Inhabilitada la carcelera de ETA y concejal en Pamplona

Pamplona pierde una concejal, pero el Ayuntamiento gana su peso en dignidad. Amaia Izko es una de las 47 personas acusadas de conformar un entramado de apoyo a ETA para mantener la disciplina de la banda y la ortodoxia ideológica de los presos, evitando su reinserción o su disidencia. Se podría decir que los presos de ETA se encontraban sometidos a la vigilancia de los funcionarios de prisiones, por un lado, y a la de los comisarios togados de la banda que actuaban como auténticos carceleros de los presos. Pero ni siquiera eso es lo mas llamativo si queremos entender el perfil de Amaia Izko. En el consistorio de Pamplona una de las concejales es María Caballero, cuyo padre fue asesinado por ETA. Bildu metió a Amaia Izko en la lista electoral siendo Amaia Izko la abogada defensora de los asesinos del padre de María Caballero, para los que pidió la libre absolución (la proporcionalidad de las penas y tal). Izko fue ademas la abogada defensora de la sanguinaria etarra Inés del Río, con 24 muertos en su historial, o de los etarras que pusieron la bomba en la T4 de Barajas matando a dos personas. Que esta persona tenga que abandonar el Ayuntamiento de Pamplona es una estupenda noticia que devuelve un poco de dignidad y de normalidad a la vida politica. Aunque no completamente, porque el problema de fondo es la formación que nombró a esta persona para meterla en el Ayuntamiento tanto o más que la persona nombrada.

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Amaia Izko abandona el consistorio forzada por el trato al que se ha acogido junto a sus 46 compañeros del “frente de cárceles”, en virtud del cual reconocen los hechos de los que se les acusaba y que actuaron bajo las directrices de ETA para garantizar la cohesión y fidelidad a la banda del colectivo de presos, a cambio de lo cual la condena se limitará a 2 años de cárcel (que no tendrán que cumplir) y una inhabilitación de 3 años. Es esta inhabilitación la que afecta a Amaia Izko y la que determina su cese como concejal en Pamplona.

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Resulta curioso ver cómo enfocaba esta situación el Diario de Noticias hace unos días, pretendiendo que los acusados eran unas pobres víctimas que afrontaban penas de 160 años de cárcel por defender los derechos de los presos. La realidad, por el contrario, es que los acusados eran los carceleros de ETA, los que evitaban que los presos se arrepintieran, se acogieran a los beneficios penitenciarios legales, resquebrajaran el frente de los makos y cuestionaran en público las directrices de ETA, aunque eso aumentara su sufrimiento y el de sus familias. Justo todo lo contrario de lo que pretende la noticia y la propaganda de la izquierda abertzale.

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Como es evidente, no existe en el Código Penal español el delito de defender los derechos de los presos. El Diario de Noticias realizaba una lectura por completo falsa del juicio, muy en la linea de nada es ETA todo es Franco. A estas alturas el relato de la prensa nacionalista es que ETA sólo era una banda de pistoleros, cuando ya es un asunto conocido por todos (en realidad sufrido por todos) y archiprobado en los tribunales que ETA era un complejo del que los pistoleros era sólo una división, en realidad la fuerza de choque, los “txabales” más motivados, la carne de cañón destinada a asesinar a quienes llevaban la contraria a los etarras de moqueta ya fuera en las instituciones, en los medios o en los juzgados, y por supuesto a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. El propio Otegui en el juicio de Bateragune reconoció, aunque apuntándoselo como un tanto, que él trabajaba (en los últimos tiempos de ETA) para “pasar de una estrategia que combinaba la violencia armada con la lucha política a una estrategia de corte sólo pacífico y democrático”. El propio Otegui reconocía por tanto, más allá de los infinitos documentos incautados a ETA que ya lo habían probado con anterioridad, que la izquierda abertzale combinaba la estrategia política con la violencia armada, y que por tanto no todo es ETA, pero ETA tampoco era sólo los pistoleros, sino una de las dos patas. Tan ETA era la pata de los pistoleros como la pata de los etarras de moqueta, siendo difícil determinar entre los dos grupitos cuál era el peor.

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No ha faltado tampoco quien pretende estar escandalizado porque se siga juzgando a gente por la violencia de ETA cuando ETA dice haberse disuelto hace tiempo. Como si una banda de atracadores o narcotraficantes, anunciando su disolución, pudiera conseguir que la policía dejara de perseguirla por los delitos ya cometidos. Y tampoco, siguiendo el discurso del propio Otegui, es que la organización se haya disuelto, sino que la organización en todo caso dice haber disuelto la filial de los pistoleros para apostar por la filial de los etarras de moqueta. De hecho sacrifica una filial para conservar otra que le parece más valiosa, siendo lo increíble que durante décadas y hasta la ilegalización de HB y sus sucesoras nunca se pusiera a la organización en la tesitura de tener que elegir entre pistolas o votos. Es decir, el mérito de que ETA tuviera que pasar de una estrategia de violencia y presencia en las instituciones a sólo presencia en las instituciones no es de Otegui, ni del nacionalismo, ni del Diario de Noticias, sino de la Ley de Partidos a la que tanto se opusieron Otegui, el nacionalismo y el Noticias.

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Por todo lo anterior es una excelente noticia que Amaia Izko deje de ensuciar con su presencia las instituciones forales y se vuelva a su despacho a defender violadores, maltratadores o lo que quiera a lo que se dedique ahora. Es decir, puede haber un abogado que por convicción defienda a todo tipo de criminales, pero la cosa se vuelve más escabrosa cuando un abogado sólo defiende a los detenidos de una banda de traficantes o a los de una organización terrorista, rematando su carrera jurídica reconociendo  que actuaba a las órdenes de esa banda de traficantes o terroristas para vigilar a los presos. Hola dignidad, agur Amaia.

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