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Para ciertas ideologías, la inmigración es intrínsecamente perversa. Para otras, es intrínsecamente maravillosa. Probablemente ni lo uno ni lo otro, pero lo segundo es mucho más políticamente correcto que lo primero. Es por ello que han levantado ampollas unas declaraciones del economista y gurú mediático Santiago Niño-Becerra, asegurando que, tomen ustedes aire, “si toda la inmigración se fuera, la tasa de paro bajaría diez puntos”.
Según este catedrático, el único modo de disminuir el paro es «reducir la población activa«. Niño-Becerra remarcó que la tasa de paro rumana es del 7,5% «porque la mitad de Rumania está fuera de Rumania», añadiendo que él “vincularía el permiso de residencia en España al contrato de trabajo”.
¿Podría bajar el paro 10 puntos si no hubiera inmigrantes?
Sólo para tratar de limitar magnitudes, podemos acudir a la web del INE y comprobar que en España en el 1 de enero había residiendo 4.682.946 personas que no han nacido en España. Por otra parte, esta misma semana ha sido noticia que el número de parados en junio fue de 4.763.680 personas. Resulta difícil resistir la tentación de poner en relación ambas cantidades. Por otro lado, lo que dice Niño-Becerra parece de cajón, por más que resulte políticamente incorrecto: con 4,6 millones de residentes menos, quedarían otros tantos parados menos u otros tantos puestos de trabajo más.
Los extranjeros hacen los trabajos que los españoles no quieren realizar
Claro, alguien podría pensar que los trabajos que hacen los inmigrantes no los quieren los españoles. Pero si esto ya era discutible cuando el paro era del 10%, con el 25% de paro resulta increíble. Y todavía podemos ser mucho más políticamente incorrectos pensando sobre esto.
Cuando hay trabajos que nadie quiere hacer, el empresario tiene dos opciones: subir los salarios o importar mano de obra barata.
Si no hubiéramos importado millones de inmigrantes, con carácter general los empleadores hubieran tenido que subir los sueldos.
Por más que estemos simplificando las conclusiones, ahora tendríamos menos paro y mejores sueldos.
Sin embargo, la izquierda nos convenció de que era mucho más progresista importar mano de obra «esclava» por millones y practicar el papeles para todos.
Claro que la izquierda también nos supo convencer de que la deuda y el déficit eran maravillosos.
De hecho, la izquierda ha conseguido que ahora no le recordemos ni le echemos en cara nada de esto, cuando por poco objetivos que seamos es difícil no encontrar al discurso progresista detrás de todos y cada uno de los variopintos males que nos aquejan en estos momentos.
Malditos xenófobos
Sin embargo, como decíamos al principio no es que la inmigración resulte intrínsecamente mala… ni buena. Creer otra cosa seguramente es xenófobo, pero alternativamente también puede ser naif o estúpido. Es evidente que España no tiene recursos para acoger u ofrecer trabajo a un número infinito de inmigrantes. Por tanto puede haber un momento en el que hagan falta inmigrantes y otro en el que no hagan falta. En cualquier caso, incluso en los momentos de bonanza, siempre hay un número de inmigrantes a partir del cual ya no tenemos suficientes puestos de trabajo que ofrecerles. No los tenemos para los españoles y por tanto tampoco para ellos.
Si importas personas sin recursos a las que no puedes ofrecer trabajo, pero en cambio les ofreces gratis servicios que cuestan mucho dinero, todo tu sistema de salud, educación y servicios sociales se volverá insostenible. Porque tendrás que ofrecer servicios a varios millones de personas más aunque no tendrás a varios millones de personas más trabajando para mantener esos servicios.
Es evidente.
No sólo eso sino que esas personas, si no tienen trabajo ni recursos, generarán un problema social y de orden público que aumentará la xenofobia. Antes de un brote de xenofobia suele haber siempre una política de inmigración irresponsable promovida por quienes más se espantan ante los brotes de xenofobia.
¿Tiene usted una puerta en su casa?
Nadie que considere la inmigración como algo intrínsecamente bueno vive en una casa que no tenga una puerta en la entrada. Si tiene usted una puerta en su casa, porque le gusta controlar quién entra y quién no entra y cuándo entra en su casa, pero piensa que la política de papeles para todos es buena, tal vez tenga un problema de coherencia.
Decíamos que tan absurdo puede ser considerar la inmigración algo intrínsecamente bueno como algo intrínsecamente malo. En realidad, es probable que sí necesitemos inmigrantes. De hecho, seguro que es bueno que haya inmigrantes trabajando y viviendo en España. Pero como no podemos ofrecer trabajo y recursos a todos los extranjeros del mundo, es lógico que abramos nuestras puertas sólo a los que podamos acoger. Y siendo muchos más los que hay que los que podemos acoger, también es lógico que escojamos a los más cualificados y a los que culturalmente pueden ser más afines o generar menos conflictividad y problemas de convivencia. Una política de inmigración irresponsable podría generar xenofobia, aparte de hacer inviable nuestro sistema; una política responsable podría ayudar a garantizar la viabilidad de nuestro sistema, aumentando además el aprecio por los inmigrantes.
Matemos gente para reducir la población activa
El discurso de Niño-Becerra, más que desde la reflexión, ha sido inmediatamente contestado desde la descalificación. Puesto que Niño-Becerra dijo que sólo se podían bajar los niveles de paro reduciendo la población activa, la respuesta más típica en los medios y las redes sociales ha sido, aparte de llamarle xenófobo y cubrirlo de insultos, ironizar sobre si tenemos que matar inmigrantes, niños, parados o trabajadores para reducirla.
Pero eso es precisamente el problema.
Si no vamos a matar a nadie, no podemos acoger ilimitadamente a todas las personas que vengan.
Una quita a la deuda
Aunque la inmigración ha monopolizado el debate sobre lo dicho por Niño-Becerra, el hecho es que en esa misma intervención también se refirió a una posible quita sobre la deuda española. Puesto que el total de la deuda española, pública y privada, asciende al 400% del PIB, «cuatro veces más de lo que España produce«, Niño-Becerra considera que «se tienen que hacer quitas, porque no se puede pagar«. El catedrático previó que “Todos vamos a pringar para pagarla» y que España, según proyecciones, deberá perder hasta un 30% del PIB después de dicha quita.
8TV
Finalmente, por si lo anterior no fuera suficiente cortina de humo para quien no quiera abordar el debate sobre la inmigración, les ofrecemos una última distracción de nuestra propia cosecha. La entrevista a Niño-Becerra en la que dijo todo esto se produjo en el canal 8TV de Cataluña. Porque además de la ruinosa televisión pública catalana existe en Cataluña una cosa que se llama canal 8TV. Privada, pero absolutamente subvencionada, como la práctica totalidad de las televisiones locales “privadas” en España. Y sí, todas esas televisiones ruinosas en todas las comunidades autónomas forman parte del problema que nos conduce hacia una quita. Porque tampoco vamos a echar la culpa a los inmigrantes de todos nuestros problemas. Es más, hasta si hemos practicado una mala política de inmigración la culpa también es nuestra.
15 respuestas
Acierta el catedrático al poner los puntos sobre las íes en este espinoso asunto; la permanencia del inmigrante debe estar ligado al empleo, o a otro tipo de beneficio para el país receptor. Es sencillo. Tan sencillo que era ese MISMO SISTEMA el que tuvieron nuestros emigrantes cuando fueron a Francia, Bélgica, Alemania o Suiza.
Si además de no crear riqueza el emigrante se enquista en la solicitud de ayudas y en el consumo de prestaciones sanitarias para él y su pareja, y para los recién traídos 4 ancianos padres de la pareja, junto con los múltiples descendientes consumiendo servicios educativos, de estudiantes poco motivados de un sistema de educación basado en la «igual-dá» y no el esfuerzo…entonces el problema cobra su total dimensión.
Y no, no soy xenófobo, sería de risa decirlo si me conocieran personalmente. Pero la realidad demuestra que el inmigrante más difícil de integrar, musulman de países árabes, en los EEUU se integra a las mil maravillas, porque lo necesita para vivir. Y aquí, en Europa, es al contrario.
Y respecto a lo de reducir la tasa de paro expulsando emigrantes, es lógico. Si vienes buscando trabajo y no hay, te vuelves a casa. Son otros los que reducen la población activa recurriendo a la eliminación física, nazis y los comunistas, estos últimos en toda época y lugar, son especialistas en ello. Qué raro que aquí sean los que piden papeles para todos. Pero podemos llegar a un acuerdo. Como también les molan los impuestos, podemos poner un recargo en el IRPF del 10, 20 o 30% pero SOLO PARA LOS QUE SEAN DE IZQUIERDAS Y ESTÉN DE ACUERDO CON LAS PREMISAS DE SANIDAD UNIVERSAL Y PAPELES PARA TODOS.
Yo es que a mi casa a comer invito a quien quiero, a mis amigos por ejemplo. Si otros quieren invitar a otras personas que les inviten ellos…y que paguen el convite. No es razonable que yo tenga que pagar por SUS invitados, YO YA PAGO POR LOS MÍOS.
Muy buen artículo. Si Señor. Con la disculpa de la «xenofobia» nos han puesto un bozal que solo los más valientes se atreven a quitarse. Pero hay que hablar, claro que si. Y hay que poner los puntos sobre las ies y llamar al pan pan y al vino vino, para que todo el mundo se entere de lo que está pasando y pierdan el miedo a decirlo.
Si supiera la dirección de Niño Becerra le escribiría felicitándole y alentándole a seguir asi, sin miedo.
Decir lo que ha dicho este caballero es de perogrullo. Es tanto como afirmar que, si los mayores de 60 años se jubilaran, y son el x% de la población activa, la tasa de paro descendería en un x%. En fin, incuestionable. Otra cosa es que de ello se quiera hacer sangre para fortalecer los lazos con simpatizantes, acólitos, pesebre y palmeros de turno. Que se deben controlar los flujos migratorios y permitirlos en función de las necesidades laborales de un país, pues de perogrullo también. Cómo vas a regalar unos servicios públicos que nos cuestan un esfuerzo ingente en impuestos. Los mismos que ahora se ensañan y se rasgan vestiduras olvidan con mucha facilidad que, siendo gobierno el PSOE, por la puerta de atrás se ha estado dedicando a expulsar a extranjeros irregulares sin ponerse colorados.
Buen artículo. Efectivamente, la politica de inmigración es desagradable, por cuanto supone tomar decisiones humanamente duras, porque el corazón te pide acoger, y la cabeza manda rechazar al inmigrante, que es una persona como tú que quiere vivir, que tiene la misma dignidad que tienes tú, y que es un igual. A veces decir que no, un no responsable, es un acto de fraternidad donde hay más caridad (en sentido cristiano) a decir que SÍ. No podemos acoger ilimitadamente, aunque acoger ilimitadamente sea un deber en la moral cristiana, que por otra parte, raya tan alto que es sin duda imposible de ser cumplida por todos, en todo momento, porque hay una estructura de lo real que lo impide.
Si lo piensan, el problema moral de fondo en el de la inmigración, la pensiones, la sanidad pública, los impuestos y la existencia del estado es el de los límites de la solidaridad, y es nada menos que el de los límites de la protección de la dignidad humana. Como liberal, sostengo que esta dignidad es incondicional e indeclinable. Pero limitada, a pesar de todo, por el horizonte de lo posible, que trae del brazo un haz de deberes. ¿Hasta donde tenemos que dar para que otros vivan dignamente? ¿Tenemos que compartir aquello que necesitamos con todos? ¿Hay que sostener al que no trabaja, pudiendo hacerlo? Y supuesto que la respuesta a esta última pregunta es negativa (de hecho la propiedad privada es una libertad esencial y un derecho reconocido en todas partes): ¿donde fijamos los límites? ¿Existe verdaderamente un derecho a fijar límites frente a otros humanos?
La respuesta que demos a esas preguntas nos dará una idea de persona, de sociedad, de estado, de nación. Todo esto está en el trasfondo de nuestra ajetreada vida política y social. Para ser corresponsables, es necesario que como ciudadanos, como personas, nos hagamos conscientes de hasta que punto la civilización -que damos por algo dado, hecho, firme como una roca desde el principio de los tiempos- se sustenta sobre una red de ideas, decisiones, compromisos, y equilibrios que no tienen otro soporte, en el fondo, que los otros puntos de la trama. Aunque genere ansiedad, ser conscientes de la debilidad de alguno de esos puntos,es lo único que puede permitirnos reforzar lo que está cediendo, reparar lo roto y construir nuevos acuerdos sobre lo fundamental. Eso es la política a la que estamos llamados todos.
Cuando hablo de «rechazar al inmigrante», hablo del que quiere entrar sin trabajo, e ilegalmente, claro. El inmigrante legal es un ciudadano como yo, con los mismos deberes y con los mismos derechos (entre los que debería estar el de voto, pues quien paga impuesto, tiene derecho a decidir). Vale.
Constitución Española de 1978.
Artículo 13. 1. Los extranjeros gozarán en España de las libertades públicas que garantiza el presente Título en los términos que establezcan los tratados y la ley. 2. Solamente los españoles serán titulares de los derechos reconocidos en el artículo 23, salvo lo que, atendiendo a criterios de reciprocidad, pueda establecerse por tratado o ley para el derecho de sufragio activo y pasivo en las elecciones municipales.
Artículo 23. 1. Los ciudadanos tiene el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal. 2. Asimismo, tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos públicos, con los requisitos que señalen las leyes.
En este artículo hay un buen número de simplificaciones que llevan a conclusiones descabelladas. Posiblemente, porque parten de las ideas de un niño. Que la reducción de la población activa reduce el paro es una perogrullada sin consecuencias prácticas. Efectivamente; cuando la gente deja de buscar empleo, también se reduce la cifra de paro. Más aún, las guerras y las epidemias reducen de forma notable la población activa, y no por ello parecen ser buenos métodos de reducción del paro. Lo que sí tienen en común todas estas reducciones es que se limita de forma notable la posibilidad de creación de riqueza. El problema no es el paro, el problema es que no somos capaces de crear suficiente riqueza y eso genera paro.
Asociar la proporción de no nacidos en España al número de parados es otro error. En primer lugar, no todos los no nacidos en España están parados, sino sólo una proporción de ellos. Por lo tanto, su hipotética expulsión no reduciría mágicamente el número de parados, sino sólo en la proporción de los que estuvieran efectivamente parados. Por otra parte, una buena parte del consumo se lleva a cabo por esa población que viene a representar el 10% de la población española actual. Puesto que los parados también consumen (aunque no sean nacidos en España) la reducción de la población en un 10% podría suponer una depresión del consumo en un 10%. Depresión que difícilmente se podría compensar por un aumento del consumo de la población no expulsada (incluso en el absurdo supuesto de que esta población no expulsada tuviera pleno empleo).
En cuanto a la subida de salarios por la limitación de la competencia, hay que reconocer que es una buena idea. Podríamos ampliarla a otros aspectos del mercado: si no compramos productos más baratos fabricados en el extranjero y compramos solo los nacionales, el precio de estos será más alto y los trabajadores vivirán mejor. Lástima que la época de la autarquía terminó en el 59 del siglo pasado. Sin embargo, podemos esperar a ver qué pasa en Venezuela o Argentina para progresar en esta idea. En cuanto a la gran demanda por parte de los españoles de origen de muchas de las funciones desempeñadas por los inmigrantes no tenemos nada más que fijarnos en las avalanchas que se producen cada año para entrar en las escuela de formación profesional donde se aprenden las profesiones ocupadas por estos inmigrantes.
Claro, el problema de la apertura de fronteras al movimiento de personas es que debe ser recíproco. Hay un buen número de españoles de origen que ahora viven y trabajan fuera de España. Para algunos esto es una abominación porque salir del terruño les parece lo peor de lo peor. Otros pensamos que desde que los primeros homínidos emigraron fuera de África, los seres humanos nos hemos movido por el mundo buscando y creando riqueza.
Podríamos seguir; pero, aprovechando que estamos en el inicio del periodo de vacaciones, sería bueno que el Niño se repasara la asignatura y volviera con ella mejor preparada en septiembre.
@ spurgus
O sea que si compro una propiedad en Miami segun vd. debería votar en las elecciones norteamericanas. Y siguiendo esa línea de pensamiento está claro que Botín debería tener más votos que yo porque paga más.
@ Mariya
La verdad que no consigo saber cual es su discrepancia con el catedrático de Estructura Económica de la Universidad Ramón Llull de Barcelona. Solo advierto la molestia con sus argumentaciones.
Sorprende que NC que se presume liberal nos regale este articulo de tendencia tan proteccionista citando al chiflado de Niño Becerra. La economia mejora con la libertad y ahí se incluye la libertad de emigrar e inmigrar.
Un dato: entre 2000 y 2008 llegaron a España 4,5 millones de emigrantes mientras que la tasa de paro en lugar de aumentar pasó del 13,9% al 8,3%.
Mariya es la leche. Es capaz de discutir que 5 por dos son 10 alegando que 10 son cinco más cinco, lo que sea con tal de tener razón…. Lo malo es que son ideas del medievo y no son más que zarandajas separatistas…
Uf! qué Pereza! menos mal que ya no queda nada…
Me hace gracia que Chantrea (perdón, Txantrea) siga liado con un comentario mío a un hilo anterior. Hay que reconocer que le daré pereza; pero la supera con diligencia.
Pregunta Iturbide en qué discrepo con el profesor al que se hace referencia. Discrepo en la primera frase del segundo párrafo de este artículo: «Según este catedrático, el único modo de disminuir el paro es “reducir la población activa“». Y discrepo porque pone el foco en el reparto del trabajo existente en vez de en la creación de nuevas posibilidades de trabajo. El trabajo es creador de riqueza y la riqueza es algo creciente a lo largo del tiempo. La creación de riqueza es una actividad exclusivamente humana y para ella es necesario contar con el capital humano. Por tanto, no puedo estar de acuerdo en que la solución para el paro sea disminuir el número de personas que trabajan y, por tanto, aumentar la ocupación de los que buscan trabajo. La solución no es repartir trabajo, la solución es buscar nuevas formas de crear riqueza.
Para mi amigo Txantri, y sus comentarios sobre la leche: es un error considerar que cuando nace un ternero aumenta la renta per capita mientras que cuando nace un niño, la renta per capita disminuye. Y es un error porque, hasta ahora, no sabemos de terneros o vacas o toros que hayan creado nada nuevo.
Vaya por delante que me parece estupendo que se abran debates políticamente incorrectos y se pueda hablar con libertad Y RESPETO de cualquier cosa. Creo que es enriquecedor y abre nuevas vías a explorar en cualquier campo. La inmigración puede ser buena o mala. Depende del momento económico, el número de inmigrantes, el tipo de inmigración. Veo muchas cosas de perogruyo en las declaraciones que he leído del catedrático en este artículo. Estoy con Mariya en casi todo lo que dice (habría que estudiar el balance de consumo/produción de esa población con respecto a los gastos sanitarios, educativos…) Soy de los que piensan que todos los seres humanos deberíamos tener derecho a transitar libremente por todo el orbe para buscarse la vida PERO con cierto orden establecido si queremo evitar el caos y la ruina de sitemas de salud etc.. No se pueda dar lo que no se tiene así que no podemos ofrecer todo un sistema educativo, sanitario etc ilimitado puesto que nuestros recursos son limitados. Mi amigo Osas (nigeriano)ha tenido la suerte de establecerse aquí no sin grandes penalidades y labrarse un presente digno para él y su familia (mujer y dos niños de 5 y 2 años. Qué preciosidad de crios!). No obstante, lo ideal para Osás hubiera sido no haber tenido la necesidad de abandonar su patria, hermanos, padres etc. Nada agradaría más a Osas que poder trabajar en su tierra. Si invirtiéramos recursos en ayudar de verdad a la poblaciones de esos países muchos de ellos no emigrarían. Por otro lado, si sus condiciones de vida no les obligara a emigrar no contaríamos con gente que cuidase de nuestros ancianos etc. Tambien es cierto que muchas empresas se han frotado las manos con tan ingente oferta de mano de obra barata. El debate es extensísimo y complejo. Dicho esto Viva Colombia! (por si lo lee mi mujer)
¡Vaya con los jesuitas o los profesores de sus centros universitarios! Los primeros emigrantes son sus misioneros fuera de España o sus extranjeros-estudiantes de Teología en España.
Al paso que vamos, acabaremos como Rumania: la mitad de España emigrante ocupando un puesto de trabajo a los autóctonos de otro país. De todos modos, España hasta mediados los 70s era un país de emigrantes y volvemos a serlo.
Espero -deseo- que no traten a los españoles emigrantes como nosotros -España en general- ha tratado a los emigrantes. Otro modo de «acabar» con los emigrantes es cortarles la asistencia sanitaria, negarles ayudas de subsistencia… Nosotros se lo hemos hecho a turcos, británicos y otros, pero nos quejamos cuando los turcos se lo hacen a una española (una navarra hace poco); como dijo Nick Clegg es una cuestión de reciprocidad.
Mariyica, Mariyica, jamás se me habría ocurrido que la renta percapita tendría que ver con niños y terneros… nunca es tarde para aprender.
No sigo liado pero creía que lo de la edad media y lo de las zarandajas era un argumento tuyo recurrente… pero si no lo es….
por lo demás, jajajajaja, me troncho con tus ocurrencias idiomáticas…y tus confianzas tomadas que acepto y tomo para mí también…
Mila esker criatura