11 mitos nacionalistas sobre Navarra desmontados

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Los vascones, un pueblo diferenciado de la CAV

Ya en la época romana, los historiadores diferenciaban a los vascones de sus vecinos várdulos, caristios y autrigones, que respectivamente ocupaban (aproximadamente) las actuales provincias de Guipuzcoa, Vizcaya y Alava. En todo caso los antiguos distinguían perfectamente a los vascones cuyas principales ciudades, según el historiador griego Estrabón, eran Pamplona y Calahorra. Posteriormente, ante el empuje de los vascones, los habitantes de la CAV se convirtieron en vascongados (o vasconizados).

Pamplona, una ciudad romana

Hablando de Pamplona, se trata de una ciudad fundada por los romanos en el año 74 AC como muestra de la temprana romanización de Navarra, muy superior a la de otros territorios vecinos. De hecho, la fundación de Pamplona y su constitución como importante emplazamiento militar supone una primera división del territorio vascón que queda profundamente romanizado al sur y alrededor de Pamplona en sus costumbres, lengua, religión y cultura. Los historiadores dudan siquiera que Pamplona se levantara sobre un emplazamiento vascón anterior llamado Iruña. Jaime Ignacio del Burgo, por ejemplo, recuerda en “Navarra. Pasado, presente, futuro” que la fundación de una ciudad por los romanos respondía a criterios urbanísticos muy reglados incompatibles con la pervivencia de otro núcleo urbano anterior. También señala que los historiadores romanos sí recogieron la existencia de ciudades vasconas que conservaron su nombre original como Calagurris, Oiasso, Andelo o Cara, cosa que no sucede con una hipotética Iruña. O que durante milenios Pamplona ha sido conocida simplemente como Pamplona sin que exista evidencia de un emplazamiento anterior llamado Iruña o según otras fuentes “Bengoda”. Pamplona es un hecho, Iruña un espectro.

Las Navas de Tolosa

El 16 de julio es el aniversario de la batalla más importante de la Reconquista. Según algunos analistas, la frontera entre España y Marruecos es la frontera mundial en la que existe una mayor diferencia económica entre ambos lados. Si se hubiera perdido la batalla de las Navas de Tolosa, esa frontera estaría en los Pirineos. Usted rezaría a Mahoma, no podría comer jamón ni beber cerveza. Se llamaría Hussein, Jamal o Benazir y quizá no podría salir a la calle sin ponerse un velo. Todo esto se decidió hace siglos a sangre y fuego, muy lejos de Navarra. Sin embargo, Navarra tuvo una participación decisiva en esa batalla. Lejos de la realidad la imagen de Navarra aislada, encerrada en sus fronteras, ajena a lo que pasaba en el resto de España. Romanizada y cristianizada Navarra, el choque frontal con el Islam refuerza en aquella época la idea de que la Reconquista y recuperación de la España cristiana es un requisito imprescindible para la paz, puesto que la paz es imposible con un frontera interna con el Islam. Un escudo de Navarra en un puente del siglo XIII en Jaén recuerda nuestra presencia en aquella batalla. Tanto hace (y más aún) que los españoles empezamos a tener un pasado común.

Escudo de Navarra en Jaén 

http://www.redjaen.es/francis/?m=c&o=60247&letra=&ord=&id=60254

El idioma común de Navarra era el romance

Desde mucho antes de 1512, cuando con el rey Teobaldo en 1238 se escriben los fueros, la lengua utilizado para redactarlos es el romance. No el latín como lengua culta ni la “lingua navarrorum” referida al vasco. Aunque un segmento de la población hablaba vascuence, como ahora,la lengua de uso común en la que se entendían generalizadamente los navarros, como ahora, y en la que redactaban sus leyes era ya entonces el “idiomate navarre terre”, el idioma de la tierra navarra, el idioma del Fuero General de Navarra, el romance.

Los burgos

El 8 de septiembre se celebra cada año en Pamplona el aniversario del Privilegio de la Unión en 1423, impuesto por Carlos III para poner paz entre sus habitantes. Hace nada más que 600 años, sólo 89 antes de la incorporación de Navarra a Castilla, los habitantes de Pamplona luchaban entre sí y vivían separados en barrios fortificados. Las masacres entre ellos era recurrentes (Quema de San Nicolás, 1222; Guerra de la Navarrería,1.276…) y cada uno de los barrios fortificados, o burgos, tenía sus propias normas, su propia cultura, su propio idioma y sus propias lealtades. Se odiaban a muerte y en sus enfrentamientos buscaban apoyos externos: en Castilla y Aragón los habitantes de la Navarrería y en Francia los de San Cernin. La historia de Navarra se comprende mucho mejor cuando entendemos que la primera página no se escribe en 1512.

Juego de tronos, o asesinatos e intrigas en Navarra antes de 1512

Alrededor de 1450, muy poco después de los hechos anteriores y muy poco antes de 1512, tuvieron lugar en Navarra nuevos sucesos sangrientos que desmienten otra vez la idea de Navarra como una Arcadia unida y feliz y explican en cambio la división de los navarros en los sucesos posteriores. En aquella época la reina era doña Blanca de Navarra, casada con Juan II conocido después como “el Usurpador”. Ambos tuvieron cuatro hijos: Carlos, Juana (que murió siendo una niña), Blanca y Leonor. Aunque el legítimo heredero del trono navarro era Carlos, el Príncipe de Viana, al morir la reina su marido Juan  usurpó el trono y tomó para sí la corona. Esto desencadenó una guerra civil en el reino cuyas consecuencias llegarían hasta 1512. De hecho, los partidarios del heredero legítimo eran los famosos beamonteses y los del usurpador los agramonteses. Lo cierto es que en esta pequeña historia ganan los usurpadores. El Príncipe de Viana es capturado y muere posiblemente envenenado. Su hermana Blanca, legítima heredera del trono navarro después de Carlos, también es encarcelada y envenenada por su propio padre y su propia hermana, que siendo la única hija superviviente queda como heredera. La última heredera legítima, Blanca, había nombrado sucesor en su testamento a Enrique IV, rey de Castilla, para evitar que la corona recayera en sus asesinos. Todo esto pasa antes de la incorporación de Navarra, muestra la crueldad de la época, explica por qué los navarros estaban divididos entre agramonteses y beamonteses, los cuales fueron perseguidos a partir de aquellas fechas, y por qué la mayoría, cuando se presentó la oportunidad, renegó de los reyes existentes y asumió como una liberación el incorporarse mediante un acuerdo como reino independiente a la corona de Castilla.

Quienes nos invadieron eran los vascos

Probablemente el capítulo más ridículo de la recreación nacionalista de la historia de Navarra es el de presentar los sucesos de 1512 como un conflicto entre vascos y castellanos, o el de incluir ikurriñas en aniversarios como los de Noáin o Amaiur en el bando de los navarros derrotados. Pues bien, el grueso de las tropas de Fernando el Católico lo componían vizcaínos, alaveses y guipuzcoanos. De haber estado la ikurriña en algún bando, siempre sería en el del “invasor” castellano. Uno de los exponentes más claros es la famosa Batalla de Velate en la que los guipuzcoanos, atacando al ejército franco-germano-agramontés en retirada, capturaron 12 cañones que pasaron durante siglos al escudo de Guipuzcoa. Es absurdo utilizar 1512 para vender bajo la ikurriña la unión de los vascos frente a los castellanos o para presentarlo como un conflicto entre los vascos y España. Guipuzcoa borró los cañones del escudo en 1979 en un vano intento de reconstruir la historia. El colmo de la alteración de la historia es que haya quien vaya a recordar a los derrotados de Amaiur o Noáin portando… ¡ikurriñas!

El alarde de Irún, o cómo celebrar en la CAV lo que se lamenta en Navarra

El Alarde de Irún conmemora la Batalla de San Marcial librada el 30 de junio de 1522. Esta batalla tuvo lugar, en el marco de las incursiones francesas apoyadas por Enrique II de Navarra, entre la Batalla de Noáin (1521) y la toma del Castillo de Maya (julio de 1522). La contradicción evidente es que el nacionalismo vasco lamenta en Noáin la derrota del mismo ejército franco-agramontés que la semana siguiente celebra con entusiasmo en el Alarde de Irún.

El mapa mítico

Los territorios dela CAV han dependido del rey de Pamplona o de Navarra en algún momento de su historia, o pertenecido en algún momento de su historia al Reino de Navarra, pero nunca a la inversa, al igual que muchos otros territorios y nunca de la forma en que aparecen en el mapa nacionalista. Vizcaya sólo ha pertenecido a Navarra dos veces: entre el 1029 y el 1076 y entre el 1123 y el 1134. Es decir, un total de 58 años en un reino milenario. Pero es que en esas mismas fechas también La Rioja estaba unida a Navarra o Navarra unida a Aragón, a pesar de lo cual son territorios omitidos arbitrariamente del mapa nacionalista.

Navarra independiente no existe en Francia

La incorporación de la Baja Navarra a Francia es un asunto mucho menos conocido que el de la incorporación a Castilla. La explicación de este hecho acaso sea porque la alternativa a la incorporación a Castilla no fue la independencia de Navarra sino la incorporación a Francia. Es evidente que no existe un estado navarro independiente al sur de Francia. La monarquía Navarra de los Foix sobrevivió en el territorio de Baja Navarra en la persona de Catalina de Foix, sucedida por Enrique II, Juana III y Enrique III en 1572. La figura de Enrique III resulta extraordinariamente relevante puesto que, siendo rey de la Baja Navarra, recayó también sobre su persona el trono de Francia. Todos hemos escuchado alguna vez la expresión “París bien vale una misa”. Pues bien, esta frase que ha pasado a la historia fue acuñada por Enrique III. Su madre y predecesora en el trono navarro, Juana III, se había convertido al calvinismo, imponiendo esta creencia como religión de estado a la Baja Navarra. Una imposición, por otra parte, contraria al sentimiento mayoritario de sus súbditos navarros y ejecutada a sangre y fuego. Una serie de circunstancias, sin embargo, convirtieron posteriormente a su hijo y rey de Navarra, Enrique III, en heredero al trono de Francia. En la tesitura de tener que mantener el calvinismo o hacerse católico para acceder a la corona francesa, ante caramelo tan goloso fue cuando pronunció la famosa frase de que “París bien vale una misa”, se hizo católico y reinó en Francia. La coronación de Enrique III de Navarra como Enrique IV de Francia, de facto, supuso la práctica incorporación de Navarra a la corona francesa. En cualquier caso, la unión de la Baja Navarra y Francia es indiscutible a partir de 1620 cuando el hijo y heredero de Enrique IV, Luis XIII, interviene militarmente en el Bearn-Baja Navarra al negarse el Consejo de Bearn (calvinista) a restituir la libertad religiosa. Muy posteriormente, en 1790, la llegada de la Revolución supuso además la reorganización administrativa de Francia, la creación del Departamento de los Bajo Pirineos y, más recientemente, el de los Pirineos Atlánticos, con la consiguiente disolución administrativa del antiguo reino navarro de ultrapuertos. Volviendo al principio, la alternativa a la incorporación a Castilla no fue la independencia de Navarra sino la anexión a Francia. Ni Francia ni España fueron los bastante fuertes como para mantener una posición más allá de su lado de los Pirineos.

La ikurriña, un invento de antesdeayer

La ikurriña, por su parte, se trata de una bandera creada de la nada en un café tan recientemente como en 1894 por los hermanos Luis y Sabino Arana. Inicialmente fue diseñada sólo para Vizcaya y sólo como bandera del PNV. Su fondo rojo refleja el color de la bandera vizcaína al cual, acaso por inspiración de la “Union Jack” británica, se le suman algunos elementos simbólicos como la cruz blanca y las aspas verdes, significando respectivamente la religiosidad de los creadores y una alusión a los fueros de Vizcaya a través del Arbol de Guernica. Siendo las comparaciones odiosas, se trata, sin embargo de una de esas curiosas ocasiones en las que, como en el caso de la URSS o la Alemania nazi, la bandera de un partido político concreto ha llegado a convertirse en la bandera de toda una población o incluso, como aspiración, en la de un estado. Fue adoptada en 1936 por el gobierno vasco y de nuevo en 1979 como bandera de la CAV. En Navarra es la bandera del nacionalismo vasco y carece de vinculación alguna con la historia de Navarra.

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5 respuestas

  1. Quizá tengan no poca responsabilidad los gobiernos de PSN y UPN que no han creído necesario impulsar en la población navarra (y del resto de España) el conocimiento de nuestra historia.
    La ikurriña empezó siendo un símbolo del PNV, no de las Vascongadas. Igual que la policía del PNV, que luego pasó a ser la Ertxainza, etc. Algo parecido pasó con los símbolos del partido de Hitler, luego pasaron al estado alemán.
    http://www.lebrelblanco.com/anexos/a0078.htm.
    ¿Y nadie conmemora el 500 aniversario (1512) de la incorporación de Navarra a la Corona de Castilla, León y Granada? ¿No se conmemora la entonces lograda «unión nacional» que dió nacimiento a España.
    http://www.lebrelblanco.com/anexos/teatro-monamour.htm No hay duda que en 1512 la entrada del duque de Alba y del conde de Lerín en Pamplona forzó por las armas un cambio dinástico, que, de no haberse hecho, la condesa de Foix, de Bigorra, señora de Béarn y vizcondesa de Nebouzan, Tursan, Gabardán y Marsan, a la sazón reina de Navarra, hubiera estado obligada por las leyes feudales a aportar su ayuda al rey de Francia Luis XII en las guerras de Italia. Allí Francia luchaba contra la Santa Liga en la que eran aliados del Pontífice Julio II los reinos de Aragón y de Castilla. De no haber sido destronada Catalina I, la guerra de Italia hubiera sido “importada” a Navarra por la vecindad de Castilla y de Aragón. Entonces sí que Navarra hubiera perdido su independencia de una forma mucho más violenta que la que ocurrió con el duque de Alba. Fernando el Católico evitó que Navarra cayera en la órbita de Francia, quedando incorporada en junio de 1515 a la Corona de Castilla, León y Granada. Con la muerte de Fernando el Católico 7 meses más tarde, se formó la Unidad Nacional y surgió ESPAÑA

  2. Todo lo descrito es correcto, pero eso ¿qué importancia tiene?

    Leoné lo ha dejado muy claro: el concepto político de euskal herria es más falso que un duro de plomo. Euskal herria hay que construirla para que exista, porque NO EXISTE. Todo lo cual no obsta, como bien decía ese señor, para que hagan un intento de que pase por verdad.

    Mañana el partido nacionalista de Cuenca podría usar una batalla ocurrida en la planicie de esta ciudad castellanomanchega para aducir una «personalidad nacional»

    Es absurdo… pero si pasan decenas de años y se instruye a los conquenses en la existencia de una Cuenca indómita que debe recuperar sus derechos perdidos en tal o cual batalla, se inventa una bandera, se modifica convenientemente la historia para dar una pátina de respetabilidad histórica al invento… ¡voila!, ya tenemos una Cuenca independiente.

    Pues eso es lo que tenemos aquí… Navarra es el próximo objetivo del nacionalismo, porque la CAV ya está conquistada y su minoría no nacionalista es fácilmente absorbible, como lo son los rusos en Letonia, los albanokosovares en Serbia o los serbios en Kosovo.

    Así funciona el nacionalismo. ¿He descubierto algo? ¡No!. La gente necesita referentes sentimentales para vivir, y la nación es uno de ellos. No pararán hasta que haya presidente nacionalista en el Gobierno de Navarra. Y al paso que van, no creo que haya que esperar más de diez años.

  3. Estoy de acuerdo con obabatarra. Un discurso académicamente impecable pero que ni alimenta ni da calor.

    ¿Alguien en el centro derecha navarro tiene un plan estratégico para revertir esto o vamos a seguir a golpe de ocurrencia?

    Un ejemplo: el RIAU RIAU ¿Su recuperación era una pieza más dentro de un plan general para ganar la calle o era una ocurrencia del señor alcalde, que ahora estará pensando “si lo llego a saber me callo”?

    Vamos mal…

  4. Es gracioso que se critique al nacionalismo vasco y sin embargo mayoritariamente se omita siempre lo que ocurre en el resto de España. Es decir, que si absurdo os parece esto, más absurdo sería crear una serie de comunidades autónomas que no tienen nada que ver con la historia y que sólo están para fomentar el poder caciquil, ya sea local ya sea de Madrid.

    Si,si, me refiero al desvaratamiento de lo que siempre se conoció como Castilla (la Vieja y la Nueva) y la paralela supresión de León (la región leonesa).

    Ni más ni menos que el 31 de julio de 1981 la UCD y el PSOE deciden, ellos solitos, con la ayuda y/o el consetiemiento del resto de formaciones, que el mapa territorial histórico y presente durante años debía ser modificado. Así pues, nos encontramos que de la noche a la mañana se crean los absurdos autonómicos de «La Rioja», «Castilla y León», «Cantabria», «Castilla la Mancha» y «Madrid».

    Pero es que el tema no es la creación de nuevos limites administrativos, sino que tras 30 años, la manipulación de la historia, de los libros de textos, de los datos en los museos,… hace que la gente de Salamanca «ya no sea leonesa, sino castellanoleonesa o directamente castellana», pero que para colmo, los que viven en Madrid sean «madrileños» y nunca hayan sido castellanos.

    Esa es la mentira que el españolismo ha creado pero que NADIE, o casi nadie se atreve a denunciar de una vez. Eso si, se puede hablar de los otros nacionalismo (vasco y catalán) pero del que nos imponen desde Madrid, NADA.

    Seamos serie y seamos claros: denunciemos las mentiras pero TODAS, no solo las que nos convienen.

    ¡¡¡Púrpura y plata!!!

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