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El pasado mes de octubre, cuando se iba a cumplir el 75 aniversario de la concesión a Navarra de la Cruz Laureada de San Fernando, escribí un artículo –Navarra. Su escudo y la laureada- que Navarra Confidencial tuvo la amabilidad de publicarme. Escrito que, como se pudo comprobar a través de las redes sociales, despertó mucha curiosidad e interés y revolvió las tripas a más de uno porque, ya se sabe, las páginas de la Historia que a algunos no les gustan, no les gusta que se les recuerden.

Poco después, Bildu-Nafarroa presentó una moción en el Parlamento de Navarra, en la que pedía la reprobación y renuncia a la laureada, la devolución de los documentos acreditativos de su concesión y la retirada de lo que ellos denominaban “cualquier símbolo franquista”. Moción, que antes de ser debatida en el pleno que esa Cámara celebró el 21 de diciembre de 2012, fue enmendada por Aralar-Nafarroa Bai, Izquierda-Ezkerra, los parlamentarios no adscritos y ¡cómo no! por el PSN-PSOE, partido que hace tiempo perdió el norte y se ha unido a Bildu para sacar en el Parlamento y en los ayuntamientos propuestas demagógicas y disparatadas como esta, a la que el PSN-PSOE, tal y como indicó su portavoz, justificó su apoyo “por respeto a nuestra propia historia como partido”.

Desconozco a cuál de sus “historias” se refería porque, ahora, en esta etapa de estío en la que nos encontramos, en la que estoy aprovechado para revisar y ordenar documentos de mi archivo, ha llegado a mis manos un debate que ese mismo Parlamento de Navarra celebró el 29 de diciembre de 1992; es decir, veinte años exactos antes de este de ahora. Entonces, en sesión plenaria, también debatimos y votamos una moción presentada por Izquierda Unida en la que “se instaba al Gobierno de Navarra a la realización de las acciones oportunas para eliminar la simbología fascista de los edificios y sitios públicos”. Ni más ni menos lo mismo que se trató el pasado diciembre. Pero esa moción de 1992 no prosperó porque el PSN-PSOE que, como ahora, era determinante para la formación de mayorías parlamentarias, votó en contra, con lo que ésta solamente obtuvo 8 votos a favor, los de Herri Batasuna, Eusko Alkartasuna e Izquierda Unida, y tuvo 32 en contra, los de Unión del Pueblo Navarro y … los del PSN-PSOE, partido que entonces, y a diferencia de ahora, contaba con una importante representación de 19 parlamentarios. Por tanto, en 1992 o los socialistas no tuvieron en cuenta su “propia historia como partido” o, por el contrario, ese partido tiene varias historias y echa mano de ellas según le convenga. Porque en este asunto de la laureada los socialistas no han mantenido una trayectoria rectilínea, tal y como uno comprueba cuando lee en el Diario de Sesiones lo que decían en 1992, en un debate que entonces calificaron de “artificial”, y en el que dijeron cosas como estas:

“Izquierda Unida llama fascistas a algunos escudos que aparecen en edificios públicos con la laureada. En esta Cámara ya se celebró un debate sobre esta cuestión hace muchos años, el 21 de junio de 1980, y de él salió una postura común y positiva … que se plasmó en una enmienda conjunta del PSN, de HB, de Amaiur, del PNV y del Grupo Mixto, que decía lo que luego recogió el artículo 7 del Amejoramiento cuando define el escudo de la Comunidad”.

“Lógicamente, quedaban escudos antiguos, y la solución para esos la dio este Parlamento … con ocasión de la aprobación de la Ley Foral 7/86, que regula los símbolos de la Comunidad. En esa Ley … en el artículo sexto se establece un criterio conservador respecto a los otros escudos anteriores, cuando se afirma que no afectará a los escudos existentes en edificios o monumentos sitos en el territorio de la Comunidad Foral que sean declarados de carácter histórico artístico o que, sin serlo, formen parte del ornamento y decoración de los mencionados edificios o monumentos de una manera fija, de tal manera que no puedan separarse de ellos si quebrantamiento de la materia o deterioro del objeto”.

“Se optó, por tanto, por mantener los escudos anteriores, principalmente, para preservar el patrimonio histórico arquitectónico, Esto pone en evidencia que ustedes –IU- han traído a la Cámara para su debate algo que, además de ser en el fondo artificial, es en la forma atrabiliario, porque pretenden con una moción modificar nada más y nada menos que algo inmodificable por una moción, que es una ley”. Y ésta es una razón técnica de peso que nos bastaría para oponernos a esta moción”

“Los socialistas estamos convencidos de que todos los pueblos después de épocas turbulentas acaban conviviendo con su historia de manera pacífica y aceptan la anterior sin ira, porque, al final, algo de esto rezuma en este tipo de mociones. Los pueblos conviven con los símbolos como manifestaciones de épocas históricas que son siempre por su propia esencia dinámicas, que se mueven de la misma manera que se mueve la sociedad. Sólo con esta posición de partida se puede, a nuestro juicio, superar los errores y avanzar siempre hacia el futuro. … Porque no pueden elegirse trozos de la historia e intentar enterrarlos, porque es, sencillamente, imposible. En unos casos acabaríamos con obras de arte; en otros, con muestras de los horrores de lo que nunca debió haber sido. Razón más que suficiente: el poder verlos las generaciones futuras para tener presente es lo que nuca debe caer”.

En ese momento, diciembre de 1992, anunciaron que, “por todo lo dicho”, el PSN-PSOE, iba a votar en contra de esa moción con la que IU pretendía  “eliminar la simbología fascista de los edificios y sitios públicos”. Ahora, veinte años después, en diciembre de 2012, el PSN-PSOE, eso sí, “teniendo en cuenta su propia historia como partido”, ha dado un giro de 180 grados, ha convertido en “natural” el debate que en 1992 tildaba de “artificial”, se ha unido a los mismos a los que se enfrentó en 1992 y ha apoyado con su voto “la retirada de los símbolos franquistas que todavía existen en nuestra Comunidad”. ¡Y a eso le llaman coherencia!

Ya comprendo que a un partido que no recuerda lo que él mismo hizo hace 20 años no se le puede pedir rigor a la hora de hablar de hechos históricos  y por eso es fácil que reescriba la historia a su antojo, como hizo el portavoz socialista en su intervención ante el pleno del Parlamento del pasado diciembre. Porque, cualquiera que se moleste en leer el Diario de Sesiones, verá que lo que allá dijo fue que el objetivo fundamental que movió a los que lucharon en el bando republicano durante la guerra civil fue “tratar de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores: la justicia social, la reforma agraria y la democracia”. En definitiva, lanzó el mensaje subliminal de que los miles de voluntarios navarros del bando contrario -el nacional-, eran unos burgueses capitalistas que tenían una indiferencia total hacia los problemas de la clase trabajadora, cuando la realidad fue que muchos de ellos eran pequeños agricultores que abandonaron sus casas y sus cosechas en los campos y subieron a Pamplona a alistarse, sin exigir nada y renunciando a todo, que actuaron movidos por dos cosas: “defender a Dios” y poder “seguir siendo ellos” y que tres años después el balance fue que  miles de ellos habían caído en el frente y que el resto, una vez terminada la contienda, volvieron a cultivar la tierra “seca y dura” sin soñar en terrenas recompensas. Y fue a estos, y no a otros, a los que en su día se les concedió esa Cruz Laureada de San Fernando.