Juan Ramón Quintás, presidente de la CECA, auguró el año pasado que el sistema financiero español (bancos y cajas) podría tener pérdidas operativas durante los años 2.010 y 2.011. Pues bien, los datos hechos públicos por la CECA muestran que en el primer trimestre del 2010 ya hay seis cajas que han entrado en pérdidas operativas; es decir, si se excluyen los ingresos extraordinarios. Las seis entidades en esta situación son: Caja Castilla la Mancha, la Caja de Guadalajara, CAM, Caja Sur, Caixa Galicia y… la Caja de Ahorros de Navarra.
Concretamente, la cuenta de pérdidas y ganancias consolidada pública muestra que el resultado de la actividad de explotación arroja pérdidas por valor de 6.789.000 euros. Como decíamos, la CAN se convierte así en una de las seis cajas de ahorro españolas con pérdidas operativas. De cumplirse las previsiones de Quintás, es probable que su número vaya aumentado conforme avance el año. Bien es cierto que el resultado de la CAN ofrece en la parte baja de la cuenta un beneficio de 36 millones de euros. Sin embargo, este resultado positivo se explica por los 44,16 millones extraordinarios anotados como venta de activos.
Sería injusto no reconocer que la CAN no es sino un actor más, ni el más importante ni el más atribulado, en el gran drama de las instituciones financieras españolas. Un drama que, por otra parte, arroja un poco de luz sobre la poco explicada necesidad de las fusiones frías y la reforma del sistema financiero, o sobre la grave situación de la economía nacional que estamos atravesando. La paradoja en la que estamos encerrados es que, si se nos explica toda la verdad a los ciudadanos, podríamos dejarnos arrastrar por la desconfianza y el pánico; pero si no se nos explica, tampoco entendemos la necesidad de ciertas reformas y sacrificios, o de ciertas llamadas intempestivas que provocan cambios súbitos. Lo injusto para la gente es cuando la verdad que ignoran los ciudadanos la conocen de sobra los mercados y aún así nos la siguen ocultando.
Respecto a lo que nos toca aquí cerquita, les dejamos con las cuentas de la CAN publicadas por la CECA para que saquen ustedes sus propias conclusiones.
Un comentario
Hace algún tiempo, escribí, aquí, que la crisis se notaría en Navarra más tarde que en otras CCAA, aunque posiblemente tardaríamos más en salir (y no por culpa de nuestros «gobernantes regionales») y quizá fuera más intensa, pero que lo haríamos con fuerza gracias a las buenas prácticas de gobierno anteriores ¡a las que volveremos! (renunciando al incremento último del gasto público no productivo) y a que pronto surgirían iniciativas privadas sin ánimo de lucro para la formación de personas cualificadas en los niveles y sectores con más futuro en la segunda mitad de esta década. Subrayo “iniciativas privadas sin ánimo de lucro” sencillamente porque las públicas “exigen” edificios, planes de estudio oficiales, BON, funcionarios “nivel A, B, C, D” (sic) y/o personal contratado: en definitiva, mamotretos integrados por gentes con dificultades (quizá bloqueadas por la ayuda de un montón de “liberados”) para atisbar el futuro y formar a personas sin aversión al riesgo y propensión a la innovación.
Mientras, no esperemos nada de la Administración General del Estado, porque está quebrada; no es cosa de Pepiño, perdón, de D. José Blanco (¿saben a cuántos días paga a sus proveedores Osusanbidea y a cuántos el resto de los Servicios de Salud, uno a uno? ¿saben porqué Revilla ha montado el pollo del AVE? ¿será porque las prótesis no llegan a Valdecilla y/o porque pagan los fármacos, las vendas, etc., casi a 700 días … casi como el Servicio Andaluz de Salud y/o la Conselleria de Sanitat de la Comunitat Valenciana?) y siempre aprovechando esos otros asuntos diversos y muy puntuales que tanto nos están ayudando (como el Polo: ayudas de Merkel a los últimos Polos de la serie anterior y éxito del nuevo; e incluso las renovables, singularmente el pufo las fotovoltaicas: … es que hay negocios para «listos» que no van … lo siento) en la transición entre la vieja economía y la nueva.