Suele acusarse de “revisionista”, aludiendo a los negadores del holocausto, a quien en los últimos años trata de recordar las decenas de miles de crímenes cometidos durante la Guerra Civil por el bando republicano. Paradójicamente, los intentos de quienes son calificados como “revisionistas” no consisten tanto en negar los crímenes del bando nacional, sino de recordar los del bando republicano. Habría que considerar desde este punto de vista quién es el que realmente trata de negar sus propios crímenes y quién es por tanto el revisionista.
El reputado historiador Stanley G. Payne recordaba en las últimas horas, durante una entrevista concedida a Periodista Digital con motivo de la presentación de su último libro (La Europa Revolucionaria), que “Durante la Guerra Civil el único grupo marcado para el exterminio fue el clero”.
Efectivamente, hubo muchas personas que fueron represaliadas o reprimidas por la furia de uno u otro bando. Pero en rigor sólo hubo un colectivo respecto al que se buscó su completo exterminio. Este colectivo fue el clero católico.
En conjunto, se calcula (La persecución religiosa en España, Antonio Montero) que fueron asesinados el 12% de los religiosos españoles, el 13% de los sacerdotes y el 20% de los obispos. Comoquiera que la persecución tuvo lugar sólo sobre la media España republicana, los porcentajes lógicamente se disparan en las ciudades bajo control de este bando. En Lérida, el 66% de los miembros del clero fueron ejecutados, en Tortosa el 62%, en Málaga el 48%, en Menorca el 49%, en Toledo el 48%, en Madrid el 30%, en Barcelona el 22% o en Valencia el 27%.
4 respuestas
Esta es la diferencia entre Historia(con mayuscula) y la «memoria histerica » de los iluminados de Zetaparo
Pero qué malos que sois en NC, vais a ganaros a pulso una reprimenda del CAC foral. Cómo podéis negar que las fuerzas de progreso en la maravillosa II República lo único que hicieron fue salvar a las clases trabajadoras de la opresión a la que la tenía sometida la alianza secular entre el fascismo y el oscurantismo clerical. Para muestra una lección de talante, la que les dieron a los claretianos de Barbastro http://www.mercaba.org/santoral/agosto/13_martires%20claretianos%20de%20barbastro.htm en cuya diócesis se «eliminó» a más del 90% de los sacerdotes. Ya lo dijo Companys en 1937: «¿curas? de eso en Catalunya no queda». Talante señores de NC, talante y progreso.
Muy cierto. No voy a ser yo quien cante a la II república (y menos a la I, indebidamente olvidada, porque nos recuerda quienes sómos los españoles, y cual es nuestro tradicional modo de obrar en política cuando esatmos en libertad).
Don Stanley tiene razón… durante la guerra. Luego, ya sabemos quién encarceló y pasó por las armas a cuantos cientos de miles de quienes.
NO vale una cosa por la otra. Ni «justicierismos» de ninguna clase. Los españoles tenemos que sentir profundísima vergüenza, misericordia y perdón por nuestros abuelos. Por todos. Como los alemanes por los suyos de 1933 a 1945. Seguro que hubo gente heróica, o perdida, o atrapada en un conflicto inhumano. Como pueblo, como país, como convecinos, como cristianos, como tradicionalistas, como progres, como socialistas, como republicanos, como españoles/as nos fallamos miserablemente, lamentablemente, dolorosísimamente.
Tenemos que leer nuestra historia sin ánimo de revancha ni «y tu peor»; sin caer en las trampas de los caínes que buscan azuzar la pasión.
Yo les animo a todos a mirar atrás compasiva, inteligentemente, y hacia delante sin acudir a la llamada de la desconfianza, el miedo y el odio que laten tras estas polémicas.
Nos lo debemos a nosotros mismos, para vivir en paz y sin miedo; se lo debemos a la memoria de nuestros pobres abuelos y padres para que descansen en Paz; se lo debemos a nuestro querido país, y sobre todo, se lo debemos a nuestros hijos.
Viva España, coño.
Estoy completamente de acuerdo con spurgus.Hemos sido un país cainita y esperemos que las lecciones del pasado nos sirvan para el futuro. Quien no conoce la historia está condenado a repetirla, como dijo Nieztche (o como se escriba). Que nunca se vuelva a repetir el odio, la intolerancia, los asesinatos, los excesos, etc. España no se merece esto y las generaciones futuras tampoco.