Tres semanas después de la intervención del gobierno de España por parte de los separatistas y el nombramiento de un delegado del gobierno nacionalista en la persona de Pedro Sánchez, va siendo hora de hacer un balance de las primeras medidas.
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En primer lugar, de un modo u otro, se ha dejado sin efecto el 155 y han vuelto al poder en Cataluña, con todas las competencias de la Generalidad intactas, los partidos y diputados que protagonizaron el golpe del estado con la declaración de independencia del 10 de octubre, tras un ostensible pucherazo, confirmado cuando en las elecciones de diciembre sólo obtuvieron el 47% de los votos, frente al 90% del referendum. La Generalidad vuelve a gestionar el presupuesto, la educación y los medios, que por otra parte no fueron tocados durante la vigencia del 155.
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Tras la intervención del gobierno de España y el nombramiento de un delegado del separatismo en la persona de Pedro Sánchez, la Generalidad ha dictaminado el cese del jefe de los Mossos, Ferrán López, el cual sustituyó a Trapero durante el breve período del 155, quedando pendiente aún el nombramiento de un sucesor que, se dice, esté dispuesto a todo llegado al caso al frente de sus 17.000 hombres armados. Si no se encuentra un perfil todavía más radical, el nombre que se baraja es el de Joan Carles Molinero, número 3 de Trapero.
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Otra de las medidas ordenadas por los nacionalistas a su delegado Pedro Sánchez tras la intervencíón del gobierno español ha sido la intervención de TVE. ERC ocupará uno de los asientos del PSOE en el consejo de RTVE para supervisar que el delegado Pedro Sánchez implementa adecuadamente las medidas que se decidan desde Barcelona y Vitoria en materia de información y comunicación.
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Naturalmente una de las primeras medidas tras la intervención del gobierno de España fue la reapertura de las embajadas catalanas, una medida prioritaria debido a la cantidad de personal que cobra de estos organismos, a la importancia de seguir controlando en Europa el relato sobre lo que sucede en Cataluña y al hecho de que parte de los líderes del golpe siguen en el extranjero huidos de la Justicia y necesitados de respaldo.
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Aunque todavía no se ha concretado nada al respecto, siguiendo las instrucciones de los gobiernos vasco y catalán, el gobierno intervenido de España ha avanzado una modificación de la Constitución Española para acomodarla a las aspiraciones del nacionalismo y para adecuarla a las disposiciones del Estatut declarado en su día inconstitucional y al nuevo Estatuto vasco pactado por PNV y Bildu. Hasta la intervención del Gobierno de España, la Constitución se encontraba en un estado de flagrante ilegalidad y contradicción con normas de rango superior a ella como el citado Estatut.
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El catálogo no exhaustivo de primeras medidas, en espera de otras de más calado que llegarán más adelante, se completa con el anuncio de la intención de que tanto los golpistas presos como los presos de ETA sean acercados tan pronto como sea posible a Euskadi y Cataluña, sin necesidad de que expresen arrepentimiento ni se les exija ningún tipo de colaboración con la Justicia. El subdelegado del nacionalismo, Pablo Iglesias, ha iniciado un periplo de visitas a los golpistas presos para explicarles la nueva situación y anunciarles los pasos y plazos tendentes a su excarcelación a partir de la intervención del gobierno español.
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En cuanto a la duración de la intervención del gobierno de España por parte de los golpistas catalanes y los separatistas vascos, se ha determinado que los nacionalistas no incurrirán en el mismo error en el que incurrió el gobierno de España en Cataluña con el 155, que no habrá elecciones inmediatas y que, de hecho, la intervención se prolongará tanto como se pueda, durante todo el resto de la legislatura a ser posible.
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Europa, por lo demás, contempla pasivamente desde la distancia esta intervención del gobierno de España, protegiendo a los golpistas fugados hasta que la situación en España quede normalizada por los nacionalistas y se pueda garantizar su retorno.
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Un comentario
El texto suena a charlotada pero desgraciadamente es certero: sufrimos una situación contraria al bien común de la sociedad española.