Curiosa reunión entre la cabeza de lista de Podemos para la alcaldía de Madrid, Manuela Carmena, y el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri.
Al término del encuentro, Carmena ha abandonado la postura demagógica del STOP desahucios y, por el contrario, ha venido a reconocer dos cosas:
1- Que «a veces se producirán lanzamientos, porque las viviendas los jueces deciden de quien son y en determinados momentos decidirán que una persona tiene que salir de esa vivienda».
2-«Pero lo que importa es que nadie se quede en la calle cuando el juez tome esa decisión»,
Carmena ha pasado del STOP desahucios al sí a los desahucios y la búsqueda de, literalmente, «soluciones habitacionales» para los desahuciados. Puede haber pasado más o menos inadvertido, pero nos encontramos ante un giro tan radical que lo que ahora defiende Carmena es casi exactamente lo mismo que defiende, por ejemplo, Navarra Confidencial.
NC siempre ha sostenido que paralizar los desahucios es un disparate, una medida ilógica y que, además, acabaría dificultando el acceso a la vivienda en vez de facilitándolo. Las razones son evidentes:
-Nadie pagaría su hipoteca o su alquiler si pudiera dejar de pagar y seguir viviendo tan tranquilo en su casa. -Si no se pudiera desahuciar de sus casas a la gente que no paga, las casas dejarían de tener valor como garantía hipotecaria. ¿Cómo avalaría entonces nadie la devolución de un crédito? Los bancos dejarían de aceptar las casas como garantía y no habría manera de conseguir créditos para comprarlas. Por resolver un pequeñísimo número de desahucios (2.500 al año en toda España) , se haría casi imposible a todo el mundo acceder al a vivienda. -Nadie alquilaría tampoco una vivienda, si se imposibilita expulsar a los inquilinos en caso de que dejen de pagar. -El dinero que presta el banco para comprar un piso no es del banco, sino de los depositantes. Si el que recibe el préstamo no lo devuelve, pero tampoco se le puede echar del piso y venderlo, entonces el banco tampoco tiene manera de devolver el dinero a los depositantes que lo han guardado en el banco. Si esto lo multiplicamos por miles, crisis bancaria y corralito.
Obviamente usted puede leer todo lo anterior y reconocer que es razonable. ¿Pero qué hacemos entonces con las personas o las familias que se encuentran en una situación dramática y que se pueden quedar tiradas en la calle?
En primer lugar hay que recordar que estamos hablando de 2.500 desahucios-lanzamientos de vivienda habitual al año y en toda España (datos del Banco de España). Se nos ha hecho creer que estamos ante un problema de unas proporciones gigantescas pero es mentira. El dinero que haría falta para pagar un alquiler social a esas 2.500 familias sería de 18 millones de euros. Esta es la ridícula cantidad que haría falta para solucionar el problema de los desahucios en España. Si tiene que existir un estado que sea para esto, no para mantener canales de TV, o circuitos, pabellones y aeropuertos ruinosos. Que TVE compre los derechos de la Copa de Europa de fútbol supone 35 millones de euros, el doble de lo que costaría dar una solución a los casos extremos de desahucio.
El gobierno podría haber presentado (debería haber presentado) con gran pompa y aparato un PLAN NACIONAL DE RESPUESTA A LOS DESAHUCIOS, consistente en una ayuda a las personas sin recursos que garantizara a) la propiedad privada, b) que todo el mundo tiene que cumplir con sus responsabilidades y c) que ninguna familia en situación límite se iba a quedar debajo de un puente. Mensaje político paralelo a la presentación de este plan: somos nosotros y no la izquierda quienes garantizamos en el mundo real la seguridad jurídica, la estabilidad económica y el bienestar de la gente.
Por el contrario, la candidata de Podemos en Madrid ha ganado las elecciones con un discurso populista, irresponsable y marciano, para al día siguiente de las elecciones pasar a hablar de que sí va haber desahucios, pero que ayudará a la gente para darle un techo. Vamos, lo que venía diciendo la derecha de toda la vida. Eso sí, este es uno de esos casos en que resulta preferible aplaudir la incoherencia que ver cómo se pone en riesgo la economía de una comunidad (o de un país) por un absurdo ideológico.
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5 respuestas
Esta claro que no es lo mismo ser oposición que Gobierno,aunque elección tras elección la gente sigue sin darse cuenta.Por suerte o por desgracia los Gobiernos apenas tienen margen de maniobra y si no que se lo pregunten a los griegos.
Los populistas y demagogos, socialistas siempre, sean comunistas, fascistas o nazis, estatistas todos con barniz diferente para engaňar a la gente, hacen todo lo posible para amarrar el poder y laminar al que no piense como ellos, no pueden deja testigos.
Sea con los de los deshaucios, sea con el hambre infantil en el país de Europa con más obesidad infantil, dicen una cosa y la otra, mienten a sabiendas o por costumbre, y los tontos de la Logse les siguen al Leninista de Hamelin, embobados y bombardeados por las ondas catódicas, babeando con las lobotomías mediáticas a las que son sometidos por unos cronycapitalistas mafiosos que creen poder domeñar ellos al Leviatán que están criando.
La Tormenta Perfecta para que surja la dictadura, la guerra civil…o ambas.
Don Pablo Iglesias (sin duda, hay justicia divina, porque sólo gracias a ella este líder de la mentira y la manipulación que se dice comunistoide recibe un apellido del que renegará el resto de sus días con pavor, y quizás todavía se pueda redimir) va a cambiar todo lo dicho sin ningún problema con tal de llegar al poder, porque como bien saben del maestro la mentira es un instrumento revolucionario, y se miente cuanto sea necesario hasta que parezca que es cierto.
Las reuniones con ZP y Bono…
Los pactos con Bildu…
Las reuniones con grandes bancos y empresas….
Las 4500 viviendas que sacan los bancos en alquiler social…
Ya tenemos al Felipe Glez de la nueva transición…
La masonería ha modelado al coletas y ya lo acepta como presidenciable….
En cuanto eche un viva Felipe VI, a la Moncloa…
Hay un dicho muy vulgar y ordinario que le pega a don Pablo como perfecto anillo a su dedito (sus manitas blancas y finas son sospechosas de no haber pegado un palo al agua en su vida): «Prometeré, prometeré y prometeré hasta que te la haya metido, y una vez metida me olvidaré de lo prometido»