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La última ocurrencia de Podemos respecto a la violencia es reclamar la desaparición del delito de enaltecimiento del terrorismo, descrito de este modo en el artículo 578 del Código Penal:
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«El enaltecimiento o la justificación públicos de los delitos comprendidos en los artículos 572 a 577 o de quienes hayan participado en su ejecución, o la realización de actos que entrañen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas de los delitos terroristas o de sus familiares, se castigará con la pena de prisión de uno a tres años y multa de doce a dieciocho meses. El juez también podrá acordar en la sentencia, durante el período de tiempo que él mismo señale, alguna o algunas de las prohibiciones previstas en el artículo 57».
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El mismo artículo también prevé, respecto a la pena por este delito, que:
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«Se impondrán en su mitad superior cuando los hechos se hubieran llevado a cabo mediante la difusión de servicios o contenidos accesibles al público a través de medios de comunicación, internet, o por medio de servicios de comunicaciones electrónicas o mediante el uso de tecnologías de la información»
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En realidad, podría decirse que las penas por enaltecimiento son relativamente suaves. Al poder oscilar entre uno y tres años de prisión, la Justicia tiene un amplio margen para poder modular la pena. Con una pena inferior a los dos años de prisión, cuando alguien no tiene antecedentes, en la práctica casi nadie suele ir a la cárcel.
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Todo es terrorismo, nada es terrorismo
Pues ni lo uno ni lo otro. De todos modos, enaltecer el terrorismo no es lo mismo que ser terrorista, en este sentido carece de lógica que la reclamación de Podemos para eliminar este delito se justifique como que determinadas expresiones que «pueden ser de mal gusto o incluso ofensivas», sin embargo «no pueden tildarse de acto terrorista». Efectivamente, y de hecho el Código Penal no lo hace. Por un lado, se supone que los jueces saben distinguir entre entre una frase de mal gusto y el enaltecimiento. Por otra parte, enaltecer el terrorismo y ser un terrorista son cosas distintas y el Código no las asimila. Sin embargo, ¿alguien piensa que enaltecer el terrorismo es algo tolerable? ¿Son tolerables todos esos actos organizados para recibir como héroes a todos esos asesinos de ETA que van saliendo de las cárceles? ¿A quién le gustaría enaltecer a Pablo Iglesias para que le moleste esté artículo del Código Penal? ¿Qué es eso que lleva dentro que le gustaría decir y no puede por culpa de artículo 578 del Código Penal?
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2.700 euros por insultar a Ainhoa Aznárez
Resulta difícil no relacionar la pretensión de Podemos de eliminar el enaltecimiento y abrir la puerta a todo tipo de ofensas y barbaridades en las redes contra las víctimas cuando, por otro lado, hace escasas fechas hemos conocido que el fiscal pide una multa de 2.700 euros por un delito de injurias para un hombre que insultó a la presidenta del Parlamento a través de Twitter. El acusado, desde su perfil de Twitter, mandó a la cuenta de Aznárez un tuit con un mensaje de carácter ofensivo en el que la insultaba y la llamaba «amiga de asesinos» y «terrorista torturadora». El acusado está siendo procesado tras haber sido denunciado por la propia Ainhoa Aznárez.
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La paradoja resulta evidente. ¿Cómo va a ser menos grave insultar a Ainhoa Aznárez que enaltecer el terrorismo? Es más, ¿cómo va a ser más peligroso permitir un clima de enaltecimiento de la violencia o humillación de las víctimas que insultar a Ainhoa Aznárez? De hecho, ¿cómo no va a ser mucho más grave incitar a que se atente contra la vida de Ainhoa Aznárez que insultarla? O si Ainhoa Aznárez sufriera un atentado, ¿cómo no iba a ser un grave delito enaltecer a sus autores?
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La extrema izquierda y la violencia
Lo cierto es que Podemos mantiene desde su origen una relación limítrofe con la violencia política, que se encuentra en la raíz de todos estos planteamientos un tanto insólitos. El líder de Podemos se ha dedicado a escrachar e impedir físicamente que alguien pudiera pronunciar una conferencia en la Universidad Complutense, si sus ideas no le gustaban a Pablo iglesias. Esto dice mucho del talante del líder de Podemos, su ética respecto a la violencia y su concepto de la educación pública. Pero es que además, si te dedicas a impedir que alguien pueda pronunciar una conferencia en una universidad porque no te gusta lo que dice, después no puedes pretender eliminar el enaltecimiento del terrorismo por un supuesto amor sobrevenido a la libertad de expresión. Como ejemplos de la relación limítrofe del líder de Podemos respecto a la violencia tenemos también el vídeo en el que expresaba su emoción al ver al ver a un grupo de violentos agredir a un policía, o el apoyo a personajes como Andrés Bódalo o “Alfon”. Si preocupante es un líder que hace todo esto, más preocupante aún es que un 20% del electorado español le vote sabiéndolo.
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La doble vara de medir
Esto nos lleva del problema de la relación limítrofe de Podemos con la violencia al problema de la doble vara de medir de Podemos con los insultos y la violencia. Cuando los que insultan (o algo peor) son Pablo Hasel, Valtonyc o César Strawberry, eso es libertad de expresión y la intolerable Ley Mordaza, pero si alguien insulta a Ainhoa Aznárez son 2.700 euros de multa para empezar a hablar. El problema es que a los líderes de Podemos les gusta que les respeten, como no podía ser de otro modo, pero en cambio no son demasiado partidarios del respeto a los demás.
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2 respuestas
Algunos votantes despistados de Podemos siguen sin darse cuenta que Podemos es el Bildu estatal (omito lo de español porque les provoca urticaria 😉 )
Pero lo peor de todo es que hay mucho votante del PP, y muchísimos del PSOE que todavía siguen sin enterarse.
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