Y cuando digo «el sistema» no me refiero al rajoyismo, ni al zapaterismo. Hay que remontarse más. Ni siquiera estoy pensando en el régimen partitocrático del 78…. porque lo que hubo antes -el autoritarismo de Franco, o el caciquismo liberal del XIX- también eran «el sistema».
El sistema es la Revolución. Esa hidra cambiante pero real que lleva doscientos años sacrificándolo todo en nombre del individuo, de la nación y de la voluntad. Un sistema que, para empezar, prescinde de Dios, a quien ya no se puede invocar en los tribunales para pedir justicia. Y que para terminar prescinde de la vida social, de la familia, de los cuerpos sociales naturales, porque todo lo simplifica en una única tensión: la masa de los individuos contra el Estado.
La solución al problema está clara. Si no restablecemos los límites que la civilización cristiana fue capaz de imponer al ímpetu de la ambición humana volveremos, cada vez más, a las viejas tiranías del paganismo. Y esos límites, los únicos capaces de domesticar al poderoso, al político más o menos corrupto, son -o fueron- bien conocidos entre nosotros, los navarros: el límite moral del «Benedictus Dominus Deus Meus» por lo alto; y el límite social y foral del «Pro libertate Patria gens libera state» por lo bajo.
Jerónimo Erro
3 respuestas
Más claro,el agua,donde hay que firmar Jerónimo.
Yo tmbien firmo, jerónimo ¿ no podemos promover una ILP para acabar con el sitema:)?
Ah, las viejas tiranías del paganismo.. el peligro es el paganismo, está claro. Los libérrimos y Católicos monarcas, los prudentes regidores protestantes, los gentiles imames musulmanes, los amorosos brahmanes hindúes.. son seculares guardianes de la libertad, prosperidad y dignidad de sus ciudadanos.. ande vamos a parar…?
Miren: no se engañen, se puede ser un hijo de puta muy creyente, y muy ateo, y se puede ser persona muy creyente y muy ateo. En el sistema moral religioso no es condición «sine qua non», ni suficiente.
Las religiones tienen de positivo que nos enseñan a mirar más allá de nuestra propia persona. Nos proyectan en la conciencia la idea de prójimo, y la del absolutamente otro. Nos enseñan que hay verdades incondicionales, que trascienden nuestra tendencia natural al egoísmo. Eso es muy bueno.Y por eso la religión, como la filosofía, como el arte, que nos lleva a trascender nuestra inmediatez y captar la hermosa, densa y maravillosa dicha que supone la alteridad, son auténticas glorias de la humanidad.
Lo jodido es que creemos sistemas de seguridad a partir de esto. Somos unos pobres monitos inteligentes que nos estremecemos al mirar donde estamos y de donde venimos, y buscamos el refugio del tótem, la tribu, el sexo, la comida, la riqueza.. la ideología, la religión. Es lo que nos toca. Qué le vamos a hacer.