Si las condiciones son propicias florece la corrupción, sencillamente porque la corrupción, igual que la virtud, forma parte de nuestra naturaleza humana. En cualquier colectivo donde las condiciones favorezcan comportamientos inapropiados, estos aparecerán no por ser el colectivo humano peor que los demás colectivos, sino por las condiciones que favorecen la corrupción en ese colectivo y porque ese colectivo, como los demás, es humano.
A punto de quedarnos sin pilotos de combate
Véase si no un ejemplo que no ha destacado demasiado en los medios, en un colectivo tan vocacional, abnegado, idealista y patriota como el Ejército. Hace poco más de un mes, el fiscal militar ofreció un acuerdo a casi 100 pilotos del Ejército del Aire acusados del cobro indebido de la Indemnización por Traslado de Residencia (ITR) por mudanzas inexistentes. El escándalo comenzó a detectarse en 2012, después de que un empleado civil del Acuartelamiento Aéreo de Getafe, al detectar un error en el kilometraje de una factura, tirando del hilo descubriera una práctica fraudulenta muy generalizada entre los pilotos del Ejército del Aire. El fiscal ofrece ahora a ese casi centenar de pilotos que se declaren culpables, que acepten una pena de tres meses de cárcel (que no conlleva ingreso en prisión) y que devuelvan las cantidades indebidamente cobradas(entre 1.500 y 4.500 euros). La fiscalía pretende de este modo evitar una cadena de juicios en los que los pilotos tendrían que sentarse en el banquillo y enfrentarse a penas de hasta 10 años de cárcel, generando además una situación en la que la que algunas unidades del Ejército del Aire se quedaran sin pilotos.
¿Creíamos que en la sociedad española sólo había corrupción entre los políticos? ¿Significa lo anterior que los pilotos del Ejército del Aire tienen un gen que les hace particularmente corruptos? ¿O el diagnóstico en el fondo no es que vivimos en una sociedad en la que la administración maneja muchísimo dinero, que el dinero de todos fluye con escaso control, y que la ocasión y la sensación de impunidad favorecen la corrupción? La frágil naturaleza humana hace el resto. Pero que lo paguen, por supuesto.
El absentismo de los funcionarios
Todo lo anterior nos pone en contexto para analizar otro dato, en este caso publicado la semana pasada y referido al absentismo laboral en España. Según los datos del INE, en el último trimestre del año pasado el absentismo laboral en el sector privado fue del 2,09%, mientras que en el sector público fue del 2,57%.
Es decir, el absentismo laboral en el sector público es un 23% superior al del sector privado.
Llama también la atención que, por contraste, en el caso de los trabajadores por cuenta propia el absentismo se reduzca al 1,7%. O lo que es lo mismo: el absentismo en el sector público es un 51% superior al de este colectivo. Tienen que cuidarse más nuestros funcionarios porque su salud parece mucho más endeble que la del resto. Eso o que cuanto más fácil es no ir un día al trabajo más quebradiza se vuelve la salud de ese colectivo.
Lo que sucede es que eso repercute en el bolsillo de todos.
Si los funcionarios cobran 120 donde los demás cobran 100, por ejemplo, hay un 20% de sobregasto que sale del bolsillo de todos.
Y si para hacer el trabajo de 10 empleados del sector privado hacen falta 12 empleados públicos, hay que sumar otro 20% de sobregasto que sale del bolsillo de todos.
¿Y a cobrar más con el dinero de todos por hacer lo mismo o a tener que contratar a más personas, con el dinero de todos, para hacer el mismo trabajo, cómo lo llamamos? Desde luego al que paga todo eso habría que llamarle un mal gestor de lo público y alguien que pone en riesgo los servicios esenciales del estado. Porque luego no llega para medicinas.
Obviamente esto no quiere decir que no haya empleados públicos que hacen un trabajo extraordinario. Ni quiere decir que los empleados públicos sean peores personas, menos honradas o menos trabajadoras que los demás. O que todos los pilotos del Ejército sean corruptos. Lo que quiere decir es que precisamente por el alto concepto que tenemos de los empleados públicos, o porque no somos conscientes de que sus salarios o su absentismo lo pagamos todos, o porque la crítica al sector público está generalmente mal vista y suscita rechazo contra quien osa realizarla, los niveles de exigencia a este colectivo, con carácter general, están más relajados.
¿Mejor para ellos? No, porque lo pagamos todos
Sin embargo, para quienes trabajan fuera del sector público y pagan con sus salarios el coste de la administración, es una reclamación justa pedir que los empleados públicos cobren como ellos por hacer el mismo trabajo o que los niveles de absentismo sean los mismos. Aunque al leer esto se vayan a enfadar los empleados públicos, los enfadados quizá debiéramos ser el resto. Claro que quizá no es necesario que se enfade nadie, siempre que todos escuchemos las razones de todos.
¿Y por qué no igualar a los empleados del sector público y a los del privado por arriba? Pues entre otras cosas porque lo que cobran los demás no depende de la firma de un consejero en un decreto, sino de las zapatillas que se venden al mes, o de los salarios y el número de empleados de la zapatería de la competencia en la calle de enfrente. Los empleados públicos no pueden pretender que sea la realidad la que se adapte a ellos en vez de ser ellos quienes se adapten a la realidad. O que los trabajadores privados alarguen sus catarros unos días para igualar su absentismo. El camino para hacer un país más próspero y competitivo o un estado más sostenible va en sentido contrario.
3 respuestas
Tenemos dos opciones, seguir discutiendo lo obvio, o ponernos manos a la obra.
La solución para reducir el coste de los servicios públicos, y de la corrupción de paso, es que todo servicio público susceptible de ser prestado por el sector privado, se vaya sacando a concurso reordenando el personal funcionario donde más útil y apropiado sean sus servicios.
Y esos concursos máxima limpieza, transparencia y accesibilidad, y posterior vigilancia de resultados. #Estosíquesepuede
Absentismo en el sector privado 2,08%. Absentismo en el sector público 2,57%.
¡Qué pasada!
No sé si pasada o no. A mí me salen 420 millones de euros.