No cabe duda que la delicada situación económica, sumada a la falta de mayoría parlamentaria del gobierno, somete a permanentes quebraderos de cabeza a Yolanda Barcina. Esta evidencia sirve para justificar el apoyo a Catalán entre los partidarios de su candidatura. Sin embargo, no está claro que incluso en otras ocasiones el gobierno dejara tampoco mucho tiempo libre al presidente para ocuparse del partido sin que nadie se quejara. Otra cosa es que cuando la economía va bien el apoyo al partido y su percepción social sean mejores, pero eso no se arregla dedicando tiempo al partido sino a mejorar la economía. No obstante, las dudas de que la falta de atención al partido sean el motivo real para justificar la candidatura de Catalán tienen mayor fundamento.
Catalán ya amagó con presentar su candidatura a la presidencia del partido en el año 2008. Da la impresión por tanto de que los deseos de Catalán por alcanzar la presidencia de UPN son independientes y anteriores a la actual coyuntura política y económica.
Si en el año 2008 Catalán no presentó su candidatura fue por dos motivos. En primer lugar porque en aquella ocasión Miguel Sanz y el sector del quesito apoyaron a Yolanda Barcina. Catalán ni remotamente podía soñar con ganar por sí sólo la presidencia. En segundo lugar porque se llegó a un acuerdo con Catalán en virtud del cual él pasó de secretario general a ocupar una vicepresidencia reforzada con mayor poder y capacidad de influencia dentro del partido (consúltese la hemeroteca). Paradójicamente la vicepresidencia reforzada de Catalán, otorgándole más poder para atender al partido, se traduce cuatro años después en que el partido, según la propia candidatura de Catalán, está más desatendido. Alguna mala lengua podría pensar que, como presidente del Parlamento, ha desatendido su labor como vicepresidente del partido.
Todo lo anterior lleva a pensar a muchos que las ambiciones de Catalán no tienen nada que ver con la situación actual del partido y que, en realidad, desalojar a Yolanda Barcina de la presidencia del partido es sólo un primer paso en una operación de mucho mayor calado. Es más, para muchos Catalán no sería tanto el candidato ideal como un mero candidato instrumental, que simplemente se beneficia en este momento del apoyo de la parte más antibarcinista del quesito.
Catalán y el día de la marmota
El análisis de que no es la coyuntura actual la que justifica ahora especialmente la candidatura de Catalán y que este tiende a repetir la misma crisis cada congreso, a ver si en alguna ocasión recaba más apoyos, puede verse reforzado con alguna consulta a la hemeroteca que nos hace recordar que el pasado se repite o el famoso día de la marmota. Aunque la noticia podría ser de hace una semana, resulta que es de noviembre del 2008, antes siquiera de la llegada a la presidencia a UPN de Yolanda Barcina. Es por ello que hay quien considera que los únicos problemas que puede resolver Catalán son los que genera él mismo.
6 respuestas
Ya verán qué poco tarda en salir algún palmero diciendo que esto sólo lo arregla Sanz. Y que sólo EL nos debe gobernar.
Verán.
Y verán que pronto sale EL diciendo: «Me lo pide el pueblo. Me lo pide el pueblo, y al pueblo no puedo decirle que no. VUELVO».
Que Catalán miente ya lo sabíamos, pero da gusto leerlo así tan bien explicado, expuesto y razonado.
A ver si lo leen Amelia y Adanero y se les enciende una lucecita por ahí dentro. Amelia, que lo que te ha prometido Catalán igual es para Adanero. O no.
Adanero, que lo que te ha prometido Catalán igual es para Amelia. O tampoco.
Y que sepáis que la.vicepresidencia del gobierno, que os.ha prometido a cada uno por separado…es para Bob Jiménez. Unico ganador de todo esto y si dar palo al agua. Es decir, como siempre.
En cualquier partido el candidato/a ideal es el que luego sale elegido/a Presidente/a.
Que se equivocan los militantes: pues en términos democráticos, las urnas pasarán factura.
El mejor ejemplo lo tenemos en el PSOE: si fuera Rajoy mi mayor deseo es que siguiera Rubalcaba. Y a Rubalcaba lo votó su partido y hubo guerras, tensiones soterradas, etc.
Se equivocó su partido: sí, pero no porque perdiera las elecciones, sino porque las perderá siempre.
Desde mi posición de afiliado a UPN y votante en el próximo congreso me parece que este artículo es acertadísimo.
Cuando Alberto Catalán era secretario del partido, antes de Carlos García Adanero, era su responsabilidad directa el área de organización, y ahora lo sigue siendo como vicepresidente. De ellos depende el impulso de Comisiones y Comités locales, la atención de los concejales o de los miembros del comité local en pueblos donde UPN está en la oposición y por tanto, necesitan más apoyo del partido.
UPN es una familia, como otros partidos, pero a mi modo de ver, hay que gestionarlo con criterios de eficiencia empresarial, como cualquier otro ente que no quiera fenecer. ¿Qué ha pasado? Las personas en Organización eran pocas, han envejecido o tienen responsabilidades (cargos) públicos que les restan tiempo y energías para esta labor fundamental de cohesionar la militancia.
Yolanda Barcina es política y gobernante de talla. Señor Catalán, piense si usted la ha apoyado como Navarra se merece o le ha puesto palos en las ruedas. Ella sí ha demostrado lo que vale, y lo suyo, está por demostrar. Y como dicen los castizos, «los experimentos, con gaseosa».
Creo que el «esbirro» Catalán se precipitó al echar el órdago a grande… Creyó que el don Sanz le había mandado dos reyes… y resulta que van a ser dos soticas…
A lo mejor se queda sin grande, sin pares y a buscar curro en Corella…
Y seguro que el Don ya encontrará otra pareja para seguir echando su partidica.
No puede haber ambición personal cuando el sustrato del pacto se fundamenta, no en la confianza, sino en la lealtad. Alberto Catalán ha creído en el pacto desde el principio, porque es de los que piensan que el pacto es consustancial a nuestra tierra y a su partido. Y el pacto que la Presidenta Barcina no ha firmado aún es una salida a la situación presente, y válido para futuros escenarios políticos en nuestra comunidad, tanto de gobierno, como de labor de oposición.