EL ORGANO COMÚN Por fin va quedando claro en los medios de comunicación que la trinchera que hay que defender o atacar, según el punto de vista en que uno se sitúe, es Navarra. Navarra es la piedra de toque de la nueva configuración estatutaria y constitucional que está perjeñando y desarrollando el partido socialista, y además es la concesión inconcedible que está solicitando ETA en esa campaña de extorsión al Gobierno y al pueblo español que es su tregua. Ante esta situación conviene empezar a dar pasos firmes y ahora es el momento de dejar las cosas claras. Mientras algunos comienzan las maniobras de resucitación del cadáver que fue el órgano común con la Comunidad autónoma vasca del extinto presidente Otano, el actual presidente de Navarra tiene que empujar a la sociedad que preside a recuperar la conciencia de su identidad. Sin afán de ser precisos quizá sea el momento de elaborar un nuevo “estatuto” para Navarra que también nos reconozca como realidad nacional, antiguo Reyno de Navarra, unidos responsablemente a la nación española. En este planteamiento son los políticos y los juristas los encargados de encontrar una fórmula que consagre definitivamente la identidad de Navarra como realidad propia y diferenciada, unida a la nación española e independiente de cualquier deseo anexionista de ETA y del Gobierno vasco. Esa responsabilidad de los representantes públicos es una exigencia de la sociedad navarra que durante décadas está haciendo pública defensa de su identidad diferenciada y es también una exigencia de su propia condición de cargos institucionales de Navarra, vinculados inequívocamente a sus Fueros, que han jurado defender y a su tradición. El reino de Navarra no puede quedar reducido al nombre de un campo de fútbol. P.T.