Hace veinte años, exactamente el día 17 de mayo de 1992, La Trova puso en escena su primera obra en la Sala de Armas de la Ciudadela de Pamplona. Lo que empezó como una afición de universitarios que desfilaban por colegios mayores y casas de cultura de pequeñas localidades, se convirtió en el año 2000 en una profesión, con sede en Barcelona. Javier Horno, colaborador eventual de Navarra Confidencial, nos dice que su mejor escuela fue repetir cerca de doscientas veces la misma obra en la Sala Muntaner de Barcelona.
No son muchos los grupos navarros que han recorrido tantas capitales de provincia, y que hayan recibido alabanzas de tanta autoridad como la de la recientemente fallecida actriz Mª Jesús Valdés, por citar una entre las muchas críticas laudatorias. La comparación con Les Luthiers, según J. Horno, es obligada, «porque no hay grupos en España que hagan lo que hacen ellos y hacemos nosotros: humor con teatro y música vocal e instrumental en directo«. Lo cierto es que La Trova lo mismo canta polifonía medieval «a cappella», pop de los 60, que una sonata para violín y piano que, gracias al arte de Máximo Olóriz, parece salida del mismo Beethoven. Y todo ello con una trama en prosa y en verso de la más pura escuela calderoriana. Hay que hacerlo (y escribirlo).
Desde el último espectáculo de La Trova, El reverso del verso, cada uno de sus miembros combina su respectiva profesión con el trabajo en las tablas. Lo que tal vez una parte del público no sepa es que para ellos la formación sigue siendo imprescindible. Nos cuenta J.Horno, autor de los textos, que «hay que buscar momentos para sentirse alumno. Diría que para hacer humor todo lo que leas, toda la música que escuches… es poco. Pero también diría que la vida misma te ofrece una escuela única. Ya no somos los universitarios de hace veinte años y es forzoso preguntarse si tienes capacidad de reírte de ti mismo.»
En este periódico se escribió en una ocasión que con La Trova se demostraba que otra forma de hacer cultura era posible. La crisis nos obliga a hablar si, desde el punto de vista económico, las cosas del arte tienen que cambiar. Para J. Horno «la crisis nos impone una pregunta: ¿quiere ver el público tu espectáculo? Hay un público que no va al teatro porque sabe que para ver una obra buena hay que tragarse mucho pestiño… La gente quiere reír o emocionarse y, a poder ser, salir con un regusto de esperanza, no de depresión«.
El director de esta compañía se toma el humor muy en serio. ¿Demasiado en serio para ser teatro de humor? Nosotros les recomendamos, si no los han visto, que no se los pierdan.
Compra de entradas: http://www.teatrogayarre.com/portal/agenda.asp?fecha=11/5/2012
Un comentario
Muchas felicidades.Estaremos para celebrarlo!