Dos gurús del neocapitalismo globalizador nos adoctrinaron el jueves día 4 de Octubre en el CMU Larraona en una interesante conferencia-coloquio organizada por Civismo. Arremetieron con entusiasmo contra los según ellos opositores de la imparable corriente de globalización y defensores de poner puertas al campo. Arremetieron contra las políticas de Trump, etc. Los primeros cinco puntos siguientes recogen sus opiniones:
1.- Nuestro planeta Tierra hoy es más estrecho que nunca. Hoy nos comunicamos a una velocidad enorme, las ideas “vuelan”, así como las mercancías y las personas. El que estemos todos más próximos es bueno porque ha aumentado los intercambios con el subsiguiente aumento de la riqueza, y a la vez está posibilitando que las relaciones se compliquen ya que con más facilidad que antes se visibilizan las diferencias y las tensiones entre distintos intereses y puntos de vista. Los nuevos problemas de la Globalización a los que nos enfrentamos harán que el panorama que tenemos por delante conlleve con certeza un aumento de las confrontaciones.
2.- Nuestra diversidad responde a las distintas culturas en las que hemos nacido y vivido, y es lo que marca las diferencias. De facto somos productos diferentes. Pero no podemos soslayar que hoy compartimos un espacio único, aunque nuestras visiones sobre lo que está ocurriendo sean distintas. Nos encontramos ante el nuevo reto que los economistas denominan la Cuarta Revolución Industrial que se desarrolla en plena Globalización y que es el escenario ideal para el aumento de las fricciones y desencuentros entre naciones.
3.- El mundo que conocimos en nuestra niñez está desapareciendo a pasos agigantados: estamos perdiendo referencias rápidamente, el cambio es irreversible, y lo que nos está ocurriendo supone un gran cambio cultural, una transformación en profundidad –Ciber, Bio- y nos lleva a la novedad de convivir (competir y luchar) con otros a los que no conocimos hasta antes de ayer.
4.- Las personas nos caracterizamos por tener un “sistema de prejuicios”, “sentimos más que pensamos”, y ante la gran competencia de la globalización se producen “reacciones de miedo, de inseguridad al enfrentarse a lo nuevo, pero el camino de fomentar el “proteccionismo” y el “nacionalismo” es un caminar hacia ninguna parte, por su ineficacia. Todas estas novedades hacen que seamos contradictorios e inseguros e incluso esquizofrénicos.“Los “localismos” son minoritarios y no tienen nada que decir ni hacer en un futuro próximo. Cierto que nuestros jóvenes se mueven mejor en este nuevo entorno que las personas de más edad.
5.- Aumenta el desconcierto porque ha disminuido mucho el poder de todos los Gobiernos: Como consecuencia del fuerte endeudamiento/país hoy pesan mucho más las “primas de riesgo” que impiden a cualquier gobierno marchar a su bola. Los gobiernos no pueden hacer nada que no esté avalado / bendecido por los mercados. Hasta el propio concepto de “soberanía” se está desvaneciendo, los dirigentes ya no controlan asuntos claves de sus propios estados. Se desconfigura el Estado porque ya nadie puede hacerlo funcionar como antes. Si no, que se lo pregunten a los “griegos”.
Los conferenciantes no dijeron nada sobre como quedarían nuestra gente, nuestras posiciones al respecto son las siguientes:
1.- Los proglobalización pretenden que hay que aceptar toda esta situación, sin discusión, sin matices. No defienden nada de lo local, y posibilitan así que se implante sin oposición el Nuevo Orden Mundial de manera acrítica ya que solo piensan en sus beneficios en el corto plazo. Los movimientos que no aplauden esta brutal globalización son acusados de querer parar la rueda de la historia, de querer utilizar de nuevo el “sabot-zueco de madera” para sabotear el telar de la historia. Son liberales acérrimos, que tildan a los que se les oponen de trogloditas. Siempre los pro empresarios han sido malos políticos, ya que normalmente solo piensan en el corto plazo que es lo que les importa en sus cuentas de resultados.
2.- Los políticos sostenedores de lo que hay siguen prometiendo cosas que no pueden cumplir, dando vueltas en un circulo maldito, siempre terminan aumentando la deuda / país, parece no importarles el futuro de sus nietos. No hacen sino agrandar la separación entre representantes y representados. Estamos lejos de tener una mirada sosegada y con perspectiva. Cierto que la cosa no es fácil, pues la situación que vivimos es muy complicada. Nuestras culturas son diferentes y no coinciden en la forma de colocar al hombre en la sociedad.
3.- Muchos europeos estamos perdiendo referencias de forma acelerada… frente a una burocracia bruxelense que parece que ha vendido su alma a las grandes corporaciones, que fomenta el relativismo cultural e ideológico, que parece avergonzarse de nuestras señas de identidad históricas, que no tiene otra solución ante la “disidencia” que la de aplicar sanciones a todos los que no pasan por el aro; y a la que no le importa implementar una política suicida haciendo una mal diagnostico y un mal tratamiento de los emigrantes. Vivimos una verdadera fractura en el continente, con el Brexit, con Italia, Visegrado…, lo que está permitiendo la aparición y el crecimiento de nuevas derechas desacomplejadas. Todo en un escenario donde parece que muchos no aceptan el abandonado de las señas de identidad de antes de ayer.
4.- No podemos olvidar el gran ejemplo que ha dado y está dando Europa al mundo, basado en la cultura occidental, que ha fomentado la convivencia de antiguos enemigos, que apoya los derechos humanos, la potenciación de las ciencias, el desarrollo de las universidades, el ser sociedades sensibles con los débiles, etc.. Europa (ya lo dijo la Declaración de París de mayo 2017) debe redefinir lo que quiere ser para los próximos 50 años. Debemos resolver el grave problema del relativismo, construir un ejército europeo eficaz y potente, afrontar la emigración en los países de origen, hacer una nueva e inteligente política exterior -con luz y taquígrafos- para fomentar en origen el desarrollo de los pueblos que tenemos tan cerca y con una precariedad económica que hoy beneficia tan sólo a sus reducidas élites, incompetentes y corruptas.
5.- Los europeos tenemos dificultades para sostener el actual Estado de Bienestar. Ante la competencia atroz que se nos avecina difícilmente lo sostendremos y tendremos que redimensionarlo y elegir prioridades. Para competir hay que saber por qué luchamos. Los burócratas se limitan a condenar y demonizar a populismos y a nacionalismos, mientras paradójicamente en su quehacer diario empujan hacia esas alternativas a millones de europeos que no están entusiasmados con la actual deriva de sometimiento a ideologías como el multiculturalismo o la LGTBI, y que no aceptan una emigración claramente descontrolada, y cuyos efectos negativos ya se visibilizan para muchos ciudadanos. La emigración sólo ha favorecido en un momento dado a Alemania, que la ha querido imponer a todos los demás, produciendo disfunciones y rechazos.
6.- En Europa los estado-nación son nuestra característica esencial, ello explica porque hay fuerte rechazo al intento de uniformidad impuesto por jefes de gobierno y burócratas. Las medidas propuestas muchas veces parecen que olvidan tanto las raíces cristianas como las raíces clásicas (que afectan al concepto de familia como al concepto de excelencia).
7.- Para que los europeos tengamos un proyecto compartido, no debemos utilizar la multiculturalidad como elemento que nos defina. Los imperios si son multiculturales pero nuestra Europa no es ningún imperio, no hay ningún Estado dominante hasta ese punto. Otra cosa es que necesitemos líderes responsables que entiendan que el populismo y el nacionalismo son una reacción de rebeldía ante las alternativas que la equivocada Europa de Bruselas propone. Lo lógico es que se avance en mayores cuotas de unidad sin llegar a la uniformidad, en unos Estados Unidos de Europa, en la medida que pasen generaciones de europeos afianzando cimientos de confianza.
8.- La identidad europea se apoyó en los valores de dignidad, libertad y justicia. Son los elementos que deberíamos utilizar en el futuro para seguir siendo Europa, y sólo pervivirán si mantienen su nexo vital con la raíz cristiana de la sociedad que los engendró. No se trata de implementar un nuevo confesionalismo, sino de edificar una verdadera laicidad en la que puedan reconocerse y encontrarse tanto los creyentes como los no creyentes. El intento de imposición de la agenda LGTBI por ejemplo no contribuye en nada para avanzar en la buena dirección, debe fracasar porque es contrario a la naturaleza humana.
9.- Los europeos tenemos un patrimonio moral que merece que lo propongamos con pasión y renovada vitalidad. Es el mejor antídoto contra la falta de valores y facilitará la lucha contra toda forma de extremismos. Europa es un buen lugar para vivir, pero tenemos problemas y es preciso abordarlos con valentía siendo muy realistas. Para competir en este mundo globalizado no debemos dejar de ser lo que somos. Los otros adversarios / competidores tienen fuertes señas de identidad, no perdamos nosotros las nuestras… pues estaremos muertos antes de empezar a competir y entonces nuestro futuro no pasará de ser otra cosa que un gigantesco y decadente parque temático.
10.- Hoy el enfoque mundialista domina en las instituciones europea, piensan los burócratas que el legado histórico europeo está obsoleto. Utilizan tanto la emigración como el LGTBI como puntas de lanza para debilitar las culturas nacionales con las subsiguientes graves consecuencias. Estamos no ante una disputa económica, sino que estamos ante un disputa de ideas, de valores que tratan de ocultar y que es lo que verdaderamente importa a las personas.