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En la Transición se quiso restituir el autogobierno de la República, a catalanes y vascos. Las ambigüedades del Título Octavo de la Constitución se releyeron en favor de los independentistas, por la necesidad de dar estabilidad parlamentaria a los Gobiernos en Madrid. Se ha ido mucho más allá, de lo que preveíamos por los años setenta. Se han transferido muchas más competencias de las que soñaron los nacionalistas de aquélla época. Hoy son insaciables, y todavía les parecen pocas. Utilizaron sentimientos y emociones, para ir contra el proyecto común español, al que se le impide utilizar sus aspectos emotivos, calificándolos de franquistas.
Contra toda razón y retorciendo argumentos históricos, vienen aprovechando la dejación de una izquierda desnortada, y la secular cobardía de la derecha, para aumentar su influencia, y hoy cuentan con varias generaciones de jóvenes catalanes y vascos educados en el odio a España. El PSOE, con ZP reforzó la estrategia de aislamiento del PP, convirtiéndose en aliado natural de los enemigos de la España democrática. Por desgracia, hoy existe rencor donde debería haber cordialidad. Mientras Mas insiste en sus agravios –pocos reales, la mayoría imaginarios- de supuestos Balances Fiscales, oculta el desgobierno del tripartito, y su incapaz gobierno de CIU. Parece que la aparición de la fractura social, en familias y en centros de trabajo, no es su problema.
Llevan treinta años construyendo una sociedad catalana oficial, con el apoyo del PSC, y sostenidos por unos medios de comunicación adictos, fuertemente subvencionados. Apenas sufren desgaste, por el incumpliendo de sentencias sobre la educación en castellano. Acostumbrados a no cumplir la ley, y con muchos mirando para otra lado, a pesar de todo, la inmensa mayoría de catalanes quieren seguir en el proyecto común, con el resto de españoles. La hipotética independencia serviría a los intereses de una minoría caciquil que trata de apoderarse de una mayor parte de la tarta, parece como si el famoso 3% (corrupción a la catalana) lo quisieran ampliar.
Hoy en medio de una grave crisis económica, rechazamos el mensaje de que tenemos que movernos (pagar/ceder) para que ¡no se vayan! Necesitamos aplicar la ley, explicar la idea inclusiva de España y no tener ningún complejo por ello. La constitución española es la mejor garantía de las libertades para todos, ¡no es una cosa de fachas de Madrid! Cuestión diferente es que el que con arreglo a la riqueza generada, se garanticen los recursos necesarios para sufragar los servicios. Pero rechazamos, que se mejore a los pedigüeños nacionalistas a costa de los demás, hoy no es posible generalizar el sistemas de conciertos económicos. A medio plazo, la solución pasa por una mayor integración europea, por una mayor armonización fiscal, donde no es difícil suponer que ni el concierto vaso ni el navarro, tendrán acomodo.
Descartamos volver a un estado centralista, no contemplado en la Constitución. Es mas racional resolver los temas desde una administración cercana, pero es un despropósito, mantener los diecisiete mini estados españoles. La solución federalista, tampoco satisface a los que quieren más privilegios, ni federalista es practicar la asimetría. Primero salgamos de la crisis económica, no abramos hoy el melón constitucional, los que lo solicitan, apuntan en la dirección de reducir mas todavía la viabilidad de España, pretendiendo que les preparemos/subvencionemos, el resto de españoles su inviable independencia.
Reforcemos la idea de una España amplia, donde la mayoría estemos cómodos, orgullosos del bagaje cultural heredero de: Séneca, Culumela, Viriato, Recadero, Pelayo, García Arista, Sancho III, Sancho VII,.. de pintores: Velázquez, Goya, Picasso, Dalí, Gaudi, Miró ….de escritores: Cervantes, Lope, Quevedo, Góngora, Luís de León, Valle Inclán, Galdós, Rosalía, March, Pla,…, de santos: Isidoro, Teresa de Jesús, Domingo, Ignacio de Loyola, Francisco Javier,… de descubridores, de militares, de deportistas, de misioneros, de tantos compatriotas que con sus luces y sus sombras, forjaron una de las mejores naciones, España.
Después de las elecciones, se podrá hablar sin tanta presión. Rajoy de momento no lo está haciendo mal.
Un comentario
Excelente artículo, D. Ricardo, para enmarcar, tan rico como sus vinos Evo o Lautus. Mucha pedagogía hace falta sobre este tema (y sobre otros), lo que pasa es que, quienes lo deben hacer, no están por la labor. Urge reactivar a la sociedad civil y dar mayor protagonismo a la iniciativa privada a costa de los políticos.