El accidente del avión alemán de Germanwings ha suscitado reacciones de todo tipo, entre ellas algunas rayando lo delictivo, otras simplemente absurdas o extemporáneas. Entre las primeras las que quienes dijeron cosas como que tampoco era para tanto, que las víctimas eran alemanes y catalanes. En la otra categoría pueden entrar las de quienes, como el hermano del portavoz de IU, Alberto Garzón, escribió en Twitter lo siguiente: «Maldita sea esta sociedad capitalista donde una compañía aérea antepone el beneficio empresarial a la seguridad de los pasajeros». Hoy ya sabemos que tras la causa del accidente se encuentra la locura o la pura maldad del copiloto, de todos modos, ¿qué es lo que puede haber de cierto en esa afirmación?
Las aerolíneas low-cost cumplen los mismos requisitos de seguridad que las demás. Seguramente es por ello que pueden presumir de no tener más accidentes que las demás. Pese a la eclosión de este tipo de compañías, por otra parte, no ha habido un aumento de los accidentes aéreos en los últimos años sino todo lo contrario.
Si uno consulta la lista de aerolíneas que no reúnen los requisitos mínimos para operar en Europa, con lo que se encuentra es que se trata principalmente de aerolíneas africanas, indonesias o de repúblicas exsoviéticas. También se pueden encontrar las aerolíneas de algunos países significativos. Por ejemplo, en esa lista se encuentran IRAN AIR o AIR KORIO, la aerolínea del régimen de Corea del Norte.
La aerolínea con más muertes a sus espaldas en la historia de la aviación no es tampoco la de ningún país capitalista significativo, sino que se trata de Aeroflot, la aerolínea de la antigua URSS.
En cuanto a cuáles son las aerolíneas más seguras, los ranking y las diversas estadísticas vienen a coincidir en que las aerolíneas más seguras son las de los países más desarrollados, que a su vez suelen ser los más capitalistas.
La lógica izquierdista también debería haber llevado a que los aviones, en las últimas décadas de desarrollo capitalista, fueran más inseguros, más incómodos, ofrecieran menos servicios o sus precios fueran más prohibitivos e imposibilitaran cada vez más el acceso a ellos de las clases populares.
Dentro de la ortodoxia de la izquierda radical se repite por tanto una vez más el mismo patrón: la realidad funciona exactamente al revés de como prevén sus teorías. Que es la manera suave de decir que eso es lo que sucede cuando unas teorías están equivocadas.
Un comentario
Insisto, no deben creer estos izquierdistas multimillonarios las bobadas que dicen sobre la seguridad en los aviones; de hecho suelen elegir aviones de países muy capitalistas, y encima eligen los puestos de más riesgo,no los de cola de Turista, no, los de delante de Bussiness.
Y ahí tenemos a profe desgreñao con su coleta a Bruselas, o el Monedero viajando a Ginebra…¿a qué fuiste a Suiza, Monedero? No nos lo has explicado. ¿A ver cómo estaba tu billetero venezolano?
Esto de la Banca de Andorra y Banco de Madrid, igual te ha hecho pupita…