La cadena Cuatro emitió ayer la primera entrevista concedida por el Papa Francisco a una televisión española. Como de costumbre, este Papa no decepciona y todas sus declaraciones obligan a reflexionar sobre ellas, sea para posicionarse a favor o para posicionarse en contra. Sin duda es una gran virtud de este Papa porque una declaración sobre la que no se piensa es una declaración inútil.
“Estamos en un sistema mundial económico que no es bueno”
Puesto que el vídeo con la entrevista se puede ver en este enlace o la transcripción se puede encontrar en este otro, tal vez interese centrarse en un asunto al que el Papa no sólo le dedicó una parte relevante de su discurso sino que en buena medida es un debate que le viene acompañando desde el comienzo de su pontificado y que además no es un asunto meramente papal o eclesial, sino que es el gran debate de nuestra época, o simplemente “el debate”:
“Está probado que con la comida que sobra podríamos alimentar a la gente que tiene hambre. Cuando usted ve fotografías de chicos desnutridos en diversas partes del mundo se agarra la cabeza, no se entiende. Creo que estamos en un sistema mundial económico que no es bueno. En el centro de todo sistema económico debe estar el hombre, el hombre y la mujer, y todo lo demás debe estar al servicio de este hombre. Pero nosotros hemos puesto al dinero en el centro, al dios dinero. Hemos caído en un pecado de idolatría, la idolatría del dinero. La economía se mueve por el afán de tener más y, paradójicamente, se alimenta una cultura del descarte. Se descarta a los jóvenes cuando se limita la natalidad. También se descarta a los ancianos porque ya no sirven, no producen, es clase pasiva… Al descartar a los chicos y a los ancianos, se descarta el futuro de un pueblo porque los chicos van a tirar con fuerza hacia adelante y porque los ancianos nos dan la sabiduría, tienen la memoria de ese pueblo y deben pasarla a los jóvenes. Y ahora también está de moda descartar a los jóvenes con la desocupación. A mí me preocupa mucho el índice de paro de los jóvenes, que en algunos países supera el 50%. Alguien me dijo que 75 millones de jóvenes europeos menores de 25 años están en paro. Es una barbaridad. Pero descartamos toda una generación por mantener un sistema económico que ya no se aguanta, un sistema que para sobrevivir debe hacer la guerra, como han hecho siempre los grandes imperios. Pero como no se puede hacer la Tercera Guerra Mundial, entonces se hacen guerras zonales. ¿Y esto qué significa? Que se fabrican y se venden armas, y con esto los balances de las economías idolátricas, las grandes economías mundiales que sacrifican al hombre a los pies del ídolo del dinero, obviamente se sanean. Este pensamiento único nos quita la riqueza de la diversidad de pensamiento y por lo tanto la riqueza de un diálogo entre personas. La globalización bien entendida es una riqueza. Una globalización mal entendida es aquella que anula las diferencias. Es como una esfera, con todos los puntos equidistantes del centro. Una globalización que enriquezca es como un poliedro, todos unidos pero cada cual conservando su particularidad, su riqueza, su identidad, y esto no se da”.
El número de pobres en el mundo, ¿sube o baja?
Antes de seguir adelante con nuestra reflexión, tal vez deberíamos conocer el dato de si el número de pobres en el mundo sube o baja. Hagámosle algunas pruebas al paciente antes de realizar el diagnóstico o de entrar en consideraciones sobre las palabras del Papa. ¿Vamos a peor o a mejor? ¿El número de pobres en el mundo sube o baja? Pues baja. Además no lo hace ligeramente sino de manera rotunda y concluyente, tanto en números absolutos como en porcentaje.
– Los últimos datos de la ONU reflejan que entre 1990 y 2015 el número de personas en el mundo viviendo en condiciones de extrema pobreza ha caído a la mitad.
– En los países que aún están en vías de desarrollo, el porcentaje de personas que viven con menos de 1,25 dólares al día ha caído del 47% en 1990 al 22% en 2010, a precios actualizados.
– El porcentaje global de personas con problemas de desnutrición ha bajado del 23,2% al 14,9%.
La conclusión de todo ello es bastante obvia, aunque a veces tenemos la impresión contraria: la pobreza está disminuyendo y el tiempo corre a favor de la erradicación de la miseria.
Menos guerras, menos pobres, más beneficios
Todo lo anterior, por otro lado, se ha producido en una época de ausencia de grandes conflictos bélicos mundiales y en la que además se ha producido un considerable aumento de la población. La teoría del cristal roto vuelve a mostrar su inoperancia aunque sea un Papa quien la esboce. La gente se preguntaba cuánto subiría el paro tras el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los soldados volvieran licenciados a casa y las fábricas dejaran de producir tanques. El resultado fue que la economía occidental creció desbordantemente en cuanto llegó la paz y se pudo empezar a invertir en cosas productivas en vez de en bombarderos. Si alguien se toma la molestia de comprobarlo, verá que todas las empresas de armamento de los EUU juntas valen bastante menos que Apple, Google o Microsoft, están bastante menos saneadas y ganan bastante menos dinero. Si su asesor financiero cree que la guerra es buena para los negocios, despida a su asesor. No tiene sentido bombardear a un país al que se le pueden vender teléfonos.
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La pobreza, básicamente, está fuera de “el sistema”
En realidad, tal vez deberíamos precisar que, propiamente, no hay un “en el sistema” y un “fuera del sistema” en el sentido de “sin sistema”. Digamos más bien que los países que no están en el sistema capitalista o de libre mercado están en un sistema comunista, socialista o islamista. Eso no es tanto estar fuera del sistema sino estar en otro sistema. Pues bien, si además observamos dónde está la pobreza, con lo que nos encontramos es con que los países que viven mejor, no sólo en términos materiales sino en términos de libertades, son los que están en el sistema de libre mercado y no los que están en sistema alternativos. Lo cual debería ser un punto de meditación para todos los “antisistema” cuya alternativa es meramente la adopción de un sistema probadamente peor.
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El Papa es falible… siempre que no es infalible
Para los católicos hay una serie de ocasiones en las que cuando el Papa habla es infalible. Esto sucede cuando el Papa proclama una verdad “ex cathedra” y es algo que sucede muy raramente. En concreto, la última vez fue en 1950 con el dogma de la Asunción de la Virgen. Para todas las demás ocasiones, como no puede ser menos, el Papa habla para los católicos con una evidente autoridad, particularmente en todos los asuntos que se refieren a la fe y a la moral. No es tampoco el Papa un personaje cuyas opiniones, aunque sólo sea por su condición y por el calado de las personas que le rodean y aconsejan, se puedan despreciar sin más a la ligera. Incluso hay que decir que, evidentemente, el Papa puede acertar plenamente hasta cuando opina sobre fútbol, moda o economía. Lo que sucede es que en estos asuntos no es infalible ni su opinión personal indiscutible.
Dicho todo lo cual, las críticas del Papa a la pobreza y a las situaciones inhumanas, y por ello anticristianas, no son una novedad. Como él mismo también señala en la entrevista: “No soy ningún iluminado. No tengo ningún proyecto personal que me traje debajo del brazo”. Efectivamente el cristianismo, específicamente el catolicismo, no es un proyecto personal, como no sea el proyecto personal de Jesús. El cristianismo además parte de una serie de premisas que llevan a sus practicantes, si son coherentes, a ser en general críticos o incómodos en un mundo que nunca ha sido demasiado virtuoso. El sistema capitalista o de libre mercado tampoco es propiamente un sistema cristiano ni se identifica con el cristianismo. Es estupendo que la pobreza baje gracias al sistema capitalista, pero si todos fuéramos buenos cristianos a lo mejor no existiría la pobreza. No se puede ser buen cristiano y mala persona, pero se puede ser mala persona y defender el libre mercado. O se puede ser buena persona y defender el libre mercado. Francisco seguramente no pide a los cristianos que sean buenos socialistas o buenos defensores del libre mercado, sino que sean buenos cristianos.
5 respuestas
Es curioso como los progres se quieren aprovechar de trozos de conversaciones de este Papa tan molón, pero obvian extensiones enormes de sus charlas, como por ejemplo, la del aborto. Es lo habitual en esa raza infantil del relativismo moral y del eclecticismo más exacerbado,para acabar en lo de «lo ancho pa mi y lo estrecho pa los demás».
El capitalismo es la manera eficaz y eficiente de producir riqueza, sin oligopolios ni informaciones privilegiadas. Y el estado no tiene que encargarse de repartir riqueza alguna , que no crea sino que la quita a los ahorradores y a los que más y mejor trabajan. El Estado debe estar para lo mínimo necesario, para crear el marco estable donde los ciudadanos sean libres.
Y esos ciudadanos son los que van a repartir, y los ciudadanos cristianos, los que más. Por cierto, ¿han visto alguna vez un misionero rojo o progre que de su vida por los pobres aquí o en Africa…?
No, todos eran cristianos.
Aquí, con coleta o sin ella, los políticos progres sólo se dedican a protestar o a prometer lo imposible, pero nunca a hacer el bien. Y menos sin cámaras delante….
El Papa es una persona extraordinaria precisamente porque dice lo que piensan la inmensa mayoría de los ciudadanos del mundo y lo hace sin tapujos ni medias tintas.Ha empezado a traer la religión católica a la fácil comprensión ,bajando la alta teología a las bases humanas.Se podría matizar alguno de sus comentarios de la entrevista de ayer pero tengamos altura de miras y comprendamos que el fondo de todo lo que dice es incuestionable.La Iglesia necesitaba un Papa así aunque saqué los colores a este mundo tan insolidario.
La iglesia contribuye,y muchísimo,a crear una sociedad mejor.Mas de 2000 misioneros Navarros por el mundo,intentan poner su semilla del bien,para que brote,incluso con riesgo para sus vidas.¡Que mérito!El Papa Franciscoes uno más de esos misioneros,y esperamos que un día,nos visite en Javier,cuna del Patrono universal de los Misioneros.Francisco,a quien más va a dar una lección,es a quienes se les llena la boca con eso del pueblo,el pueblo,esa izquierda de teatro,de Socorro rojo,que reparte alimentos por votos.La iglesia católica esta dando un ejemplo humano al mundo,y sin pedir nada a cambio.Gracias mil.
«Es una desgracia que tan pocos teólogos y líderes religiosos entiendan la economía, la industria, la producción, el comercio y las finanzas. Muchos parecen atrapados en modos de pensamiento precapitalistas. Pocos entienden las leyes del desarrollo, el crecimiento y la producción. Muchos reducen precipitadamente toda moral a la ética de la DISTRIBUCIÓN. Exigen empleos sin saber cómo se crean los empleos. Exigen una mejor distribución de los bienes del mundo sin entender cómo puede incrementarse la riqueza en el mundo. Desean los fines sin conocer los medios. Sus buenas intenciones podrían ser tomadas más en serio si fueran apoyadas por un estudio diligente de la ciencia económica». Michael Novak.
En 1957, Paul Tillch, considerado gran teólogo había dicho que «todo cristiano coherente debe ser socialista».
Sin embargo el Papa Juan Pablo II, en su encíclica Centesimus Annus reconoció claramente que «la Iglesia no tiene modelos económicos propios que ofrecer». La Iglesia no puede sino «señalar unos límites morales y unos objetivos generales a los sistemas socioeconómicos: debe ser respetada la dignidad humana, debe buscarse la promoción de los pobres y la eliminación de la pobreza».
Tan Papa fue Juan Pablo II como lo es Francisco I. Pero la economía no la ven ni la interpretan igual.