LA AUTONOMIA UNICA, OTRA VEZ Una autonomía para gobernarnos a todos. Una autonomía para encontrarnos, una autonomía para atraernos a todos y atarnos en las tinieblas. El Señor Oscuro ha vuelto a hablar, siempre a título individual y nunca como portavoz de Mordor. Autonomía única o tiro en la nuca, “derecho a decidir” o furgoneta bomba. Esta paráfrasis de El Señor de los Anillos viene a cuento de la enésima reformulación que hace Otegui de las reivindicaciones etarras de siempre, que merece sin embargo nuestra enésima reflexión. En primer lugar, que el mundo abertzale no necesita matar a nadie fuera de ese mundo para pretender la incorporación de Navarra a Euskadi. Es más, curiosamente es la mismísima Constitución Española (hay que fastidiarse) quien establece esa posibilidad. Es decir, que Otegui no puede justificar los asesinatos de De Juana en virtud de la imposibilidad de una hipotética incorporación de Navarra a Euskadi. La otra reclamación, el famoso derecho de autodeterminación, es algo que la ETA tampoco nos puede imponer como un postulado previo. Somos mayoría los que pensamos que esa cosa llamada “Euskal Herria”, que jamás ha existido sobre un mapa ni un segundo en toda la historia, o esa difusa entelequia étnico-político-territorial llamada “el pueblo vasco” no pueden ser en ningún caso sujeto del llamado derecho de autodeterminación tal y como lo define la ONU. Todas las personas que así pensamos, tenemos derecho a defender este punto de vista sin que nos peguen un tiro en la nuca. No pueden obligarnos a abjurar de nuestra opinión a cambio de dejar de matarnos. Por tanto, el reconocimiento de un supuesto derecho de secesión (que es de lo que realmente se trata, y no está amparado por ninguna legalidad internacional) nunca puede ser un postulado previo a la pacificación. Es decir, que el portavoz de Mordor a título individual sigue amenazándonos con la muerte y la prolongación del “conflicto” si no elegimos un camino que ya podríamos transitar si quisiéramos (pero que Otegui quiere que transitemos a punta de pistola para asegurarse de que lo queremos), y si no aceptamos como indiscutible el reconocimiento de un supuesto derecho de secesión que él dice que él tiene. Con esta solidez argumental y democrática, es lógico que el Señor Oscuro necesite a asesinos como De Juana en la calle y eusko-ñetas como los que cada semana se manifiestan frente a la Diputación o atacan el Ayuntamiento para poder respaldar sus pretensiones. Cada palabra que sale de la boca de Otegui es un nuevo argumento para salir a manifestarse el sábado y decirle: nada, nada, nada. Adolfo Pérez – Jacoiste