Se veía venir. Los maquiavelos del pesoe han decidido no pringarse con el txapapote bildutarra. Esa es la excusa que han dado. Yo creo que han hecho sus cálculos y ven que no merece la pena meterse en el follón. Un gobierno de todos contra la Barcina iba a ser como el camarote de los hermanos marxistas y total ¿para qué? Si ya tenemos en Navarra un genuino gobierno socialista desde hace lustros. Upeene es el partido del quevienenlosvascos o, mejor dicho, quevienenlosvascos-salvamepesoe. Así que el pesoe hace bien -hace mal pero les entiendo- en dejarse querer mientras saca adelante toda su política progre gracias a un upeene inconsistente y manejable. Es una situación cómoda para ellos. Al fin y al cabo cuando se está en el gobierno hay que madrugar más y recibir palos de todas partes. Se vive mejor haciendo como que se oposita. En cierto modo me alegro de que, por el momento, no vuelva Jiménez al gobierno. ¿Qué hizo aparte de la estupidez de quitarle la boina a la Policía Foral? Pues hizo muchas cosas: más o menos las mismas que ya sabe hacer upeene solito.
En fin, estas rabietas electorales de la pequeña «casta» partitocrática navarra son como las tormentas de verano. Mucho ruido y pocas nueces. ¿Por qué me acuerdo ahora del amigo Puras? Mucho alboroto para que al final nada cambie. Porque, desengáñense, las elecciones no sirven para cambiar nada. Lo único que nos puede cambiar, aunque a otro ritmo, será lo que hagan o dejen de hacer la Iglesia y las ikastolas.