Suecia ha sido durante décadas el espejo de todas las formaciones socialdemócratas. Suecia era el ejemplo de que el socialismo podía funcionar. Papá estado podía conseguirlo, sólo era cuestión de imitar a los suecos. Después el estado sueco entró en crisis allá por los años 90 y desde entonces ya no es lo que era pero los socialdemócratas no nos lo cuentan. Es decir, en Suecia hay copago, por ejemplo. En Suecia el Impuesto de Sociedades es menor que en España. En Suecia no hay Impuesto de Sucesiones. En Suecia casi no hay funcionarios, la práctica totalidad de las personas que trabajan en el sector público son empleados públicos pero no funcionarios, y por tanto son despedibles y no tienen puesto vitalicio. Efectivamente, los suecos pagan más IRPF, pero también ganan mucho más que nosotros, por lo que su esfuerzo fiscal en el fondo es menor. La presión fiscal de los suecos, además, viene bajando en las últimas décadas: ellos vuelven cuando nosotros vamos. En el Indice de Libertad Económica, Suecia ocupa el puesto 15 y España el 60. Contra lo que pudiera pensarse, tendríamos que hacernos mucho menos socialistas en muchos aspectos para parecernos más a Suecia. Por lo demás es obvio que Suecia es un país totalmente capitalista. De entre los países capitalistas, puede ser uno bastante estatalista, pero el estado del bienestar sueco se apoya precisamente en la potencia del sector privado sueco que lo financia. Frente al progresista español medio, que cree que lo público funciona a base de destruir lo privado, en Suecia tienen bastante claro que no hay sector público potente sin un sector privado todavía más potente para financiarlo.
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Dicho todo lo anterior sobre Suecia, ayer los suecos votaron y el resultado vuelve a poner sobre el tapete el proceso de descomposición en el que se encuentran sumidos los partidos de izquierdas europeos, incluso en el paraíso socialdemócrata que ya hemos visto que tampoco lo es tanto.
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Frente al análisis de la prensa izquierdista que hoy habla de un empate entre de derecha e izquierda, la realidad es que la derecha ha ganado en Suecia de forma clamorosa.
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La cuenta de los analistas de progreso es que, a escasos votos para completar el 100% del recuento, hay un empate técnico entre derecha e izquierda al 40% de los votos y 143 diputados (algún diputado podría bailar hasta que termine el recuento). Estos analistas, por alguna extraña razón, parten de la base de que hay que ignorar al 17,7% de los suecos que han votado a la extrema derecha. Sumando los votos de la extrema derecha, la izquierda ha obtenido el 41% de los votos y la derecha el 58%. De empate entre derecha e izquierda nada de nada.
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¿Con los ultras de la izquierda sí se puede pactar?
El resultado del Partido Socialdemócrata fue ayer el peor de su historia, con un 28,3% de los votos. Merece la pena detenerse un momento en los porcentajes de la izquierda porque ese 41% de votos se obtiene añadiendo al Partido Socialdemócrata el 7,9% de los nostálgicos del comunismo, por ejemplo. ¿Por qué a los ultras de izquierda se les puede sumar para gobernar pero a los ultras de derecha no?
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En realidad es lo mismo que sucede en España. Para que gobiernen la izquierda o el nacionalismo vale todo. Se puede sumar al chavismo-leninismo de Podemos, a ERC y hasta a Bildu. La izquierda y el nacionalismo no vetan a nadie que esté más a su izquierda y a nadie que también sea nacionalista. Sería por tanto idiota que, en España, o en cualquier otro lugar donde no se aplique un veto simétrico a la extrema izquierda, el centro-derecha vetara a nadie que estuviera a su derecha o a nadie que defendiera España. Obviamente los suecos verán lo que hacen, pero la aritmética parlamentaria favorece claramente a la derecha, la extrema derecha puede arbitrar el nuevo gobierno y o valen los cordones sanitarios para todos o no valen para ninguno.
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Finalmente, sería absurdo no señalar una vez más la evidencia de que la inmigración descontrolada, inasimilable y culturalmente heterogénea, general graves problemas. Y como la gente ve que esos problemas los está creando la absurda política de la izquierda, reacciona votando a la extrema derecha. ¿Creen que va a suceder en todas partes menos en España cuando ya pasa hasta en el paraíso socialdemócrata?
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