Tu estado te roba

El instituto Juan de Mariana publicaba esta semana su informe  en el que afirma que la clase media española paga ya el 50% de su sueldo a hacienda tras el aumento de la etapa Sánchez, y la herencia del socialista (del Pp), señor Montoro.


 También ha sido noticia, aunque quizá no con toda la intensidad que debiera, la propuesta de Vox sobre los impuestos de la renta. La propuesta, realmente rompedora, es que los que ganen menos de 22 mil euros no paguen nada en renta, el 15% hasta 70 mil y 25% por encima de esa cantidad, además de una reducción de cuatro puntos por cada hijo. Compartiendo la noticia con un amigo empresario, este me decía que no era para tanto, que para modelo Paraguay de donde acaba de volver de viaje de negocios.

 Y no era el típico chiste de «para qué, paraguayo», sino que en el estado de ídem los impuestos son 10-10-10. Un diez en renta para todo el mundo, un 10 en impuesto de sociedades y un 10 en lo que sería «iva». Un impuesto plano (flat tax) para todo y para todos los impuestos.  El caso de Paraguay (7 millones de habitantes) ha sido progresivo desde los años 90, pero desde 2012 se incorpora la renta personal con muchas exenciones, por lo que hay muchas familias que no pagan nada por este concepto. Personalmente, ya me parecía bueno el impuesto plano en Sociedades en Polonia del 19% (que contempla también el 15% en otros casos), pero lo de Paraguay llegaría a ser quizá aceptable hasta para la escuela más anarcocapitalista de Soto, Bastos y su discípulo Milei.

 Mientras tanto en la vieja europa hablamos de que un ciudadano «defrauda» a la hora de pagar lo impuesto y decidido por el estado. ¿Cuando vamos a empezar a hablar de que el estado te roba?. La voracidad recaudadora de los estados modernos no tiene límites, literalmente. No tiene límites porque no existen en los ordenamientos unos límites en la constitución en el ordenamiento como algo sagrado como lo era en otras épocas. El estado moderno te roba. Si mañana el gobierno decide, como hace habitualmente, aumentar impuestos hasta el 100%, como estaría aprobado por un gobierno «democrático» nadie podría decir nada.

 En el Deuteronomio y otros libros del antiguo testamento se habla del concepto del «diezmo». Una especie de ofrenda de lo que se produce, que posteriormente en el pueblo judío incorporó a sus leyes. El diezmo bíblico pasó al ámbito civil, y durante siglos se consideró más o menos legítimo que el poder civil cobrase de una u otra manera, pero siempre con ese límite.    Tan interiorizado estuvo, que aún hoy hay pueblos que conservan la memoria de los edificios o casas usadas para ese fin, como el «diezmo Zubiri» en Gallipienzo.  No fue hasta 1799 cuando por primera vez, y para financiar una guerra, Inglaterra lanza el primer IRPF de la historia moderna, que duró pocos años. Se empieza a implantar a finales del XIX y sobre todo en europa en el siglo XX, y normalmente para financiar guerras y necesidades extraordinarias. Francia lo hace en 1914 al inicio de la I guerra mundial, y poco a poco el Impuesto de la renta con % determinados por el poder político (esto lo que realmente supone un cambio radical) se va imponiendo.  El impuesto de la renta en España se inicia por primera vez en 1932, decáe y no existe ni se paga nada en los años 40 y 50, y se reactiva en 1964 aunque de manera muy limitada.  En 1977 aparecen las bases del actual IRPF, ¿con que fin? financiar un «estado del bienestar». Y como el fin parece sagrado, no hay límites.

 Cualquier persona en el «antiguo régimen» asumía (de mala gana seguramente) ese 10% de impuestos sobre lo producido, pero le parecería un robo la mera pretensión subir ese porcentaje.  Sin olvidar que el inicio de otra nación, los estados unidos, fue en 1773 una rebelión contra la subida de impuestos, el famoso Motín del Té de Boston.

Quizá va siendo hora de que volvamos retomar la idea del diezmo bíblico, o si lo prefieren, el modelo paraguayo.

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3 respuestas

  1. No sé qué haríamos sin el Estado para que decida en qué tenemos que gastar nuestro dinero. Para empezar igual no teníamos que meter tantas horas trabajando y nos podríamos dedicar más a los demás.

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