Hoy – jornada de reflexión- cobran más sentido que nunca estas palabras. Algo ha cambiado en la sociedad civil ya que en la transición casi nadie en aquel momento quiso escuchar la mas mínima crítica a nuevo sistema. La comprensible ilusión y la esperanza de lo nuevo fueron la tónica.
El régimen de partidos parecía en ese momento un remake del rey Fernando VII en su primera etapa como “el deseado” .
Así fue durante muchos años . Tuvo que llegar la crisis para que los españoles se plantearan si otras vías de representación política, de autoridad y de eficacia eran posibles.
Hoy la crisis nos obliga a repensar hasta donde debe llegar el estado de bienestar, qué gastos comunes podemos mantener y quien debe gestionar cada ámbito.
Hoy sabemos que es una necesitad vital poner límites al poder, que no basta la legitimidad de origen y que es necesaria la legitimidad en el diario ejercicio del poder. Y al menos para algunos es imprescindible que haya MENOS ESTADO , lo mínimo que no podamos gestionar las personas y familias de por sí .
DEVOLUCIÓN DE LAS COMPETENCIAS A LAS FAMILIAS Y PERSONAS QUE HA USURPADO EL ESTADO.
Hoy somos conscientes que la metástasis de la partitocracia ha corrompido todos los ámbitos de la esfera pública sin separación de poderes , elevando a los mediocres e ignorando el principio de mérito y eficacia.
Hoy sabemos que los comités de partido han colocado a sus gentes en todos los ámbitos bajo el amparo de representar la “ideología” de su sector de votantes.
Hoy nos preguntamos si eran los mas aptos para ello y nos respondemos que -salvo excepciones- en general no lo eran.
Ahora que la marea ha bajado, los partidos están desnudos frente a la sociedad civil .
Han sido pésimos gestores del dinero público y sobre todo han engordado un estado para tener mas poder, mas dinero para gestionar y repartir y colocar a mas gente.