¿Deber ser Barcina quien decida si debe ser ella la candidata a la presidencia?

José Javier Viñes es uno de los protagonistas de un intenso debate en el seno de UPN. ¿Cómo debe decidirse quién es candidato para qué en UPN? Ayer miércoles, Viñes abordaba públicamente el asunto en un interesante artículo publicado en el Diario de Navarra.

Hace un año, el 9º Congreso de UPN incluyó en los Estatutos una disposición en virtud de la cual el Consejo Político tiene que presentar para su aprobación a la asamblea del 2014, que se celebra el 8 de junio, un “informe en el que se establezca el sistema más adecuado para dar la mayor participación a la afiliación en la elaboración de las listas electorales”.

Una comisión ha ido elaborando a lo largo de los meses pasados el informe con el sistema que UPN debería adoptar para afrontar esta medida regeneradora y democratizadora del partido. La propuesta que ya estaría sobre la mesa permitiría que cualquier militante pudiera ser candidato a cualquiera de las elecciones que se convoquen.

A juicio de Viñes, el procedimiento de dejar a los afiliados la elección de los candidatos supone una incertidumbre para los políticos que quieren continuar en su cargo y en su candidatura, “pero cuando la democracia se abre da mayor garantía a los que se dedican honestamente con dedicación al bien público y han de ser premiados y refrendados por los afiliados de sus zonas”.

Hablando todavía más claro, Viñes señala que democratizar el procedimiento de elección “además de no censurar ni ir contra nadie tiene la ventaja que evita capillas, codazos, malos quereres, resentimientos y desaparecen las banderías y las cuotas. Cada candidato se las ve solo directamente con sus electores-afiliados sin necesidad de pedir favores al aparato del partido o al cacique de turno y premia a los mejores. Los problemas de las democracias se curan con más democracia”.

A nadie se le escapa, sin embargo, que la gran pregunta que viene es la de quién debe ser la persona que encabece la lista de UPN para las próximas elecciones forales.

¿Cuánto desgaste acumula Barcina por culpa de las bombas de relojería heredadas y por la crisis?

¿Tendría Barcina más votos que cualquier otro candidato posible limpio de polvo y paja?

Incluso desde el punto de vista ético, ¿ha de asumir de algún modo Barcina los errores cometidos, propios y ajenos, presentes y pasados, cediendo el paso a otro candidato?

Y sobre todo, ¿quién debe decidir acerca de esto?

En los últimos tiempos, Barcina ha tenido que enfrentarse a buena parte de las vacas sagradas y del aparato de su propio partido. Y no le ha ido mal dejando que la militancia decidiera.

En realidad, de cara a cualquier persona dentro de UPN que cuestionara su figura, consiguió el mejor argumento frente a cualquiera que la criticara: tener el respaldo de la mayoría de la militancia. Todos los demás apoyos y argumentos para cuestionar la legitimidad de un liderazgo son de rango menor y ceden frente a este.

Obviamente Barcina tuvo que correr un riesgo para obtener el premio.

Si Barcina quiere presentarse de nuevo a la presidencia, el mejor argumento que puede esgrimir para respaldar su decisión es el de contar para ello una vez más con el apoyo de la mayoría de los afiliados. No tiene sentido conformarse con el segundo mejor argumento. Tampoco sería igual de eficaz contra las críticas o las dudas el segundo mejor argumento.

Sea cual fuera el resultado de la elección, UPN siempre tendría a su favor dos cosas de cara a su propia militancia y al electorado: que se presentó al que decidió la mayoría y que se apostó por un método que ampliaba las posibilidades de regeneración y democratización del partido, algo que sin duda reclaman todos los ciudadanos.

Y si otra persona es la cabeza de lista de UPN al Parlamento de Navarra, tampoco tiene sentido que la designación de esa persona venga respaldada por otra razón que no sea la más contundente: el apoyo mayoritario de los afiliados del partido.

A fin de cuentas, si ni siquiera los militantes de UPN elegirían mayoritariamente a una persona como candidata, ¿cómo se espera que la elijan luego como presidenta la mayoría de los navarros?

Barcina no sería una buena candidata si no la apoya ni la mayoría de sus militantes. Si la mayoría de los militantes la apoya, ¿qué problema hay en que se demuestre ese apoyo mediante el voto? Y si la mayoría de los votantes la apoya o no la apoya, sólo hay una manera de saberlo.

Naturalmente esta reflexión sobre Barcina se le puede aplicar a cualquier otro candidato a cualquier otro cargo y a cualquier otro partido.

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6 respuestas

  1. Falta el pelo de un calvo para que el Diario de Notizias desde Guipuchiland nos diga que para sus lectores, el mejor candidato de UPN es…tachán tachán…Mayorga Ramírez, al alimón casi, con una diferencia mínima, de Longás, el articulado candidato trampa y cartón.
    Y así se intenta perfilar nuestro futuro.

    Barcina debe ser ya mayorcita, y no creo que se presente otra vez, amagará, pero a última hora presentará un candadito/a fesco del día, que le permita tender puentes con partidos afines, con amplitud de votantes, con amplios sectores de la sociedad navarra, para prepararse para la batalla de impedir que Navarra caiga prisionera del lado oscuro nacionalista euscadiano.

  2. UPN tiene que salir del apolillamiento en el que está sumido. Regeneración en todas las filas que conforman el partido, una regeneración que aporte nuevas ideas, nuevas caras, nuevas políticas.

    Yolanda ha conseguido lo imposible: ineficacia absoluta del Gobierno por gobernar en minoría,imposibilidad de llegar a acuerdos puntuales con grupos parlamentarios, una sensación del ciudadano de que el Gobierno Foral es ella y el resto son mera comparsa, incluso que Diario de Navarra haya dejado de apoyar a su gobierno.

    UPN tiene bueno que sus votantes fieles lo sieguen siendo, pero olvida que han de atraer a más votantes, y con un sistema interno como el que tienen y unos participantes activos como los que tienen, no los van a conseguir. Hay que dejar las frases hechas que emplean e iniciar un nuevo tiempo adecuado a la sociedad actual sin perder la esencia de lo que son.

  3. El último cónclave de UPN puso de manifiesto que su militancia se haya dividida o fracturada en dos mitades. En términos electorales, me temo que la presidenta Barcina, por mero ejercicio de su cargo en circunstancias económicas adversas y por los líos en que se ha metido (dietas CAN opacas, privatización catering hospitalario, consejera de economía, necesarios recortes de gasto público que siempre se usan en su contra, empresas públicas mal gestionadas), ha venido perdiendo tirón electoral y ha desgastado su imagen considerablemente. Parece que un relevo sería conveniente. Sin embargo, no creo que ella piense de esta forma y estoy convencido de que va a tratar de ser la candidata de UPN.

  4. Cuanto menos resulta llamativo que sea JJ Viñes quien abandere la regeneración y la democracia interna. Él, que fue parlamentario durante tres legislaturas + una como senador + unos cuantos años más en cargos de libre designación hasta su jubilación, y todo ello auspiciado por lo que él en su artículo de ayer denominaba, despectivamente, «capillas», por cierto, «capillas» de las que él formó parte durante años junto con Gurrea, Aizpún, etc. etc., y «capillas», ahora de otra «iglesia», que avalaron el nombramiento de su hija como Jefa de Alimentación del Complejo Hospitalario. Pero yendo al meollo del asunto, la enmienda que se aprobó en el Congreso de Upn y que obliga a dar mayor participación a los afiliados en la elaboración de las listas, ha sido desarrollada, a través de una propuesta, por Viñes y un grupo de personas cuyas identidades, en algunos casos, se desconocen y se ocultan (nos argumentan un ridículo «expertos en la materia que quieren guardar su anonimato»), propuesta que tiene visos de que va a quedar en papel mojado, ¿y por qué? pues porque la propuesta del grupo de Viñes no concreta absolutamente nada. Habla de la configuración de distritos (a pesar de que ya existen Comités de Merindad configurados que vendrían a ser lo mismo), de que cualquier afiliado pueda postularse (yo he conocido en UPN un «documento tipo» para presentarse como candidato), y de que los afiliados puedan votar a los candidatos (cuando se trataba de votar a cabezas de lista para ayuntamientos, eran los Comités Locales quienes lo hacían), y todo eso, sobre el papel, queda muy bien, pero la novedad debería ser que las candidaturas votadas por los afiliados, fueran vinculantes cuando el Comité de Listas elaborara las mismas, y no lo es, así que si no es vinculante, se va a hacer prácticamente lo que se ha hecho siempre, aunque ahora con mucho boato y marketing. Si realmente queremos más democracia interna, que abran el melón y que los afiliados podamos elegir a todos los candidatos, incluido el que ha de optar a la presidencia del gobierno. Sólo en ese caso podremos hablar de verdadera democracia.

  5. Personalmente soy partidario de votar a personas capaces y honestas y no a siglas de partidos. Y a Yolanda Barcina la conocemos y sabemos cómo lo puede hacer, pero, si no fuera ella y estuvieran pensando en renovar, como no se den cañita para presentar al nuevo/a y para que veamos si nos convence… La discusión interesante sería cuántos candidatos van a elegir ¿50 de nuevo? Y si se va a acabar la partitocracia y vamos a poder votar personas en lugar de siglas con listas cerradas. Si estas listas las han decidido la cúpula del partido o todos los afiliados me parece una discusión mucho menos interesante. En cualquier caso, renovar y regenerar solo,puede ser bueno.

  6. No me atrevo a dar diagnosticos, pero puedo dar mi posición personal, como votante retirada de UPN: No voto porque creo que ciertos apellidos manchan las listas y me opongo a que verdaderos donnadies se sienten en un sillón avalados por mi voto. Hablo de todos los sobornados legalmente por Goñi para callar mientras deshacía tan panchamente caja Navarra. Hablo de quienes han rentabilizado horribles desgracias familiares para subirse al machito en un acto de arribismo social y económico QUE TODA UPN CRITICA POR LO BAJO pero que evita decir en voz alta por miedo. Hablo del peso de los apellidos de la Pamplona de toda la vida. hablo…

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