La Fundación Amancio Ortega ha puesto a disposición de Cáritas 20 millones de euros para afrontar diversas necesidades sociales en materia de alimentación, ayuda farmacéutica, servicios de vivienda y material escolar. El hecho, sin embargo, ha suscitado la controversia y la crítica en una parte de la izquierda bajo diversas acusaciones contra Ortega. Por un lado, se le reprochan los sueldos o las condiciones laborales de Inditex en otros lugares del mundo. Por otra parte, se le echa en cara la publicidad de su gesto. Finalmente, se considera que recibir ayuda debe ser un derecho satisfecho por el estado y no una caridad privada.
Un mal salario aquí puede ser maravilloso en otros lugares del mundo
El debate puede quedar algo aclarado con un par de conceptos relativamente sencillos sobre los salarios. Puede parecer injusto que alguien en otro lugar cobre 100 euros por un trabajo por el que aquí se cobrarían 1.000 euros. Sólo que en ese otro lugar 100 euros puede ser un salario estupendo, o por lo menos mucho mejor que el tipo de salario medio que se cobra en ese otro lugar. Es decir, que cobrar ese salario supone una mejora y un beneficio para las personas de ese otro lugar. Por otra parte, los lugares menos desarrollados a menudo sólo pueden competir con los más desarrollados en cuestiones como los costes laborales. A nadie se le ocurre pensar que la Volkswagen ha sido una maldición para Navarra. En cuanto a la forma de que los salarios suban, en realidad sólo existe una fórmula sostenible y es que aumente la demanda de trabajo. Simplificando: cuando dos empresas se tienen que disputar a un empleado el salario sube, cuando es a la inversa baja. Por esa razón es insostenible que en un país con el 25% de paro los salarios puedan subir. Otra cosa es meter los pies en un cubo e intentar volar tirando para arriba del asa.
Caridad privada vs caridad estatal
Hay algo perverso en el razonamiento de que si lo hace el estado no es caridad y si lo hace usted sí. ¿El dinero se santifica al pasar por un intermediario? ¿Se santifica por ser ese intermediario el estado? Tal vez sea sobrevalorar abrumadora y casi religiosamente al estado. Si Amancio Ortega entrega 20 millones de ayuda voluntariamente y directamente es caridad, si los entrega involuntaria e indirectamente es justicia social. Parece como que hacer las cosas contra la voluntad de uno es mejor que hacerlas libremente. Ayudar a alguien libre y directamente, como si fuera un amigo o un familiar en apuros, es casi un insulto. Por otra parte, Amancio Ortega ya paga sus impuestos. Podría decir que ya cumple y lavarse las manos. Pero don Amancio va aparte y da más. Y resulta que eso está mal y estaría mal fueran cuales fueran los impuestos siempre que alguien hiciera una donación al margen del estado. Pero es que además el estado no nos quita el dinero para dar de comer a los pobres. Porque asumiendo que en España hay personas con sus necesidades mal cubiertas, como confirman la propia actividad de Cáritas, al mismo tiempo el estado se está gastando dinero en estaciones de esquí públicas por todo el Pirineo, en 70 canales subvencionados de televisión o en pagar decenas de miles de abortos aunque las mujeres que abortan no estén enfermas. Por tanto el dinero de los impuestos no es para atender la justicia social ni el derecho a comer de un hambriento, sino para muchas otras cosas que no se espera a que no haya nadie en la penuria antes de empezar a gastar en ellas. Puede que Amancio Ortega haya decidido dedicar una cantidad específica de dinero a que la gente coma, porque el dinero de sus impuestos destinados a que la gente coma puede ser el 0,001%. Sencillamente ha elegido una vía prioritaria para que el 100% de su dinero sirva para dar de comer a gente necesitada y para hacer eso, irónicamente (o no) tiene que hacerlo al margen del estado.
¿Ayudar a alguien? Yo ya pago mis impuestos
Corremos el riesgo de que lo que haga el estatalismo es deshumanizarnos y desmovilizarnos. Cuando vemos un problema, que lo arregle el estado. O a mí no me afecta porque ya pago mis impuestos. O sólo soy solidario en la medida en que me obligan. Estatalizar la caridad no es convertirla en algo superior. Aunque a la caridad estatal le llamemos de otro modo la cosa nombrada es la misma porque el principio motor, el hecho y el efecto es el mismo. No puede ser que la caridad sea humillante porque va del que tiene más al que tiene menos. ¿Acaso no sucede lo mismo con la caridad estatal? Salvo en una sociedad comunista, todo gesto solidario sería humillante aunque sólo en una sociedad donde no todo el mundo tiene lo mismo es posible la solidaridad. Resulta ridículo pensar que si el dueño de Inditex se hubiera gastado los 20 millones en pipas nadie le hubiera criticado. Si las donaciones deberían ser anónimas o públicas es un problema personal del donante y un mero debate de intenciones. Ya puestos, ni siquiera sabemos si el señor Ortega da más dinero anónimamente. Lo que sí sabemos es que si por cada alcalde de Marinaleda o similar hubiera un Amancio Ortega o similar seguramente no habría comunismo, pero tampoco haría falta Cáritas. Y por si acaso aquí alguien trae a colación la palabra «sicav», aunque esta reflexión excede el caso personal del señor Ortega y tampoco se trata de beatificarlo, recuérdese que la cacareada creencia popular de que los ricos sólo pagan el 1% gracias a las SICAV es básicamente un mito.
Todos estamos de acuerdo en ayudar
Porque en ayudar a los demás estamos todos de acuerdo. El objetivo básico de todos, al margen de su credo, es evitar que haya personas sin un mínimo de subsistencia. El debate es cómo llegar a ese punto. Si para evitar situaciones de penuria tuviera que intervenir el estado, efectivamente tendría que hacerlo de modo subsidiario. Y por si viene a cuento y cree que con ello no hace nada horrible, cerramos el debate teórico con un enlace al apartado oportuno de la web de Cáritas. Si dona 21 millones de euros y quiere publicidad le cedemos gustosos mañana el primer titular.
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17 respuestas
Muy correcto y muy bien traída la parábola, Sr. Joseg, lo que pasa es que a los receptores de la caridad, a los necesitados, les soluciona más la cantidad que la proporcionalidad.
La parabola seria creible si la iglesia utilizara la pasta que tiene acumulada para ayudar a los pobres en vez de inmatricular todo lo que pilla.