¡Traición!

Pues si que empiezo dramático el curso… aunque fíjense cuánto me modero al decir traición y no traidores. No quiero personalizar pues aunque existen casos clamorosos, en mayor o menor grado todos tenemos parte de culpa. Y además porque me niego a perder la esperanza en una siempre posible redención personal. Mucho y de continuo se ha traicionado en este viejo reino. En apenas unas décadas hemos pasado de la tradición a la traición. Nuestra pesadilla ya no es que nos roen por todas partes porque el mal es interno. No hay conquista ni opresión: nuestros males se condensan en una autotraición suicida. Me refiero a una traición profunda de la que episodios superficiales como el expolio de Caja Navarra no son mas que efectos inmediatos. Cuando se deja de ser lo que se es; cuando se pierde de vista el juramento, la vocación, la trayectoria honrada, los principios sólidos… convertimos esto que era una comunidad en una cáscara. Esto que era un pueblo en una masa. Hemos cambiado, de hecho, el Benedictus Dominus Deus Meus por un blasfemo Bendito Dinero Dios Mío. Hemos transigido con las ideologías nacionalistas, liberales y marxistas. Hemos abierto la puerta a la desnaturalización del matrimonio y la familia. Hemos renegado con vergüenza de lo que hizo a Navarra admirable en 1936. Desaparecidas las Merindades, ahogados los ayuntamientos, enferma de hidropesía la Diputación, hemos mantenido la ficción de un régimen foral cambiando la austeridad sencilla por una burocracia atroz. Hemos vivido en el espejismo de un bienestar insostenible. Ahora veremos hasta qué punto ni Roma,  ni Bruselas, ni la propia conciencia pagan traidores.

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CLAVES EN OPINIÓN

Un comentario

  1. Ah.. aquellos viejos tiempos en los que todo era perfecto, y la familia vivia feliz, no había «conflictos» de ninguna clase, el lobo pastaba con la oveja y todo respetaba el orden sempiterno de las cosas. Aquellos tiempos en los que nada cambiaba, no había guerras, ni hambre, ni se vulneraba la dignidad , y todos vivían en profunda unión con la tierra, los reyes, los hermanos

    Cómo añoro esa época yo también, don Jerónimo, del buen rey … estoooo.. el rey… ehhhh… un momento… bueno, lo busco y luego se lo pongo, que ahora no me sale ninguno. (tengo que llamar al batzoki, a ver si me dan una pista, era el 948…) .

    Espere! ya está! Ya lo recuerdo: Era mi infancia.

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