Ideas para una moción de censura a la totalidad de los partidos. O con la esperanza de que algún día los partidos empiecen a recoger principios o propuestas alternativas de este tipo:
1- Privatización de las mentes
Lo que puedas hacer tú, no dejes que lo haga el estado. Si quieres un buen trabajo, hazlo tú mismo. En algún momento del pasado la Administración ha conseguido estatalizar nuestras mentes, gestionar nuestras mentes y amueblar nuestras mentes. El primer paso para volver a tomar las riendas de nuestras vidas es privatizar nuestras mentes. Si nuestra mente es del estado, es inevitable que también acabe siendo del estado nuestra casa, nuestro médico, nuestro dinero y hasta nuestros hijos. Tenemos que recuperar el control y privatizar nuestras mentes incluso para decidir, una vez que hayamos recuperado nuestra mente, qué es lo que realmente queremos o necesitamos imprescindiblemente que se encargue de hacer el estado.
2- Es el ciudadano el que debe controlar al estado y no a la inversa
Cuando los ciudadanos controlan a los políticos, eso es democracia. Cuando los políticos controlan a los ciudadanos, eso es dictadura.
3- Eliminación con carácter general de todas las subvenciones
Las subvenciones ostentan un carácter perverso casi por naturaleza. Suponen quitar dinero de allí donde se genera para desviarlo hacia donde se pierde. Otorgan además a los políticos el poder de que todo dependa de la subvención que dan o no dan para que algo pueda funcionar. Las subvenciones no sólo destruyen riqueza sino que generan sumisión y dependencia política. Puede darse el extraño caso de un subvencionado antigubernamental, pero difícilmente el de un subvencionado antiestatalista.
4- No a los rescates
En virtud de la misma lógica de las subvenciones, debe reformarse el sistema de forma que tampoco se lleve a cabo nunca ningún rescate bancario ni de otra índole. Rescatar al banco que hace mal las cosas es igualar al que hace las cosas bien y al que hace las cosas mal. Igualar al que hace las cosas bien y al que las hace mal es una invitación a hacerlas mal. Rescatar al banco malo garantiza futuras quiebras bancarias porque envía a los gestores de los bancos el mensaje equivocado. Más banca pública y más políticos controlándola no es la solución sino el origen del problema, desde Fannie Mae y Freddie Mac hasta Caja Castilla la Mancha y la CAN. Deben tomarse medidas como la eliminación de los bancos centrales, del coeficiente de caja o la radical separación entre banca de depósito y banca de inversión para evitar futuras burbujas, futuros rescates, conseguir que el fracaso de un banco recaiga sobre sus propietarios y que el daño sobre los depositantes en caso de quiebra quede limitado. En un sistema capitalista debe ser posible que los bancos puedan quebrar.
5- Menos estado, menos corrupción
De cuantas más cosas se encarga el estado, de menos cosas nos encargamos nosotros. Cuantas menos cosas dependen de nosotros, más dependientes somos del estado y de los políticos. De cuantas más cosas se encarga el estado, más dinero nos tiene que quitar para financiarlas. Cuanto más dinero necesita el estado, más inviable se vuelve. Cuanto más dinero maneja el estado y más cosas deciden los políticos, más corrupción hay en el estado. No es un fallo en la naturaleza de los políticos, es un fallo en la naturaleza humana. Los políticos más peligrosos de todos son los que se creen inmaculados, los que se han autoidealizado, los que desconfían de nosotros o de otros políticos pero no desconfían en cambio de sí mismos. Es imposible menos corrupción con el mismo número de políticos y el mismo poder o más. Denles tiempo.
6- El Plan B: que lo haga el estado
Que lo haga el estado nunca puede ser el Plan A. Antes de que lo haga el estado hay que pensar otra cosa. El estado nunca hará mejor que nosotros una cosa porque no tiene porqué hacerla mejor. Porque los recursos que maneja no son suyos. Porque no tiene competencia. Porque por tanto no tiene que esforzarse para ser mejor que un competidor. Porque si lo hace mal o tiene pérdidas lo pagamos nosotros. Porque el estado es un monopolio y los monopolios nunca tratan bien a sus clientes.
7- Cheque escolar y cheque sanitario
El estado controla casi por completo la Sanidad y la Educación, lo que consume una cantidad enorme de recursos. Pero no tendría por qué ser así. Todos queremos Educación y Sanidad para todos, pero que de eso tenga que encargarse el estado es sólo una opción ideológica. Si un servicio ofrecido por el sector público cuesta X y el sector privado lo ofrece por X-1 el servicio debe ser contratado con el sector privado. En una sociedad libre casi todo el mundo puede pagar y elegir médico o colegio. Tan sólo un pequeño porcentaje de personas necesitarían ayuda para acceder a la sanidad y la educación. Y si la mayoría de los individuos no fueran capaces de vivir sin ayuda del estado, el estado tampoco sería viable en ese caso, porque el dinero que maneja el estado es el dinero que generan sus ciudadanos. El estado no debería ocuparse de la educación ni la sanidad más que de ese pequeño porcentaje de personas y ni siquiera mediante un sistema público de colegios y hospitales, sino meramente pagando a esas personas un cheque con el coste de esos servicios en un centro privado de su elección entre una lista de centros concertados. Puesto que lo pagaría el estado no sería caridad, para quienes consideran que ser ayudado por otra persona o una institución privada es menos digno que ser ayudado por el estado.
8- Eliminación de todas las empresas públicas y semipúblicas
Una empresa pública es como una hierba venenosa para el resto de las empresas. Ninguna empresa privada puede competir con una empresa pública porque la pública no depende de sus beneficios ni de sus ventas ni de lo bien que lo haga. En consecuencia, las empresas públicas, gracias a que las financian los contribuyentes y no los clientes, destruyen todas las empresas privadas del sector en que se implantan, o bien ninguna empresa privada surge en el sector en el que están implantadas. Para lo que sí sirven las empresas públicas es para colocar y remunerar generosamente a todos los políticos, expolíticos, militantes y simpatizantes en los consejos de administración y los puestos directivos.
9- Igualación de los asalariados públicos con los asalariados privados
Una parte de los funcionarios no necesita presión para ser eficaz haciendo su trabajo. La otra parte puede relajarse sin temor a represalias a costa del contribuyente. Puesto que los trabajadores del sector privado son los que financian a los del sector privado, no es justo ni económicamente viable que los del sector público cobren más que los del sector privado por el mismo trabajo.
10- Limitación por ley del endeudamiento
El sistema público ha colapsado en esta crisis, entre otras razones, por un exceso de endeudamiento. La deuda pública española ha tenido que ser rescatada y, en realidad, sigue conectada a un aparato de respiración asistida. Si no se quiere ser esclavo del que te presta (eso que los progresistas llaman los mercados, pero que en realidad son los pensionistas alemanes o los propios los ahorradores españoles), lo mejor es no pedirles prestado. No basta con que el estado no gaste más de lo que ingrese, que es elemental para su sostenibilidad. Además tiene que tener severamente limitada por ley la cantidad de deuda que puede acumular. Si no queremos dedicar al pago de la deuda y los intereses más de un pequeño porcentaje de nuestros ingresos fiscales presentes y futuros, el límite total de la deuda no debe ser superior al 10% o al 20% no ya del PIB, sino de la recaudación.
11- Flexibilización del mercado de trabajo
La libertad debe primar en las relaciones entre trabajadores y empresarios. Las mejoras en las condiciones de los trabajadores son insostenibles si las empresas no pueden pagarlas. Si las empresas pueden pagarlas no hace falta que las imponga el estado porque las impone el mercado. La razón por la que las condiciones laborales mejoran es que hay demanda de trabajo. Cualquier otra mejora en las condiciones laborales es insostenible o tendrá consecuencias como el aumento del paro, del fraude o de la economía sumergida. Todas las barreras de salida del mercado de trabajo actúan simultáneamente como freno y como barreras de entrada.
12- Muerte a los impuestos
Cada vez que un político se vea en la tesitura de subvencionar televisores, construir circuitos de velocidad, organizar unas olimpiadas o comprar acciones de Iberdrola, lo que debe hacer es bajar los impuestos. La mejor política de estímulo concebible es bajar los impuestos. Subir los impuestos y no los recortes es lo que ha gripado el crecimiento de la economía. Los impuestos deben ser tan bajos como sea posible para mantener el mínimo estado necesario para atender los servicios públicos esenciales. Como hemos asumido que es normal que el estado nos quite la mitad de lo que ganamos, también hemos asumido como normal que el estado les quite todavía más a los ricos. O que nos cobre impuestos cuando cobramos, y después también cuando con ese dinero del que ya nos han cobrado compramos algo, y luego otra vez y otra vez y otra vez sólo por tener en nuestro patrimonio lo que hemos comprado y luego una vez más por morirnos y dejárselo a nuestros hijos. Hay quien piensa que el único impuesto que debería existir es el IVA, ahí lo dejamos como reflexión.
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13- Un estado pequeño pero fuerte
Los partidarios del estado han creado un estado gigantesco pero extremadamente débil. Un dinosaurio tan enorme que ya no encuentra comida suficiente para poder seguir alimentándose. El estado se muere de sobredosis a manos de sus partidarios. Lo han cebado tanto que tiene el colesterol y la tensión por las nubes, el hígado y los riñones destrozados. Tenemos un estado gigantesco pero arruinado, una cosa pública cebada y una sociedad civil escuálida, lo cual es más lógico que paradójico. Queríamos que el estado lo pagara todo y ahora no nos llega para nada. Tenemos más leyes que nunca pero más corrupción e ilegalidad que nunca. No hay jerifalte local que no desafíe al estado y no quiera tener su propio estado gordo y cebado. Proliferan los presidentes, los alcaldes y hasta las infantas que se encuentran al albur de un proceso judicial. Un estado más pequeño no sólo haría más fuerte a la sociedad civil sino que, haciendo más fuerte a la sociedad civil, él mismo sería más fuerte, más fibroso y más sostenible. El estado actual muere de obesidad mórbida y hay que moverlo de la cama con una grúa alemana.
14- El estado sólo debe hacer lo que es esencial y sólo lo puede hace él
A la hora de decidir si el estado tiene que dedicar una parte de los Presupuestos a hacer algo, debe hacerlo bajo al menos dos principios. Que se trate de hacer algo que es absolutamente esencial e imprescindible, como pagar las medicinas de un niño, y que sólo lo pueda hacer el estado. En este caso las funciones esenciales del estado podrían ser pagar algunos cheques sanitarios y educativos, la Justicia, la policía y no demasiadas cosas más. Tendríamos menos televisiones autonómicas, menos agentes de igualdad y menos cursillos de cerámica, pero las cosas realmente esenciales las podríamos garantizar mejor.
15- Replanteamiento del sistema de pensiones
El sistema de pensiones basado en el reparto es un modelo piramidal. Los modelos piramidales son ilegales y se consideran una estafa porque no funcionan. Por ser estatal, el sistema de pensiones basado en el reparto no es menos piramidal ni se encuentra menos condenado al fracaso y la insostenibilidad. Hay que plantear por consiguiente la transición hacia un sistema de pensiones basado en la capitalización, aunque no sea más que porque la alternativa a lo difícil es lo imposible. Si no se cambia nada, en los próximos años estamos condenados a recortar todas las demás partidas del Presupuesto para pagar las pensiones, o a reducir las pensiones hasta convertirlas en una pequeña fracción del salario que se cobra hasta el momento de la jubilación, o a retrasar la edad de jubilación hasta los 87 años, o a una mezcla de todo ello. Para saber que esto va a pasar no habría más que mirar el perfil de la pirámide de población, si no fuera porque está pasando ya. Esto ya no es una predicción, es una descripción.
16- Justicia independiente
Es imposible limitar la corrupción política si los políticos nombran a los jueces que los juzgan. Si los juzgan los jueces del partido contrario eso tampoco es justicia. La ley no puede decir blanco o negro según la mayoría de los magistrados de un tribunal hayan sido nombrados por un partido u otro. Los miembros de los altos tribunales deben ser elegidos por sufragio entre los propios jueces. Cualquier juez que se dedique a impartir discursos políticos debe ser removido del cargo. El poder judicial debe estar completamente separado del ejecutivo y el legislativo.
17- Liquidación de la partitocracia
Las listas electorales deben ser abiertas y desbloqueadas. Deben estudiarse medidas para que el control de los partidos no dependa de la cúpula del partido sino de la democracia interna. Los políticos no pueden ser abrumadoramente opositores y funcionarios o profesionales de la política sin experiencia y sin éxito en el sector privado. Si es preciso habrá que pagar más a los gestores políticos, transparentemente, para subsanar esto. Autofinanciación de la patronal, los partidos y los sindicatos.
18- Defensa de la vida y la libertad
Si no se defiende el derecho a la vida, la pretendida defensa de cualquier otro derecho es una impostura y una farsa. El que no defiende lo mayor, difícilmente defenderá lo menor. Junto con el derecho a la vida, la defensa de la libertad es el pilar de cualquier sociedad y de todo sistema moral. Toda idea de mejora se basa en la idea de que podemos elegir. Que alguien pueda no elegir nos obliga a competir y mejorar. La competencia mejora el servicio. El principio no sólo se aplica a la libertad de mercado sino incluso a la libertad política. Si no se puede elegir un gobierno u otro al gobierno le da lo mismo hacer las cosas mal. Sin libertad, por no haber no hay ni mérito, ni virtud, ni responsabilidad, ni por tanto moralidad.
4 respuestas
19.- Prohibición de los partidos nazi, comunista, fascista , islamista e integrista.
Igual me dejo algún -ista peligroso.
De cualquiera que promueva la dictadura aunque diga que es la «del pueblo».
No está nada mal lo que se propone. Desde luego lo más importante es eliminar la partitocracia. Para ello puede ser interesante abandonar el sistema proporcional, que no es sino un reparto del pastel y pensar en un sistema mayoritario, en el que el elegido responda de verdad ante los votantes de su distrito. En Navarra no estaba nada mal, aunque no era democrática, la Diputación formada por un diputado por merindad, al que conocían los ciudadanos de dichas merindades y al que acudían a plantearle sus problemas. Con cinco diputados, que encima no cobraban, funcionaba Navarra. Y nadie dirá que no eran accesibles y que no recibían y al menos hacían como que escuchaban a los de su merindad. En cuanto a los Ayuntamientos es claro que el Alcalde debería ser elegido por los ciudadanos directamente, también por sistema mayoritario, entre los que opten a dicho cargo, y los concejales, por distritos, entre los que se presenten por cada distrito. Así responderían ante sus votantes, no como ahora que solo responden ante sus partidos haciendo de los Ayuntamientos unos miniparlamentos. Finalmente, en todo lo posible, democracia directa, como en Suiza, que ponen a referendum si hay minaretes, si se fuma o no, etc. Cosas que parecen tonterías pero que las decide directamente el pueblo. Pero ¡Qué difícil será eso! Con la escusa de representar a todos, lo que hacen es repartirse el botín entre los partidos. Son unos piratas y no soltarán su presa, que somos los ciudadanos.
Plas, plas, plas a NC, es necesario una regeneración total del sistema, ya que el que tenemos está en estado vegetativo.
Insostenible, falto de recursos, agónico de pensamiento y lleno de carencias para garantizar el futuro y las necesidades de toda una sociedad, tanto presente como futura.
En estos momento debemos de empezar a tejer un nuevo modelo de sistema que sea eficaz, sostenible, y garante de las necesidades de todos, sin tener que hipotecar a las generaciones futuras. Pero sobre todo sostenible, ético y eficaz.
Esta nueva línea editorial ilustrada-rigurosa en datos del Navarra Confidencial me gusta.
La claridad en la exposición y bases de partida sólidas, sin ambages, es la base de una buena comunicación. La modificación del sistema de pensiones es un asunto perentorio. La liquidación de las Taifas Autonómicas dónde los políticos locales han arramplado con todo y han infiltrado la sociedad civil corrompiéndolo todo es vital. Buen finde!!