Los sueldos de los altos cargos navarros

Por ejemplo, ¿se podría mantener la paga extra de Navidad a los funcionarios recortando los sueldos de los altos cargos navarrros? ¿De qué cantidades hablamos cuando hablamos de la retribución de los altos cargos y qué suponen respecto al conjunto del gasto público? La respuesta la encontramos en este cuadro contenido en las Cuentas Generales de Navarra del año 2011:

Como pueden ustedes apreciar, los sueldos de todos los altos cargos de Navarra sólo representan el 0,5% del total de los gastos de personal. En números absolutos se trata de 5,9 millones de euros cuando la paga extra a los funcionarios ronda los 50 millones de euros. Es decir, que ni remotamente se puede pagar la paga extra a los funcionarios rebajando la cuantía de los salarios de los altos cargos que, por otra parte, también se han quedado sin paga extra. Pero los sueldos de los altos cargos aún merecen al menos un par de reflexiones adicionales.

a)  Los altos cargos son necesarios. Lo pueden hacer bien o mal, pero son necesarios. No hay ningún partido que pueda pretender gobernar sin que haya altos cargos en la administración. Podrían cobrar menos, pero seguramente eso es bastante menos importante y tiene un costo bastante menor que los resultados de la gestión de esos altos cargos. El problema no es la retribución sino la cualificación, si bien podría pensarse que la cualificación no puede ser elevada si la retribución tampoco lo es. Otro aspecto puede ser el del número de altos cargos y si es excesivo o adecuado, lo que nos lleva a la siguiente reflexión

b) A más estado, más altos cargos. Hay una contradicción en que sean los más estatalistas quienes más se oponen a las retribuciones o número de los altos cargos: más estado, más competencias, más estructura, más altos cargos. Tampoco tiene sentido que a quienes les parece bien la profesionalización de los diputados, que a fin de cuentas no hacen más que apretar pasivamente un botón u otro siguiendo la disciplina de partido y no tienen responsabilidades de gestión, les parezca mal que los altos cargos puedan ser profesionales cualificados y consecuentemente pagados. Si no son profesionales cualificados entonces el debate es ése y no las retribuciones, aunque si el debate fuera ése tal vez habría que pensar si los altos cargos no están cualificados porque las retribuciones no son atractivas para los profesionales cualificados. Es decir, que el debate podría establecerse en el sentido contrario al acostumbrado.

Todo lo anterior permite deducir dos conclusiones y una sospecha. La conclusión de que, objetivamente, la rebaja de las retribuciones de los altos cargos no evitarían los recortes que la administración debe afrontar porque suponen 5,9 millones en una factura de casi 4.000 millones de euros. La conclusión de que para reducir altos cargos hace falta reducir la administración y el número de cosas de las que se ocupa. La sospecha de que hablar de los salarios de los altos cargos es sin más un recurso demagógico para descalificar los recortes que impone el desajuste de las cuentas públicas, como si se pudieran cuadrar las cuentas sólo con los salarios de los altos cargos o como si  pudiéramos tener un aparato administrativo elefantiásico con poco altos cargos.

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9 respuestas

  1. He aquí el punto de debate más importante si realmente queremos cambiar la administración. Los políticos vienen y van y están muy centrados en lo público. Los altos cargos deberían ser gestores de alto rango. Sin sueldos apropiados y condiciones de salida y reentrada en lo privado adecuadas tendremos los altos cargos que nos paguemos. Lo que nadie quiera, el político de 2ª fila, el que está dispuesto a trabajar por poco, etc. Y una siguiente discusión sería los mandos intermedios (directores y jefes), ellos son los que realmente dirigen la administración. A ellos habría que motivar convenientemente. Me encantaría seguir viendo en esta web reflexiones de peso alrededor del liderazgo y la gestión en la administración.

  2. Resulta que hay que recortar gastos pero sólo en algunos casos: «Sueldos de funcionarios «,»Defensor del Pueblo», etc. En cambio los altos cargos, que han sido puestos a dedo y cuyo trabajo lo podrían hacer perfectamente funcionarios, hay que mantenerlos. Lo mismo podríamos decir de muchísimas jefaturas sin contenido. En el fondo y como siempre los políticos de turno nos quieren seguir engañando. Hay que recortar para que cada día haya mas gente de mi entorno que viva a costa de la administración.

  3. La pregunta no es si el sueldo de los altos cargos es mucho o es poco, esa discusión es de un nivel muy bajo, digno de Robertico. El sueldo es merecido o inmerecido. Y en esta comunidad hemos conocido directores generales puestos a dedo que no merecían ni los céntimos de su sueldo, por su escasa preparación y porque estaban ahí para satisfacer a papá, al partido, a un pueblo o a quien fuera. Otros altos cargos sin embargo se merecían el doble del sueldo que han recibido. Casualmente, muchos de esos altos cargos eran altos funcionarios. Por ahí está el quid de la cuestión. Bajo mi punto de vista.

    Yo, creo que lo he mostrado muchas veces, soy de las que apuestan por poco Estado, cuanto menos Estado, mejor. Pero soy una defensora a ultranza del funcionariado. Y entiendo por funcionario aquella persona que se ha presentado a una oposición, la ha aprobado y además, ha conseguido un puesto porque ha sido el mejor. Ese es un funcionario. (Obviamente para ser celador no es necesario ser funcionario porque no es necesario ser el mejor, pero esa es otra discusión). Los demás, todos los trabajadores públicos que se han creído funcionarios no lo son. Incluso a aquellos que les han hecho un examen para garantizarles su puesto en la Mancomunidad tampoco son funcionarios, aunque de una manera tramposa seguramente ha logrado meterse en el estatuto.

    Si los políticos que llegasen al ejercicio de la cosa pública lo hicieran con el interés de servir a sus ciudadanos y no para servirse a sí mismos y a su partido, por ese orden; si la política estuviera ejercida por profesionales que acumulan años de experiencia, igual me da como programador de software que como electricista, que hacen un parón en su carrera desde la generosidad. Sin buscarse un colchón, es más, sin garantizarse una vuelta cómoda, sencillamente paran unos años, y cuando vuelven a su profesión a lo mejor está la cosa bien, a lo mejor no. A la vuelta siempre obtendrían una recompensa, que no tiene que ser económica, que parece que el fruto solo se mide en dinero. El prestigio, el reconocimiento, la autoridad reconocida vale mucho más que los vellocinos de oro.

    Si los políticos fueran honestos, fueran los mejores, estuvieran preparados, les motivara el bien común, entendieran la política como un servicio, en coherencia, se ayudarían de los mejores y no se discutiría su sueldo ni el de sus colaboradores, que, seguramente, muchos serían altos funcionarios.

    PD. Por supuesto la izquierda, está en sus principios, sólo quiere una oligarquía que mande y una gran masa que obedezca. Un gran Estado, con muchos trabajadores públicos. El problema, el susto y la tragedia es que en estos momentos esa masa con tal de cobrar la extra de Navidad está dispuesta al trueque.

  4. Soyamaiur se agredecen comentarios inteligentes.

    Efectivamente creo que en la Administración habría que determinar los puestos que de veras ejercen funciones públicas para dotarlos de garantías contra represalias políticas. Pero no todo puesto las ejercita. Y siendo polémico ni médicos ni maestros suelen ser funcionarios en ese club de ricos llamado OCDE.

    Respecto a la moralidad de los políticos creo que en vez de pedir grados excelsos de virtud habría que partir de que lo bueno escasea. Para aquellos que compartimos la antropología cristiana (que aquí se puede citar sin pedir perdón) hay que tener en cuenta que el hombre tiene su naturaleza herida y que por tanto le cuesta esfuerzo hacer el bien. Para hacer el mal solo hay que dejarse llevar.

    Pues bien, en política como en todo, no habrá muchos virtuosos por lo que la única manera es establecer mecanismos de control y rendición de cuentas junto un poder limitado. Es la genial de idea de Montesquieu de confrontar poderes para que se vigilen. No evitaremos malas acciones pero creo que al menos las minimizara sin excesivo costo.

  5. Soyamaiur:
    comentarios acertadísimos.
    El asunto conflictivo de los altos cargos vs altos funcionarios queda perfectamente retratado en una serie que se emitió hace años en TV, que se llamaba «Sí Señor Ministro», en los tiempos de Maggie Thatcher.
    Siempre el alto funcionario sabía qué hacer para que el alto cargo, el ministro o político de turno, no causara un desaguisado por su motivación-visión política.
    Estoy de acuerdo en que son los altos funcionarios (sanitarios, economistas, ingenieros, militares, etc) perfectamente seleccionados y preparados para SU cometido profesional en la Administración.
    Los altos funcionarios suelen saber ver y prever los desaguisados que los políticos pueden montar. Aunque a veces no los puedan arreglar.

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