NAVARRA NO TIENE NADA QUE GANAR Las consecuencias de una fabulación romántica de la Historia se descubren cuando su sentimentalismo mágico pone en pie de guerra a individuos, grupos humanos o pueblos sin otro impulso que un resentimiento cultivado como en laboratorio y que despierta un odio gigantesco a vida o muerte contra todo lo que se le oponga o contra quienes se atrevan a denunciar la sinrazón. La vinculación del País Vasco con Castilla viene desde antes que la fragmentación de España en Reynos, Señoríos o Provincias por obra de la invasión armada musulmana y por efecto de Conquistas y Reconquistas. Euzkadi aparece en escena en las elucubraciones de un grupo reducido de personas hacia finales del siglo XIX y principios del XX. ¿Se nos ha olvidado que Zumalacárregui era guipuzcoano? Por sólo recordar la Historia previa a los nacionalismos. ¿Se nos ha olvidado la importante participación del mundo euskaldún durante las guerras carlistas? ¡Claro que había liberales! Pero no luchaban a favor o en contra de España, ni unos ni otros. Todos se proclamaban españoles. Se opusieron por amor al Dios, Patria, Fueros y Rey de las Españas o por confiar en la configuración napoleónica plasmada en las Cortes de Cadiz. Pero la verdad histórica no interesa. ¿Cómo, admitir, si no, que los actuales vascos no nacionalistas son continuadores naturales del País Vasco de siempre, tan euskaldunzarras como los que más por mucho que les quieran negar el pedigrí los definidores sagrados de la pertenencia vasca? En Navarra ha ocurrido lo mismo pero de manera más clara. En la integración con Euzkadi el litigio no es ser o no ser vascos. En Navarra nos enorgullecemos de provenir de los primitivos vascones y no de otras tribus afines. En Navarra lo Vasco forma parte de nuestra historia y de nuestra identidad, lo mismo que el autóctono romance navarro, integrado hoy en el castellano. Más de mil años de historia y convivencia no lo queremos cambiar por una voluntad de poder, simple fantasía romántica de una razón resentida. Navarra en el litigio no tiene nada que ganar y tiene todo por perder, empezando por su identidad.