Ha llovido mucho. Ha nevado mucho. Ha hecho frío. No se acaba. A lo mejor la pregunta sería no si nos encontramos ante un calentamiento global, sino si caminamos hacia una nueva glaciación. Pues bien, la respuesta a ambas cuestiones es que no. O al menos así se deduce de las temperaturas medias invernales en España de los últimos 20 años, aunque de hecho los últimos inviernos sí que han sido algo más fríos que los de los años 90.
El negocio del cambio climático
Ya más tranquilos sabiendo que no nos enfrentamos a una inmediata aniquilación climática y que, como se burla Antón Uriarte en su blog, ni siquiera peligran las expediciones esquiadoras a Candanchú y Astún, cabe preguntarse por el sentido de que España pagara el año pasado a Polonia 40 millones de euros para comprarle, en virtud del Protocolo de Kyoto, cuotas de emisión de CO2. Es decir, que ni siquiera es que no se emita ese CO2, es que lo emitimos y además pagamos 40 millones de euros a los polacos, que en virtud del acuerdo pueden emitir mucho más del que realmente emiten y vender cuotas de emisión a los pardillos que negociaron el acuerdo con la horquilla del moño. Evidentemente no suele ser noticia que paguemos millones y millones de euros a cuenta del Protocolo de Kyoto para emitir lo mismo y encima ser más pobres. Eso sí, con 40 millones de euros se podían evitar en España 7.000 desahucios anuales. Pero aunque la temperatura no suba a pesar de seguir emitiendo CO2, sería poco progresista no pagar por nada a los polacos.
4 respuestas
No cabe duda de que hay un negocio en el alarmismo. Recuerden, si no, lo que ocurrió en la transición del año 1999 al año 2000, referido a los ordenadores: se desencadenó una campaña de alarmismo y miedo a escala mundial, sugiriéndose que cualquier catástrofe era posible, desde que se autodispararan misiles nucleares hasta que explotaran centrales nucleares. Con qué objetivo… sólo dinero y dinero y dinero.
Este es nuestro sino. Pagar, pagar y pagar por todo. Lo de los 40 millones a los polacos lo desconocía, pero si solo fuera eso. Pero nuestros políticos no cortarán estas sangrías, porque no les interesa, ya que donde «se corta pan, caen migas» y las migas de los 40 millones y los otros 40 millones y los otros 40 millones, son muchas migas.
Así de gordos están estos pajarracos.
No se si será normal este clima en estas fechas, pero a mí ya me han salido escamas y tengo cara de pingüino.
En mi próxima vida le diré a la cigüeña que cambie de ruta y se desvíe a Tenerife, que el ambiente es mas cálido.
Tengo ganas de ver el sol, y de hacer la fotosíntesis, sentada en una terraza acompañada de una buena copa.
Lorenzo, donde estas? Te hecho de menos.
Debe salir el sol un poco,que tienen que subir los esparraguicos,y madurar las cereziicas,etc que muchos viven en Navarra del fruto de la tierra.